Luego del atroz ataque contra miembros del Ejército en Norte de Santander, donde masacraron, prácticamente en estado de indefensión, a nueve soldados, el ELN ha tratado de buscar cualquier tipo de excusa para justificar un ataque de este tipo, pero cada explicación termina siendo más cínica y descarada que la anterior.

Los hechos, según se pudo establecer, ocurrieron pasadas las 3:00 a. m. del 29 de abril, mientras los hombres adscritos a la Segunda División del Ejército descansaban en la zona de alta conflictividad, pues en la zona región operan no solo el ELN, sino también las disidencias de las Farc de Iván Márquez, conocidas como la Segunda Marquetalia y las de Iván Mordisco, llamadas Estado Mayor.

El ataque del ELN dejó nueve soldados muertos | Foto: Vanessa Gonzalez/NurPhoto

Este ataque ha sido rechazado por todos los sectores sin importar la línea ideológica, pero el grupo guerrillero, sin entrar en razón, sigue lanzando justificaciones al aire. Una de las más absurdas, sin duda, fue la entregada este lunes, en el editorial de la Revista Insurrección, medio de comunicación del Comando Central del ELN.

En el texto, los elenos aseguran que estos hechos “nuevamente exponen a la luz el perverso enfoque que tiene la doctrina de seguridad y como está al servicio de los intereses transnacionales y no de todos los colombianos”.

El grupo guerrillero justifica, además, este ataque en que los soldados asesinados “tenían como función velar por la seguridad de una empresa privada, es decir, el Estado al servicio del interés particular de los emporios del sector de los hidrocarburos”.

Y posteriormente, responsabilizan de lo sucedido a la administración de Gustavo Petro por enviar a jóvenes que prestan su servicio militar a zonas de guerra.

“Por otro lado, 7 de los fallecidos estaban prestando su servicio militar, por tanto, eran reclutas inexpertos llevados a una clara línea de confrontación, contrario a lo que dijo Petro tiempo atrás”

Desde que inició el proceso de negociación con el Gobierno, el ELN no parece tener más que un propósito: torpedear el proceso, con sus ataques criminales, sus constantes críticas a la administración de Gustavo Petro y sus declaraciones altisonantes que siembran dudas en los colombianos sobre los reales propósitos de esta organización.

La Fundación para la Libertad de Prensa, Flip, rechazó las amenazas hechas por el vocero del ELN, Antonio García, contra las periodistas Vicky Dávila, directora de SEMANA, y María Alejandra Villamizar. | Foto: Composición/SEMANA

Así quedó claro la semana pasada, cuando Antonio García, máximo jefe de esta organización ilegal, amenazó a las periodistas Vicky Dávila y María Alejandra Villamizar.

García dijo en sus redes sociales: “A María Alejandra Villamizar @MariaAlejaVM se le subió @VickyDavilaH a la cabeza. Los dolores duelen igual en ambas partes, por eso debemos respetarnos”.

A esto se suma el amedrentamiento de parte de este grupo ilegal contra comunidades en Arauca y Chocó y el secuestro del sargento del Ejército, Libey Danilo Bravo.

Además del cautiverio del uniformado, ha causado indignación la forma en la que este grupo ha tratado de justificar que siga acudiendo al secuestro. Aseguran que es su “derecho”.

Según el editorial de la Revista Insurrección, escrito por el Comando Central del ELN, el secuestro del sargento se dio “dentro de nuestro derecho a la defensa”.

Junto a sus acciones criminales, el ELN se ha caracterizado por sus declaraciones destempladas y doctrinarias.

Por ejemplo, la semana pasada, el grupo guerrillero mostró su molestia por este acuerdo y señaló que “debemos apoderarnos del Estado en su totalidad”.

Junto a sus acciones criminales, el ELN se ha caracterizado por sus declaraciones destempladas y doctrinarias.

“Si queremos cambios estructurales debemos apoderarnos del Estado en su totalidad, de lo contrario tan solo serán una utopía y solo la sociedad organizada logrará los cambios que necesita el país”, apuntó la organización.

Los mensajes del ELN no van dirigidos solo contra las políticas del Gobierno, sino contra el propio proceso de paz, lo que ha sembrado las dudas sobre el real compromiso de esta guerrilla con la negociación.