Emmanuel Rojas, el hijo de la exsecuestrada Clara Rojas, habló con SEMANA en una extensa entrevista donde se refirió a qué ha ocurrido con él en estos 20 años, desde que el país conoció que había nacido en medio de la selva, durante el cautiverio de su madre por parte de las Farc.
El joven estudiante de derecho es prudente para hablar, pero aceptó dialogar sobre todos los temas, entre ellos, su padre. Él, en realidad, es tranquilo, está feliz viviendo con su madre y, según contó a este medio, no ve necesario preguntarse por la suerte que corra su padre.
“¿Ha tenido algún acercamiento con su familia paterna, ha conocido primas, tíos o tías?”, le preguntó SEMANA y él respondió: “No, no he tenido ningún tipo de acercamiento”.
“En redes sociales especulan mucho sobre la suerte de su padre, ¿le da rabia que jueguen con los sentimientos de las personas?”, le añadió la revista. “Las personas tienen la libertad de expresarse en las redes sociales, no me incumbe lo que escriban o lo que hagan, no tengo sentimientos fuertes al respecto”, manifestó el joven.
¿Le hubiera gustado conocer a su padre?, insistió SEMANA.
“Estoy felizmente viviendo con mi madre, por lo que nunca me había planteado la idea de conocer a mi padre y tampoco lo veo necesario”, dijo.
¿Cómo se imagina a su padre?, añadió SEMANA. “En realidad, nunca me había planteado conocerlo por lo que tampoco me he detenido a pensar cómo sería mi padre”, expresó.
Clara Rojas también opinó sobre el tema y fue mucho más tajante: “Decidí hace mucho, no hacer ningún comentario sobre ello”.
Del padre de Emmanuel Rojas se ha especulado bastante. Incluso, Martín Sombra, el excarcelero de las Farc, habló de un guerrillero que, según él, falleció en medio de la guerra. También lo dijo el reconocido y fallecido periodista Jorge Enrique Botero en su libro Últimas noticias de la guerra.
El tema no le preocupa a Emmanuel, un joven que se crio admirando la valentía de Clara, una docente de derecho que lo ha acompañado y lo ha protegido desde que nació. Y, posteriormente, cuando se volvió a reencontrar con el pequeño a sus tres años en un hogar de atención del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.
A Emmanuel no le gusta la figuración, porque es un niño que se ha formado estudiando y alejado de las cámaras de los medios que siempre han querido indagar cómo está el joven del que el país conoció en medio del secuestro de su madre.
“Mis primeros recuerdos se remontan a Fana (la Fundación para la Asistencia de Niños Abandonados) donde estuve tras salir de la selva, es un hogar de acogida que recibe a varios niños. Recuerdo un campo de basquetbol, la hora del recreo, éramos muchos niños que jugábamos y coincidimos en el desayuno y cuando veíamos películas. Es un hogar de adopción en Suba, Cundinamarca, donde estuve después de la selva. Yo me divertía, había una piscina de pelotas, incluso, estuve allí la última noche, antes de decirle adiós a este sitio”, recordó Emmanuel.
Por su parte, la excongresista Clara Rojas, también recordó esos primeros momentos con su hijo: “Cuando a mí me liberan en ese sitio nos reencontramos. Fue un momento lindo. Me entregaron en Caracas, gracias al presidente Álvaro Uribe, quien estaba en permanente contacto conmigo y mi mamá; la entonces directora del ICBF, Elvira Forero, estaba pendiente de Emmanuel. Me recibieron en Catam y me dijeron que apenas llegáramos íbamos a recoger a Emmanuel”.
Contó que “en Fana nos ubicaron en una sala, en este sitio los niños siempre esperan el encuentro con sus nuevas familias. Recuerdo la imagen de la Virgen al lado de nosotros, estábamos tan emocionados por conocer a Emmanuel que nos arrodillamos a llorar de la emoción con mi mamá y mis cuatro hermanos. Fue una escena linda. Cuando llegué me dijeron que el niño estaba almorzando y pedí que lo dejaran comer. Y de repente lo vi entrar caminando”.
Finalmente, narró que “era un chico lindo, venía caminando, tenía tres años y medio y me dio un fuerte abrazo, fue muy emocionante. Estaba diferente, una cosa era bebé cuando lo vi en la selva y en ese momento ya había cambiado físicamente y estaba caminando. A mí me habían dicho que estaba grande y a él también lo habían preparado. A él, tres días después de mi liberación, le permitieron ver las imágenes de lo que estaba pasando. Le mostraron quién era su mamá”.