Antes de comenzar quisiéramos referirnos a una palabra sencilla, pero fundamental para poder entender en dónde estamos y para dónde vamos es que a través de nuestro activismo social y de estar en muchos eventos en representación de las Víctimas debemos aprender una derivación de nuestro castellano aprendido de nuestros mayores, y es una nueva modalidad que se ha venido imponiendo desde finales de siglo pasado y con mayor énfasis en el presente siglo, el bilingüismo de “yo aprendí hablar Zurdo”.

Y hablar Zurdo es entender que es lo que están diciendo nuestros interlocutores con ideologías afines de la izquierda socialistas comunistas. Pues ellos, de una forma muy sutil, sin que nosotros entendamos el fondo de lo que quieren decir -diríamos leer entre líneas- nos van colocando frases, palabras que nos endulzan nuestros oídos, pero que en el fondo están en contra de nuestros principios o en nuestros valores o en contra de lo que representamos.

Con esto queremos decir que el Informe Final que presentó la Comisión de la Verdad está escrito en Zurdo. El idioma Zurdo no es solamente una expresión, un escrito, sino que es una narrativa constante que se repite y se repite partiendo de una falsedad para convertirse en una verdad, están bien escrito, dibujado, trasmitido por aquellas representaciones, obras de teatro, murales, trasmedias, etc., en el cual se va imponiendo una nueva narrativa que va calando poco a poco en la mente de cada una de las personas que la están recibiendo y la está transformando sin que se dé cuenta su forma de pensar inicial. A eso lo llamamos posverdad.

Carlos Ospina. Excomisionado de la Comisión de la Verdad. | Foto: Nicolas Linares

Pero centrémonos en las recomendaciones, estas recomendaciones se pueden analizar en una transversalidad de seis pilares, los cuales componen una sociedad o una nación o un Estado y que coincidencialmente son el Plan de Gobierno del presidente Petro y confirmado en su Plan Nacional de Desarrollo y las diferentes iniciativas legislativas de reformas a leyes o constitucionales.

El primer pilar tiene que ver con el análisis del territorio, cómo se compone el territorio colombiano; de acuerdo con el Informe Final (IF), es un territorio de multinaciones o multipueblos, compuestos por los pueblos indígenas, afros, negros, palenqueros, raizales, Rrom o campesinos ubicados en las Zonas de Reserva Campesina (ZRC), Veredales o Territorios Campesinos o Comunitarios, ya aprobadas o por aprobar. Así mismo, por los diferentes Centros Poblados, Municipios, Departamentos o Distritos Especiales, pero la recomendación es hacer una nueva división territorial que se ajuste a las costumbres, a la población, a las dinámicas económicas de cada territorio, a las personas que viven en ellas, es decir volver a repartir a Colombia. Para ello se propone crear nuevos Departamentos, nuevas Regiones y darle la dinámica a estas Naciones o Pueblos ya descritos anteriormente.

El segundo pilar tiene que ver con la población y, como lo hemos dicho antes, así como hay territorios multinacionales, hay población multiétnica. La recomendación es que se reconozca a estas poblaciones en una forma que tengan autonomía política, económica, judicial, y con fuerza de tomar decisiones dentro de su territorio ya descrito anteriormente.

Sebastián Pacheco Jiménez | Foto: Revista Semana

El tercer pilar tiene que ver con la normatividad que va a regir a estos territorios y poblaciones que las incorporan, serán unas leyes o normas que las rijan de acuerdo con sus costumbres, sus arraigos, sus tradiciones y lo que la población en sí determine. Para dar cuerpo a estas nuevas leyes que van a regir estos territorios y esta población, se propone crear o adelantar un gran diálogo territorial para llegar a un Acuerdo Nacional, es decir, una Consulta Previa, una especie de Plebiscito, o una serie de Asambleas Territoriales para recurrir al Constituyente Primario para que se exprese sobre qué tipo de nación quiere que lo rija. Lo cual, dicho de cualquier forma, desembocaría en una constituyente para refundar la nación.

El cuarto pilar tiene que ver con la justicia para hacerla cercana a la población, efectiva y pronta, y esta justicia se basa en la Justicia Comunitaria, en la Justicia Territorial, en la Justicia Indígena, en la Justicia Cimarrona, en la Justicia Campesina, con predominio sobre la Justicia Nacional u Ordinaria, quienes repartirían o tendría jurisdicción sobre los componentes territoriales o poblaciones en cada uno de estos territorios, añadiendo que las Juntas de Acción Comunal o Comunitaria y los Jueces de Paz conocerán preferencialmente los delitos cometidos en su territorio. La Justicia Nacional u Ordinaria serán para las ciudades y los demás territorios no incluidos dentro de estas jurisdicciones especiales.

El quinto pilar está soportado por la Seguridad y la podremos llamar Seguridad Humana como el concepto integral de seguridad propuesto por la ONU, pero en versión Colombiana centrada en el individuo y no en las Fuerzas Militares y de Policía junto a sus capacidades bélicas ofensivas o disuasivas. Entonces los respondientes territoriales serán las Guardias Indígenas, Cimarronas, Campesinas, Territoriales, y a nivel Departamental las Guardias Departamentales y Nacionales. Por eso se recomienda no más armas para la guerra, supresión del Esmad, reforma a fondo del carácter militarista de la Policía Nacional, sacándola del Ministerio de Defensa y adscribirla por ahora al Ministerio de la Política o del Interior, para que en un futuro muy próximo se pueda municipalizar la Policía, quitándoles toda jerarquía y verticalidad en su mando. Reforma a fondo de las Fuerzas Militares de la Doctrina de Seguridad Nacional, del enemigo interno, supresión de toda Mística Militar, valores y Unidad de Cuerpo de la FFPP (eso hizo posible que se realizaran los “falsos positivos” y no se hiciera una investigación pronta y profunda sobre ello).

Gustavo Petro con el documento del Plan Nacional de Desarrollo en sus manos. | Foto: Semana

El sexto pilar corresponde a la Soberanía, la cual debe ser garantizada por unas Fuerzas Militares respetuosas de los Derechos Humanos y capacitadas en su papel de salvaguardar e integrar armónicamente con los países vecinos sus fronteras, para convertirse en unas FF. MM. que garanticen la Soberanía Bolivariana Regional y Hemisférica.

Por lo tanto, Colombia ha padecido una “Violencia Estructural” “o una nación nazista” desde el Estado y sus gobiernos, que ha impedido que el pueblo de Colombia tenga paz y el desarrollo en su vida republicana, en cierta forma niegan ahora que en Colombia existió un Conflicto Armado Interno No Internacional (CANI), lo cual les permite al pueblo ejercer su “Derecho a la Rebelión” como sujeto agredido y violentado por un Estado ilegítimo y dictatorial, “esta violencia la han irradiado desde el Estado, los empresarios, sectores económicos, el Ejército en alianza y apoyo con los paramilitares y el narcotráfico”, por lo cual requiere un profundo cambio a nivel nacional y territorial, es decir es necesario refundar la Nación mediante un “Acuerdo Nacional” (Constituyente), siendo el Diálogo Territorial la vía para lograrlo.

El presidente Gustavo Petro. | Foto: César Carrión - Presidencia

Lo que ha salido a la luz pública es lo más irrelevante y conciliador con los sectores de izquierda y el adormecido pueblo colombiano, lo importante es lo que está escrito en Zurdo (In between the lines) y es fundamental para la supervivencia del país como lo conocemos y el fortalecimiento de la democracia, la libre empresa y la libertad de los colombianos.

Y el Plan de Gobierno de Petro lo viene adelantado e implementando ya en algunas formas abierto y agresivo, y en otras muy sutiles y ladinas, pero lo va a cumplir.