El nivel de polarización en Iberoamérica ha crecido casi un 40 % en los últimos cinco años, y cada año más personas participan de conversaciones polarizantes en redes sociales. Desde la llegada de la pandemia, el nivel de involucramiento o en conversaciones polarizantes crece a niveles de 8 % al año en Iberoamérica y hasta 15 % en EE. UU.

Así lo concluye el informe ‘The Hidden Drug: Un estudio sobre el poder adictivo de la polarización del debate público’, que utilizando técnicas de Big Data e Inteligencia Artificial analizó la conversación de los últimos cinco años en Iberoamérica y Estados Unidos, procesando más de 600 millones de mensajes en redes sociales, durante los últimos cinco años.

Fernando Nieto Morales, docente de la institución Universitario Colegio México, uno de los que participó en la investigación, explicó en SEMANA que en buena medida, la polarización, que tiene efectos devastadores para las democracias, se ha incrementado por el uso de redes sociales y se atrevió a dar una salida bastante polémica: “hay que regular las redes sociales”.

SEMANA: ¿Por qué se ha exacerbado la polarización en la región?

FERNANDO NIETO (F.N.): La polarización no es un fenómeno nuevo, lo hemos venido rastreando en América Latina desde el año 2000. Pero creo que hay tres factores que han contribuido a una mayor polarización. El primero tiene que ver con las redes sociales, que se han convertido en un ámbito en el cual parte de la discusión política se realiza y esto implica que esta discusión está sujeta a las dinámicas de estas plataformas, porque se crean burbujas entre las comunidades.

La polarización ha crecido 40 % en los últimos cinco años

El segundo elemento es el aumento en la desigualdad en la región, eso genera una condición de mayor división social entre los que ganan y los que pierden en un sistema social. Y también tiene que ver con el surgimiento de nuevos movimientos políticos que se han alimentado de una retórica de una división de personas, la élite y el pueblo, por ejemplo, y han apostado por una estrategia plantada en la polarización.

SEMANA: ¿Los líderes políticos se alimentan de la polarización? ¿Para ellos es conveniente incentivarla?

F.N.: Sí, sin duda. Esto tiene que ver con que en un entorno polarizado lo mejor pueden hacer los actores políticos es seguir polarizando, eso les permite ganar elecciones pero tiende a incentivar ciclos de polarización, lo que hace que se vaya vaciando el centro político. La apuesta hoy en día es la exclusión de los otros y eso tiene que ver con los autoritarismos.

SEMANA: ¿Cuál es el antídoto de la polarización?

F.N.: Aún no lo hemos ubicado. Pero podríamos explorar tres ámbitos para llegar a soluciones. El primero es recuperar los espacios de diálogo, en buena medida los medios tradicionales han alimentado una dinámica de polarización, de división, es muy típico que se sienten dos puntos de vista como si fueran los únicos puntos de vista, como si solo hubiera dos campos.

También es importante pensar en regular las redes sociales, son espacios con dinámicas específicas, es un error pensar que las redes sociales son libres, no son la plaza pública, son empresas que tienen dinámicas específicas relacionadas con su producto y el servicio que venden y como cualquier otro mercado deberían ser regulados.

Lo otro es apostarle a una nueva pedagogía democrática, en la que aprendamos de nuevo a escuchar a las otras personas. Seguir a personas con las que no estamos de acuerdo.

Las redes sociales generan una adicción similar a una droga tipo C | Foto: Getty Images

SEMANA: ¿Cómo se podrían regular las redes sociales?

F.N.: Por ejemplo, lo vemos en la discusión sobre Twitter, Elon Musk lo compró porque dice que quiere defender la libertad de expresión, quiere que no haya una regulación de los discursos de odio. Lo que tendríamos que preguntarnos como sociedad es si en efecto queremos que estos discursos estén andando libremente en las redes sociales o si el Estado debe tomar cartas en el asunto para decirle a estas empresas que hay ciertos mensajes que no pueden transmitir libremente, como aquellos que tengan mensajes de odio o que alimenten la violencia en contra de un grupo. Esto tiene que estar regulado, debe haber elementos de política pública que limiten estos mensajes. ¿Es deseable que los niños estén expuestos desde el principio a todo tipo de mensajes en las redes? Como cualquier otro servicio, como cualquier otro producto que es altamente adictivo, quizá valdría la pena pensar en regular estos servicios.

SEMANA: ¿Las redes sociales generan adicción?

F.N.: La adicción a las redes sociales alcanza en determinados casos el rango de droga: una droga escondida tras la aparente normalidad del uso de estas plataformas digitales.

Esta adicción a las redes, y en especial a contenidos polarizantes, genera, tanto en las personas como en la sociedad, síntomas similares a los de una droga tipo c. Síntomas que pueden ser la pérdida de control, la absorción a nivel mental o la alteración grave del funcionamiento diario de la persona.