“Es un hecho”, dijo el canciller venezolano Carlos Faría con referencia al restablecimiento de la relación entre Colombia y Venezuela. Después de cuatro años de ruptura total, el presidente electo Gustavo Petro, representado por su canciller designado, Álvaro Leyva, volvió a tender un puente entre Bogotá y Caracas.
El designado canciller colombiano viajó hasta San Cristóbal, capital del estado Táchira, para reunirse con dos fichas del régimen de Nicolás Maduro cruciales en la relación entre Colombia y Venezuela: Freddy Bernal, gobernador del territorio fronterizo con Norte de Santander, y Faría, quien será su homólogo después de la posesión presidencial.
Después de las llamadas telefónicas entre Petro y Maduro, se trata de la primera gran reunión entre delegados de ambos gobiernos y la conclusión es clara: existe voluntad y el 7 de agosto se normalizará la relación entre ambos países.
El encuentro se llevó a cabo en el Palacio de Los Leones, sede del gobierno del Táchira. En la sala, adornada con un cuadro de Nicolás Maduro, se sostuvo una amigable conversación en torno a las oportunidades y problemáticas que comparten ambos países.
Después de la conversación entre homólogos, los dos firmaron una declaración conjunta en la que sellaban el compromiso para sacar adelante una “normalización gradual de las relaciones bilaterales”.
Luego de finalizada la reunión, Leyva leyó ante los medios de comunicación lo pactado entre las partes. En el documento, los funcionarios “han reafirmado los lazos históricos de hermandad, complementariedad y cooperación que unen a nuestros pueblos”.
También se conoció que tanto Gustavo Petro como Nicolás Maduro nombrarán embajadores y demás funcionarios para asentar misiones diplomáticas en los respectivos países.
“Los cancilleres expresaron su voluntad de avanzar en una agenda de trabajo para la normalización gradual de las relaciones binacionales a partir del próximo 7 de agosto, con el nombramiento de embajadores y demás funcionarios diplomáticos y consulares”, leyó el ministro designado.
Esto lo reiteró Faría: “Hemos acordado el establecimiento, una vez que llegue ese momento, inmediato de los embajadores que van a representar a nuestros países. A todos los equipos que deban estar trabajando en los diferentes consulados, tanto los que representan a Venezuela como a Colombia”.
A su vez, se habló de una “apertura gradual de la frontera, aspecto que va a beneficiar de manera directa e inmediata a nuestros pueblos”.
Tocó el tema de los beneficios comerciales de la apertura de la frontera, pero también hizo énfasis en el restablecimiento “de relaciones de respeto, entendimiento, solidaridad y complementariedad de nuestros países, tal como, en su momento, el comandante Hugo Chávez lo inició”.
Desde la llegada de Iván Duque al poder se perdió el respeto y el decoro en la relación entre Colombia y Venezuela. El deterioro importante ocurrió en 2019, cuando el presidente colombiano, acompañado por el Grupo de Lima, lideró una dura ofensiva diplomática en contra de Nicolás Maduro.
Incluso, el mandatario colombiano alcanzó a decir que al líder del régimen le quedaban “pocas horas” en el poder, declaración que terminó jugando en contra de Duque.
“Y en defensa de la legalidad, desde el primer día dije que Colombia no tiene ningún espíritu belicista, pero tenemos que actuar con un cerco diplomático, con una reacción vigorosa de la comunidad internacional, a la dictadura de Venezuela le quedan muy pocas horas”, dijo en 2019.
Maduro, por su parte, no dudó en romper relaciones con Colombia y ordenar que sus diplomáticos dejaran el país. Lo que siguió después de eso fue una convivencia tormentosa, en la que el líder venezolano insultó a Duque en varias ocasiones.
Con Gustavo Petro, se espera una relación más cercana y fraterna con el país vecino. Por otro lado, el rechazo al régimen de Venezuela y la colaboración internacional para que se logre un proceso democrático con garantías se debilitará.