El embajador de Palestina en Colombia, Raouf Al Malki, está contra las cuerdas. Una explosiva denuncia, en árabe y en español, fue enviada al Fondo Nacional Palestino por su mano derecha, la cónsul Rim Kanaan, en la que se detallan maltratos laborales, malos manejos de dineros, derroche, falsificación de firmas y demoras injustificadas en las entregas de las ayudas humanitarias a la franja de Gaza.
SEMANA accedió en exclusiva a ese documento, de 30 páginas, con fecha del pasado 19 de octubre, que ha encendido las alarmas sobre las actuaciones de Al Malki, quien desde hace nueve años dirige la delegación diplomática palestina en Bogotá. Kanaan, en diálogo con este medio, amplió los señalamientos en contra de su jefe, con quien ha trabajado en los últimos cinco años.
Según ella, él se “aprovecha” de su nexo familiar con el canciller de la Autoridad Nacional Palestina, Riyad Al Malki, quien es su hermano y reside en Cisjordania.
La carta de la cónsul Kanaan fue enviada a Palestina días después del ataque terrorista de Hamás contra Israel en la franja de Gaza. Pero sus denuncias no tuvieron eco.
Kanaan acusó al embajador Al Malki de ser un maltratador. Señaló que los “gritos”, los mensajes subidos de tono, las “amenazas” y los regaños desproporcionados en su contra han sido constantes. Asimismo, afirmó que Al Malki le ha asignado funciones no acordes con su desempeño como cónsul.
Un audio en poder de SEMANA deja en claro las airadas reacciones del embajador Al Malki en contra de la cónsul. “Yo le puedo decir lo que a mí me da la gana. ¿Me entiende? Y deje de hablarme así. Es la última vez que yo le permito que hable de esta manera, ¿sabe?”, le dijo el diplomático a la mujer, el pasado 24 de agosto.
Ese día, agobiada por los maltratos, Kanaan estalló. Habló con el embajador y le expresó su cansancio por la sobrecarga laboral. “Mire, embajador, si no le gusta mi trabajo, entonces pida mi traslado y ya está, se acabó. Luego, ante todo, yo también soy un ser humano y merezco respeto. Y de verdad, ya me harté de sus manipulaciones, su acosadera y que me recargue todo el trabajo a mí sola”, le reclamó Kanaan.
Según la cónsul, el embajador palestino en Colombia ha promovido en su contra ataques misóginos y machistas que han repercutido en su salud mental. “Todo esto generó que entrara en una fase de depresión, durante un tiempo estuve bajo tratamiento psicológico”, aseguró la mujer a este medio.
El atropello subió de decibeles luego de la discusión de agosto. La cónsul relató que le cambiaron las claves de su computador y le retiraron elementos de trabajo. Cuando ella le preguntó al embajador por lo que pasaba, según dijo, él le respondió que no iba a ejercer su rol como cónsul. Sin embargo, hasta ahora, Kanaan no ha sido notificada oficialmente de haber sido removida de su cargo.
Falsificación de firmas
Una de las denuncias más delicadas contra el embajador Al Malki es que supuestamente habría falsificado firmas y documentos de renuncias de funcionarios de la embajada palestina en Colombia con el fin, presuntamente, de quedarse con dineros de salarios y honorarios de esos trabajadores. La cónsul explicó que algunas personas fueron desvinculadas en una fecha y, a pesar de la firma de esas decisiones, el embajador, presuntamente, habría redactado después otro documento con una fecha distinta.
Según el grave señalamiento de Kanaan, el objetivo era seguir cobrando los salarios que gira el Fondo Palestino a la embajada en Colombia. La gran pregunta que ella se hace es a dónde han ido a parar esos dineros.
SEMANA tuvo acceso a uno de los casos que menciona la cónsul. Se trata de una mujer que terminó su vinculación laboral con la embajada palestina en el 2017. Sin embargo, hay un documento, al parecer falso, que señala que ella se retiró en 2023, es decir, seis años después. Este medio se abstiene de revelar el nombre para evitar represalias en contra de ella. La mujer confirmó que su vinculación con la embajada palestina finalizó efectivamente, en 2017.
Según Kanaan, lo ocurrido con esa mujer se habría repetido en otros casos. La cónsul señaló que el embajador no contrató a nuevo personal por un tiempo y le recargó sus tareas a ella, aunque en los reportes al Fondo Palestino, que tiene sede en Jordania (Amman), los seguía referenciando como si estuvieran trabajando.
Además, la cónsul denunció que el embajador les pagó un valor menor a algunos trabajadores en comparación con los dineros que giraba el mencionado fondo. Ese es el caso de otra mujer que trabajó hasta 2019 en la embajada palestina en Bogotá, aunque en los reportes internos se señala extrañamente que estuvo vinculada hasta 2020. Ella devengaba mensualmente la suma de 1.532.986 pesos, pero el Fondo de Palestina destinaba 2.357.755 pesos para su cargo, según un documento de nómina con fecha de noviembre de 2019.
Kanaan también acusó a Al Malki de no enviar las ayudas a Palestina que han sido recaudadas en Colombia y de mantenerlas arrumadas en las oficinas de la embajada, en el sector de Teusaquillo, en Bogotá. El pasado jueves, un reportero de SEMANA vio personalmente decenas de cajas y bolsas en el piso, a la espera de ser enviadas a Gaza.
La cónsul también culpó al embajador de quedarse con dineros en efectivo y depositados en cuentas bancarias que han sido recaudados en algunos eventos en meses recientes. Uno de ellos, según Kanaan, fue en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, en Corferias, en las ediciones de 2022 y 2023. Allí, la embajada palestina tuvo un stand para vender distintos productos de mercadeo.
Según los graves señalamientos de Kanaan, el embajador recogió esos dineros a través de una cuenta bancaria que lleva el nombre de la embajada pero sobre la cual el Fondo Palestino no tendría conocimiento. En la Feria del Libro de 2022, según la cónsul, se habrían recaudado 52.560.994 pesos a través de transacciones por datáfono, mientras que en efectivo se recibieron 13.500.000 pesos.
Según ella, toda esa plata terminó en manos del embajador. En la feria de este año, se habrían recaudado 42.901.278 pesos, más 15.312.000 en efectivo. La plata habría corrido la misma suerte. Además, de acuerdo con la denuncia de Kanaan, hay un hecho que llama la atención y es que los 42.901.278 pesos terminaron en un cheque girado por el embajador a Jairo Ortiz, su conductor personal. ¿Por qué razón?
La cónsul aseguró que el embajador Al Malki vive en medio de lujos en Colombia, mientras sus connacionales afrontan los estragos de la guerra en Oriente Medio. Por ejemplo, el pago del arriendo de la vivienda donde reside el embajador asciende mensualmente a 25.020.450 de pesos. Al Malki vive en una exclusiva vivienda de dos pisos en el barrio Santa Ana, en el nororiente de Bogotá, en Usaquén.
SEMANA llegó hasta allí y evidenció su ostentosidad. A raíz de las graves denuncias de la cónsul, SEMANA pidió una cita con el embajador Al Malki para conocer sus respuestas a los señalamientos en su contra. Él aceptó. Por eso, un periodista de esta revista llegó a la sede de la embajada en Teusaquillo para conversar con el diplomático. Sin embargo, no accedió a una entrevista y se mostró reacio a dar explicaciones frente a las cámaras.
El viernes, por teléfono, solo dijo que se trataba de un caso interno que, a su juicio, se deberá manejar entre las propias autoridades palestinas. Al Malki dijo que la cónsul deberá aportar las pruebas de sus señalamientos y negó malos manejos de dinero. Cuando este medio intentó ahondar y preguntar en detalle por lo que está ocurriendo, Al Malki se abstuvo de dar más respuestas y volvió a insistir en que la investigación será manejada con reserva y de forma exclusiva por las autoridades de su país.