En Morales, Cauca, los más de 5.000 pobladores no escuchaban una acción de las Farc tan frentera desde el 15 de abril de 2012, cuando la guerrilla, antes de firmar la paz con Juan Manuel Santos, explotó una volqueta bomba. Este lunes 20 de mayo, el terror se apoderó de nuevo del pueblo y dejó, además de la zozobra, dos policías muertos.
A las 6:02 de la mañana se escuchó la primera explosión.
El grupo armado detonó un explosivo en una alcantarilla en la entrada del pueblo. Ese sonido fue el preámbulo de lo que vendría: hora y media de ráfagas, guerrilleros deambulando como si nada por el municipio, lanzando explosivos contra la estación de Policía y el Banco Agrario, y burlándose de la fuerza pública. En total, los pobladores hablan de 20 explosiones casi seguidas.
SEMANA habló con un testigo directo de los hechos que pidió reserva de su identidad y detalló cómo desde la ventana de su vivienda, minutos después del primer estruendo, empezó a observar camionetas 4 x 4 que llegaban al casco urbano movilizando a decenas de guerrilleros armados hasta los dientes. Las disidencias al mando de Iván Mordisco cercaron el pueblo, ubicado a 45 minutos de Popayán. “Mal contados había 400 hombres”, relató la fuente.
El primer objetivo: destruir la carretera que de Morales conduce hacia la vía Panamericana. Querían evitar el refuerzo de militares por tierra.
Los pobladores que circulaban en las primeras horas de la mañana por Morales se espantaron hacia sus casas, se escondieron bajo sus camas y se alejaron de las ventanas o de cualquier orificio externo. Se escuchaban disparos sin rumbo fijo. Los negocios de café y empanadas quedaron desocupados. Cada quien buscó refugio. El parque central quedó desolado en cuestión de segundos. Los uniformados de la Policía eran su principal objetivo.
Los policías –aseguró la fuente– se enfrentaron ”muchísimo rato, estuvieron solos. Después de una hora, apareció un helicóptero, pero no lo dejaron arrimar”, explicó.
La guerrilla estaba por todos lados. Y en una zona rural donde la aeronave pretendió aterrizar, no lo consiguió. Le dispararon indiscriminadamente.
“El helicóptero, al parecer, fue impactado, se veía que botaba un poco de humo”, manifestó el testigo. Al rato- añadió- aparecieron otras dos aeronaves.
En Morales, un municipio donde hay plantaciones de coca en 15 de 66 veredas, los momentos fueron de pánico. Las Farc atacaban la estación de Policía y el Banco Agrario. “La Policía logró enfrentar la situación con una tanqueta blindada que alcanzó a movilizarse. Unos guerrilleros que iban en una camioneta observaron el vehículo en el pueblo y se devolvieron. A esa tanqueta sí le tenían miedo”, dijo la fuente.
“Hubo 20 explosiones. Fue horrible, esto no había pasado acá”, precisó. Nunca –según el testigo– las Farc se había tomado el municipio como lo hicieron este lunes. El tiempo que tuvieron para hacer lo que se les diera la gana fue mucho, demasiado: hora y media”, precisó.
Y ¿el Ejército?, preguntó SEMANA. El habitante de Morales dice que, sorpresivamente, no estaba en el pueblo y que justo al lado de la estación de la Policía operó durante muchos años una base militar, pero la retiraron.
Cuando llegaron los refuerzos de la fuerza pública tras la toma guerrillera, las Farc ya se estaba retirando, confirmó la fuente. Antes, algunos guerrilleros pidieron a los pobladores salir de sus casas. En algunos casos fueron amables. En otros, los obligaban. Algunos salieron, otros se resistieron. Al parecer, buscaban un escudo humano porque tenían claro que el Ejército llegaría a controlar el municipio.
Morales amaneció este martes bajo toque de queda, ley seca y sin clases. Hay casas con techos dañados, y vidrios quebrados. Los pobladores están llenos de pánico porque las disidencias de las Farc han enviado mensajes en los que advierten que no será la última vez que se apoderen del pueblo.