El Partido Conservador está envuelto en una polémica por la publicación de la hoja de vida de Luz Cristina López para el cargo de ministra del Deporte en la página de aspirantes de la Presidencia de la República. La colectividad, que se declaró en independencia frente al Gobierno y que asegura estar en contra de las reformas sociales, estaría volviendo al gabinete ministerial en un puesto disputado por otros partidos y figuras cercanas al presidente Gustavo Petro.
Se trata de otro capítulo en la relación tormentosa entre conservadores y Gobierno nacional. De la mano del senador Carlos Andrés Trujillo, el partido decidió acompañar al presidente desde antes de su posesión, pero sus polémicas e ideas controversiales hicieron cada vez más insostenible la inusual unión.
A comienzos de 2023 llegó el senador Efraín Cepeda a la presidencia, un paso previo antes de declararse en independencia por falta de consensos en torno a la reforma a la salud. Además, debían prepararse para las elecciones regionales, a las que iban a llegar desprestigiados por traicionar sus ideales históricos a fin de aliarse con el presidente.
Sin embargo, un grupo de conservadores en la Cámara de Representantes fueron acusados de colaborar con el Gobierno para pasar la reforma a la salud en segundo debate. De hecho, Luis Fernando Velasco, ministro del Interior, dijo que “ayudaron” con el quorum, sugiriendo que hubo un acuerdo, pero fue desmentido por varios parlamentarios azules. Igualmente, las redes sociales no perdonaron y criticaron abiertamente a quienes fueron vistos en esa tarea junto con el Gobierno.
Por las tensiones anteriores, más de uno se sorprendió ante la posibilidad de que los conservadores volvieran al gabinete por medio de la ministra del Deporte. El rumor en los pasillos del Congreso apunta a que se trata de una petición conjunta de varios representantes a la Cámara de la corriente de Trujillo, pero no ha sido presentada formalmente como su ficha y ningún congresista la reclama como tal.
En medio de la especulación por el origen de la ministra y el compromiso de la bancada con la postura independiente, SEMANA conoció que varios congresistas consideran lo ocurrido como una osada estrategia del Gobierno nacional que tendría como fin dividir al partido de cara al cierre de la legislatura.
En la mañana del miércoles, poco después de conocerse el nuevo nombramiento, Cepeda salió a asegurar que no era cuota oficial del partido y que él mismo desconocía de dónde vino el perfil.
“Debo afirmar enfáticamente que ninguna persona que haga parte del Gobierno nacional lo hace en nombre del Partido Conservador Colombiano. Debo afirmar que al nombrar a esta persona no sé cuál es la intención del Gobierno, pero las posiciones del partido frente a las reformas, que fueron posiciones analizadas y discutidas, continúan con plena vigencia. Las hemos anunciado profusamente y no hay modificación alguna sobre las mismas”, expresó.
Además, aseguró que “aparentemente salió de algún grupo de la Cámara, no del Senado de la República”, dado que esta última corporación expresa no conocerla. Finalmente, concluyó que “no representa la oficialidad”. Incluso, dijo que si se cambiaba de postura no iba a ser durante su presidencia.
La que será nombrada ministra tampoco se quedó callada y a través de un video negó ser cuota del partido: “Quiero dejar claro que como técnica del sector no pertenezco a ninguna colectividad política”.
A pesar de dicha afirmación pública, la especulación provocó que Cepeda presentara su carta de renuncia al Directorio Nacional de la colectividad. En ella alegó que los colombianos necesitan “claridad” en lo que se representa.
Este medio se comunicó con varios congresistas y coinciden en que no vieron conveniente la salida de Cepeda.
“A muchos nos preocupó la renuncia. Para muchos es la única figura institucional que puede sacar al partido de la crisis que empezó cuando se declaró de Gobierno. Es una figura de tradición”, dijo un representante en conversación con SEMANA.
A pesar de esto, varios confirman y otros no descartan que sea ficha de un grupo de representantes a la Cámara. Sin embargo, más que plantear una nueva alianza, creen que el guiño intenta fraccionar a la colectividad.
“Hasta que no se posesione la ministra no hay ministerio, pero esto cae como un baldado de agua fría. Como si el Gobierno quisiera desestabilizar al partido precisamente filtrando a los medios que la ministra es directamente de nosotros”, manifestó otro congresista.
Y dos parlamentarios conservadores coincidieron con la misma frase: “Divide y reinarás”.
Un parlamentario no asegura que la futura ministra sea de solo un congresista, sino que en la marcha se verá a quiénes beneficia: “Cuando empiece a mandar y a ejecutar, sabremos de quién es. Cuando empiece a nombrar”. Lo comparan con el trabajo del ministro Velasco con el Partido Liberal, cuyos acuerdos con pequeños grupos provocaron una desconexión entre la bancada y César Gaviria, presidente de la colectividad. Pero ningún conservador consultado por este medio cree que exista una división interna.
La renuncia de Cepeda se hizo pública en la tarde del miércoles, por lo que se citó al Directorio Nacional, conformado por congresistas, líderes y cargos administrativos. Según información obtenida por SEMANA, en ese punto el Gobierno mostró su interés por la crisis interna, ya que comenzó a buscar apoyos para que Cepeda no continuara como presidente del partido.
Este medio obtuvo información de que, desde que se hizo pública la carta de Cepeda, el ministro Velasco comenzó a considerar la posibilidad de proponer a Vicente Blel Scaff, exgobernador de Bolívar y hermano de Nadia Blel, miembro del Directorio Nacional, como presidente. Al parecer, otros funcionarios también plantearon la idea con la expectativa de flexibilizar la postura de la colectividad.
Al conocer estos movimientos, Vicente Blel Saad, exsenador bolivarense y padre de los hermanos, fue hasta el Directorio Nacional en Bogotá, en horas de la mañana, para comunicarse con algunos miembros. Este medio conoció que no participó directamente en la reunión, que fue virtual, pero negó rotundamente algún tipo de candidatura de su hijo para aspirar a la presidencia del partido.
Entre los mensajes que dejó el político, es claro que considera que se trata de un intento de injerencia del Gobierno para romper la colectividad. Finalmente, fue enfático en su apoyo a Efraín Cepeda, a quien no le aceptaron la renuncia de manera unánime.
Ni siquiera Carlos Andrés Trujillo, el más cercano al presidente Gustavo Petro, opinó en contra del liderazgo de Cepeda y la independencia frente a las reformas sociales, la cual se ratificó con la decisión tomada por el Directorio Nacional.
“No estamos en crisis. Es como las peleas de las familias. Si se mete otro, se unen de una vez. Todos contra ese. Así funciona el partido, como una familia”, explicó otro congresista.
Definitivamente, el ganador del pulso fue Efraín Cepeda, quien sale del escándalo ratificado y firme en la independencia frente al Gobierno. Quien pierde, según conoció SEMANA, es el Gobierno nacional por haber tenido la intención de inmiscuirse en la decisión del jueves en la mañana.
Esto también influye en la elección de la presidencia del Congreso, puesto que le toca a los conservadores en el tercer año. El 20 de julio habrá elección y, con la ratificación de su colectividad, gana fuerza Cepeda al contar con el respaldo necesario para el cargo. Trujillo, cercano al Gobierno, estaría perdiendo capacidad de maniobra sobre la bancada.
Existe la posibilidad de que el partido se vaya por una candidatura única, en la que podría existir un tercer candidato que sea un punto medio entre ambas posturas frente al Gobierno. Con un escenario dividido, el presidente Gustavo Petro podría ser crucial para decidir quién se queda con el cargo.
Cada vez son mayores las voces que afirman que, más allá de una crisis, lo que experimentó el Partido Conservador fue un intento de golpe interno para dividir a la bancada entre aquellos que buscan representación y quienes optan por mantener su independencia.
Lo cierto es que, de ser nombrada, la ministra sería ficha de los representantes a la Cámara, que no tendrán mucha injerencia en los debates fundamentales que se llevarán a cabo este año en el Senado de la República.
El Gobierno intenta acomodarse mejor de cara a un semestre que promete ser de los más agónicos para el presidente Petro, cuyas reformas aún no cuentan con los votos necesarios para ser aprobadas.