Este viernes 7 de julio, los 17 exmilitares colombianos detenidos en Haití, acusados del asesinato del presidente de ese país Jovenel Moïse, cumplen dos años presos sin que al menos se les haya iniciado el proceso en su contra, para determinar si son culpables o no. No cuentan con abogado y ni siquiera han sido presentados ante un juez.

Si bien algunos los señalan de ser mercenarios contratados para atentar contra la vida del mandatario haitiano, ellos aseguran que fueron contratados por una empresa americana llamada CTU para prestar servicios de vigilancia y de seguridad al excandidato Emmanuel Sanon, opositor al asesinado Jovenel Moïse.

Jovenel Moïse, presidente de Haití asesinado | Foto: Reuters

Al mes siguiente de haber llegado, después de haber estado por toda la ciudad de Puerto Príncipe (capital de Haití), los recibió la Policía en salones diplomáticos. Según relataron, esa misma Policía los llevó el 8 de julio de 2021, día del asesinato del presidente, en la madrugada, a hacer el operativo para hacer un supuesto anillo de seguridad, los dejaron en una casa a las 3:00 a. m., cuando ya estaba muerto el presidente. Después de que ellos se dieron cuenta de que allí, en esa casa, estaba muerto el presidente, salieron y se sentaron a esperar la llegada de las autoridades, ninguno de ellos huyó, permanecieron a las afueras del lugar. Ahí nadie más volvió a aparecer y luego esa misma policía que los había llevado, los capturó.

Este relato aún no ha podido ser confirmado por algún ente judicial en Haití, pues hasta el momento ninguno de los cinco jueces que ha tenido el proceso ha avanzado más allá de recibir el expediente. Adicionalmente, a mediados del año pasado, el palacio de justicia de Haití fue vandalizado, por lo que desapareció la poca información que había.

Por ello, sus familiares anunciaron que realizarán este jueves y viernes un plantón en la Plaza de Bolívar para clamar la ayuda del Gobierno con el fin de que los exmilitares detenidos tengan derecho al menos a un juicio justo.

En concreto, son tres las exigencias que harán en medio del plantón:

  • Un tribunal alterno en un tercer país neutral donde puedan ser juzgados con todas las garantías.
  • Permitir que algunos de los familiares puedan viajar junto a funcionarios del Gobierno nacional hasta Haití para visitar a los detenidos.
  • Exigir apoyo jurídico en ese país.

Los testimonios

En estos dos años, la vida no solo de los detenidos, sino de sus familiares en Colombia, se ha convertido en un calvario. SEMANA recogió testimonios de madres, esposas y hermanas de los detenidos.

Sandra Carolina Bonilla, esposa del soldado profesional Ángel Mario Yarce

Todas tenemos hijos, tenemos que sustentar a los hijos, tenemos que sustentarlos a ellos. Nosotros teníamos nuestro apartamento, me tocó alquilarlo para poder pagar una hipoteca, vivo ahora en una habitación de la casa de un familiar. Muchos de los compañeros de mi esposo nos han ayudado, los préstamos están congelados, esto ha sido un caos.

Exmilitares presos en Haití | Foto: SEMANA

Milena Carmona, esposa del subteniente Jheyner Alberto Carmona Florez

Nosotros con ellos, cero comunicación, no sabemos si están vivos, la última comunicación fue con unas cartas que la Cruz Roja nos ayudó a recoger. Desde enero no tenemos comunicación, esa fue la última prueba de supervivencia. Hay uno de los militares que tiene problemas de salud. No hay cónsul hasta ahora legalmente, desde julio del año pasado no reciben visitas consulares. El Gobierno los tiene olvidados.

Nosotros perdimos la identidad, nos ha tocado cambiarnos los nombres. Para enviarles comida, logramos conseguir una persona que provee comida pero a la ciega, consignamos un dinero para que les entregue comida, pero no sabemos si realmente se entrega. Para reunir dinero, hacemos rifas, vendemos comida, cada familia hace lo suyo y luego lo mandamos a Haití, pero no tenemos certeza de que lleguen los alimentos

También pagamos a alguien para que les provea agua, pero no tenemos certeza de que provean el agua. No hemos podido hablar con ellos. Nos comunicamos a través de correos humanos.

Janeline Carmona, mamá del Subteniente Jheyner Alberto Carmona Florez

Están secuestrados, estamos en un callejón sin salida, es absurdo, mi hijo está secuestrado, no ha tenido derecho a un juicio en el que se pueda defender. Fueron víctimas de una trampa, estoy exigiendo que los rescaten, me pregunto por qué no pueden ser escuchados, no sé qué hacer, quisiera irme hasta allá… Mi hijo jamás le quitaría la vida a una persona. Allá en esa cárcel (en Puerto Príncipe) las personas se mueren de hambre. Uno no tiene paz.

Los familiares de los detenidos piden respuestas a la Cancillería

Linda Peña Hermana del Soldado Profesional Alex Miyer Peña

Conozco los derechos, acá en Colombia ya hubieran estado libres, en Haití fueron condenados sin nisiquiera tener derecho a un juicio, queremos que puedan ser escuchados, porque el mundo conoce solo una parte de la historia, ya van a ser dos años, ya es hora de hacer algo… Han estado es secuestrados, no los presentaron ante un juez.

Él fue engañado, fue torturado, fue olvidado por Colombia, por su patria y por el Ejército; ellos merecen ser escuchados, ellos merecen decir la verdad en un país donde se les respeten sus derechos. No podemos seguir así, no sabemos la situación de ellos

Claudia Grosso, hermana del soldado profesional Manuel Antonio Grosso

Los dos presidentes (Iván Duque y Gustavo Petro) los condenaron. Nos ha cerrado las puertas, ni siquiera se les dieron la presunción de inocencia.

Diana Arbeláez, esposa del Soldado Profesional Naiser Franco Castañeda

Es la ausencia, la ausencia duele mucho, ha sido un padre maravilloso, mi niña pregunta por su papá, se le dice que está trabajando. Pero para el Día del Padre fue duro, porque le hicieron una carta en el colegio y ella fue la única que no se la pudo entregar a su papá. La vida se ha detenido.

Irene Gómez, mamá del soldado profesional Jhon Jairo Ramírez Gómez

Para mí ha sido duro, llevo dos años sin saber de él, uno no puede estar tranquilo. Está muriendo en vida. Eso duele mucho. La vida nos cambió totalmente.