SEMANA:¿Cómo le pareció la escena donde Petro comparte sombrero con Mancuso en Córdoba?
DARÍO ACEVEDO: Después del intercambio de sombreros, sobre los cuales se ha hablado tanto, puede venir cualquier intercambio y eso ya me parecería sumamente grave porque es confundir el bien con el mal, confundir las políticas de Estado con las acciones terroristas de los paramilitares, incluso, de las guerrillas. Y cuando se borran esas fronteras y quien está gobernando el país es el presidente Gustavo Petro, pues eso no da sino para uno asustarse mucho.
SEMANA: Petro habla de convertir en gestores de paz a Mancuso, Macaco, Jorge 40 y otros jefes exparamilitares. ¿Por qué lo hace?
D.A.: Eso no tiene asidero en el orden jurídico internacional de los derechos humanos porque ellos han sido violadores y la violación en grave sentido no tiene prescripción, tiene que ser castigada. Y no es solamente que hayan pagado una pena sino que tienen que resarcir a las víctimas, cosa pendiente en los paramilitares y la guerrilla. A los últimos les faltan, además, las penas de cárcel.
SEMANA: ¿Por qué Petro quiere desempolvar este proceso con los paramilitares?
D.A.: Gustavo Petro está empeñado en distorsionar la realidad colombiana, empeñado en tirar cortinas de humo ante los problemas que tiene frente a la justicia, en el Consejo Nacional Electoral, ante la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes por la presunta financiación irregular de su campaña. Él quiere generar humo y dar qué decir, causar escándalo, controversia, él, por naturaleza, es camorrero.
SEMANA: ¿Petro quiere simplemente generar noticia o le está pasando una cuenta de cobro a Álvaro Uribe?
D.A.: Las dos cosas, armar escándalo, figurar y mantener la enemistad con sus adversarios tradicionales, en particular con el expresidente Álvaro Uribe a quien no le perdona que haya adelantado una Política de Seguridad Democrática que a él nunca le gustó. Petro quiere generar una situación caótica en el país. Quiere sembrar el caos.
SEMANA: ¿Cree que debe cerrarse el proceso de paz con los paramilitares, como propuso Petro?
D.A.: Eso es lo que uno no entiende. Ese proceso quedó cerrado, finiquitado, hubo unos incumplimientos y fueron castigados por el Estado Colombiano de manera legal con la extradición que era una figura vigente en ese momento. Unos pagaron en Estados Unidos, algunos han venido a terminar de pagar sus condenas a Colombia y eso ya quedó finiquitado. Ya que los nombren reyes, príncipes, amigos de la paz o gestores, es otra cosa. Ya es deseo de prolongar lo que ya se terminó.
SEMANA: ¿Ya se cerró? ¿Jurídicamente es imposible abrirlo?
D.A.: No tiene sentido, ¿como por qué? Se supone que todo quedó cerrado, los listados quedaron, la Ley de Justicia y Paz que los cubre, los trabajos del Centro Nacional de Memoria Histórica sobre los militantes de base que declaran no con fines judiciales o sea, el mecanismo no judicial de reparación de la verdad y de colaboración con la justicia, ya quedó concluido. Entonces, ¿qué es lo que van a reabrir si todo está cerrado?
SEMANA: Reitero: ¿no hay forma de abrir el proceso de Justicia y Paz?
D.A.: Excepto que hagan un atropello y se salten las leyes y la Constitución y siga haciendo lo que le da la gana al señor Petro.
SEMANA: Petro insiste en que debe cerrarse el proceso con los exparamilitares.
D.A.: Eso es falso, él dice eso con el ánimo propagandístico.
SEMANA: ¿Cree que se conoció toda la verdad sobre el paramilitarismo en Colombia?
D.A.: Lo que es la verdad judicial se ha conocido, se sabe quién hizo cada cosa por testimonios personales, por testimonios ante la Justicia. Lo que quedó faltando y puede ser sancionado- y no implica abrir nuevamente el proceso- fue el incumplimiento de los jefes paramilitares sobre el resarcimiento material de las víctimas. En eso hubo fallas, pero el proceso en lo fundamental quedó sellado. En Colombia dejó de existir el fenómeno paramilitar como lo conocíamos a fines del siglo pasado y a comienzos del presente.
SEMANA: Salvatore Mancuso ofreció perdón a las víctimas. ¿Le cree?
D.A.: Cómo le puedo creer a una persona de esas si lo que ha hecho desde que llegó es dar de qué hablar y figurar como un hombre de paz, debería hacer lo que han hecho otros amigos de él que se quedan callados y se dedican a crear empresas o a producir las fincas que les quedaron. No estamos hablando de ciudadanos cualquiera, son personas que le hicieron muchísimo daño al país.
SEMANA: ¿Qué cree que están buscando los paramilitares?
D.A.: Yo no creo que Salvatore Mancuso represente a todo el paramilitarismo en este momento, entre otras cosas, porque el viejo paramilitarismo ya no existe, muchos jefes murieron, otros están en las cárceles, unos más están dedicados a la vida legal, no hacen bulla, no tienen protagonismo y algunos como Mancuso están poseídos por el espíritu de la venganza y tratan de mostrarse como lo que no son.
SEMANA: ¿Cuál es la rabia de Mancuso con Uribe?
D.A.: La misma que puedan tener otros exparas: porque los extraditó a Estados Unidos. Y los extraditó alegando que habían continuado delinquiendo. Esa es la rabia de él y se puso al servicio de quienes eran sus rivales en aquel entonces, sus enemigos.