Rodrigo Londoño, último comandante de la guerrilla de las Farc y jefe del partido Comunes, hizo este martes un reconocimiento público de la responsabilidad de esa organización armada ilegal en el atentado al Club El Nogal, sucedido hace 20 años, el 7 de febrero de 2003.

“En presencia de representantes de víctimas del Club El Nogal, funcionarios del Estado colombiano, representantes del Instituto de Paz de los EE. UU. @USIP y otras personalidades, hago un público reconocimiento de responsabilidad de las extintas Farc-EP por este abominable hecho”, manifestó Londoño.

El pronunciamiento del excomandante guerrillero se dio en medio del acto de conmemoración de los veinte años del atentado terrorista, el cual dejó 36 personas muertas y 198 heridas, según información del Centro de Memoria Histórica.

En este acto, Londoño afirmó que fue “un hecho atroz que jamás debió haber ocurrido y del que solo siento vergüenza”.

“Siento un dolor profundo por las 36 vidas arrebatadas y las 198 personas afectadas en una acción injustificable y aborrecible. Mis pensamientos están con cada una de ellas y con sus familias, lamentando las penurias y sufrimiento que injustamente les ocasionamos”, aseguró Londoño, conocido en su época de guerrillero como Timochenko.

El excomandante insurgente pronunció un discurso en el cual hizo varias reflexiones sobre lo que este atentado terrorista significó para la historia del país y se refirió al daño causado por las Farc, las cuales se acogieron a un acuerdo de paz y se convirtieron en el partido Comunes.

Rodrigo Londoño, último comandante de las Farc y jefe del partido Comunes, hablando en el acto de conmemoración del atentado al Club El Nogal. | Foto: NO

“Con humildad pido perdón a las víctimas del Club El Nogal y a Colombia entera por estos hechos. Guardo la esperanza de que producto de nuestras propias acciones, de miles de hombres y mujeres que dejaron las armas y abrazaron las paz, algún día podamos ser perdonados”, afirmó.

En su intervención, Londoño reconoció que este fue un “acto demencial” y que “terminó volviéndose contra sus perpetradores”, es decir esta antigua guerrilla, quienes fueron “señalados con justicia como los responsables de un atentado terrorista, cometido en el curso del cruento conflicto entre el Estado colombiano y las Farc”.

“Agobiados por la vergüenza y conscientes hoy más que nunca del horror que causamos, de la tragedia sin fin desatada contra personas inocentes y sus familias, los antiguos mandos guerrilleros sobrevivientes a la sangrienta confrontación nos sentimos obligados, por imperativos humanos y éticos, independientes de cualquier consideración legal, no solamente a reconocer la responsabilidad directa de la organización Farc-EP en tan horrendo crimen, sino a presentarnos de nuevo, y cuantas veces lo consideren necesario, a las víctimas, a darles la cara y a pedirles perdón”, afirmó.

También admitió que el Club El Nogal, en sí mismo, “no era una instalación de carácter militar”, sino una “entidad privada” y que allí, además de sus socios, concurrían “decenas de trabajadores, gente que se ganaba la vida prestando sus servicios personales para sostener a sus seres queridos”.

Imagen del Club El Nogal tras el atentado del 7 de febrero de 2003, en el cual murieron 36 personas y 198 quedaron heridas.

Londoño también dio su versión sobre lo que era el conflicto armado hace veinte años, cuando se produjo este atentado terrorista, y dijo que hay una pregunta que ha “carcomido” su conciencia desde ese entonces.

“Para todos nosotros es perfectamente claro hoy que la decisión de realizar semejante barbaridad ni siquiera podría tener cabida en nuestros pensamientos. Se trata de algo tan repudiable y reprochable que sin meditarlo más de un segundo diríamos que no debía cumplirse. La pregunta que me acosa es si hubiera sido consultado entonces, a comienzos del año 2003, ¿cuál hubiera sido mi respuesta?”, dijo.

Finalmente, hizo una serie de reflexiones sobre lo que significa el acuerdo de paz, firmado en noviembre de 2016, y el camino hacia donde debería transitar el país.

“Tuvieron que confluir demasiados hechos sangrientos para que por fin lográramos firmar la paz y deponer las armas. Tenemos hoy la gran tarea de deponer definitivamente los odios, arrinconar y aislar a quienes persisten en emplear la violencia como instrumento político. Solo así lograremos que no se repitan horrores como el que con enorme tristeza conmemoramos hoy”, dijo.