En un duro documento, el exfiscal Néstor Humberto Martínez le solicita al presidente recoger sus palabras sobre su actuación como fiscal general. El escrito, firmado por él y dirigido al primer mandatario, le solicita rectificar unos trinos en los cuales menciona el papel que cumplió en ese cargo frente a la investigación de Odebrecht.
Este es el texto:
“Mediante comunicación del pasado 13 de marzo, le solicité rectificar una seguidilla de trinos en los que aludía a mi nombre. Recibí respuesta en la que me precisó que usted hizo “mención a conductas desarrolladas por la Fiscalía General de la Nación cuando usted era el fiscal general de la nación, pero en ningún momento se le menciona a usted como el autor de dichas conductas”, y precisó que “en ningún momento lo mencioné a usted como autor de alguna conducta delictiva”. Creía superado su proceder de acoso sistemático, pero no es así.
En Suiza, usted promueve una relatoría por el “caso Santrich” y en Colombia, durante los últimos dos días, con ocasión de las actuaciones del Departamento de Justicia de USA, ha emitido compulsivamente cuatro mensajes desde su cuenta de Twitter, con el propósito de vincularme torcidamente al asunto, a sabiendas de que, claramente, allí no se me menciona, por lo cual se impone la rectificación de sus declaraciones públicas (art. 42-7 del Decreto 2591 de 1991).
Veamos: (i) afirma que el suscrito fue abogado de la red de corrupción en la Ruta del Sol. Esta aseveración es falsa. Nunca fui abogado del consorcio ante el Estado, para el trámite y adjudicación de los dos contratos espurios de concesión de la Ruta del Sol, Tramo 2, tarea que cumplió otra firma de abogados. Mucho menos pude asistir profesionalmente a una red corrupta. Es cierto, sí que fui el abogado que tramitó el Contrato de Estabilidad Jurídica, por encargo profesional que se me hizo en el año 2010, seis años antes de conocerse que Odebrecht era una empresa corrupta. Mi actuación profesional se hizo con apego a las leyes 963 de 2005 y 1607 de 2012. Fue en el 2017, durante mi época de fiscal general, que se descubrió la existencia de pagos ilícitos a servidores públicos, para impulsar este contrato.
(ii) En el debate en el Senado de noviembre del 2018, y ahora, reitera que fue usted quien denunció la existencia de un cohecho para la obtención del Contrato de Estabilidad Jurídica de la Ruta del Sol. Esta afirmación es igualmente falsa. Fue la Fiscalía, durante mi administración, la que estableció este delito y de ello informó a la opinión pública, mucho antes del debate congresional del 2018, como consta en los comunicados de prensa del 4 de octubre de 2017 y del 15 de noviembre de 2017.
(iii) Manifiesta que para obtener el susodicho Contrato de Estabilidad Jurídica se hizo un pago de USD $3.4 millones de dólares. Otra falsedad. Hace 6 años la Fiscalía probó que el pago ilícito que realizó Odebrecht por el Contrato de Estabilidad Jurídica fue por $ 4.000 millones de pesos. La misma Corte Suprema de Justicia así lo corroboró, mediante sentencia de su Sala de Instrucción de la Sala Penal, de fecha 15 de marzo de 2022. Valdría la pena conocer las razones por las cuales usted trata de desinformar a la opinión pública en relación con el monto de esta coima.
(iv) Dice que gracias a este contrato de estabilidad jurídica, se ‘redujo el pago del impuesto de renta del 35 % a un poco más de El (sic) 1%’. Una nueva falsedad. Como abogado en ejercicio solicité el Contrato de Estabilidad Jurídica con base en lo dispuesto en las leyes 963 de 2005 y 1607 de 2012. Tales normas no permitían reducir el impuesto de renta del 35 % al 1 %, como irresponsablemente lo afirma. Basta leer la cláusula cuarta del contrato referido, donde no se dispone semejante exabrupto.
(v) Adicionalmente, manifiesta que hubo ‘encubrimiento’ en la investigación de Odebrecht y que en Colombia ‘se impidió un juicio transparente’. Se trata de una calumnia. La investigación de Odebrecht lleva 10 años en el mundo entero. En Colombia, durante los 3 años de mi administración, los fiscales de conocimiento identificaron las principales líneas de investigación, recaudaron la evidencia más importante, indagaron a más de 90 personas y, mientras la justicia internacional hablaba de USD 11,5 millones de dólares en sobornos, dentro de los primeros seis meses habían establecido que las coimas en nuestro país ascendían a $ 84.000 millones de pesos (alrededor de USD 36 millones de dólares de la época).
Ahora bien, en el denominado caso Odebrecht no actué nunca como fiscal de conocimiento, de suerte que usted no puede imputarme conducta irregular alguna. Independientemente de la necesaria RECTIFICACIÓN, me anticipo a precisarle que seguiré contribuyendo al debate público desde mi columna de opinión, que tanto parece incomodarle.
Se despacha contra las ‘desapariciones’ del presidente
El exfiscal Néstor Humberto Martínez, en su columna de este domingo en El Tiempo, se refirió a las constantes ‘desapariciones’ del presidente Gustavo Petro, que lo han llevado a incumplir decenas de citas en el país y el exterior.
“Termina esta semana, otra vez, con la noticia de que el jefe del Estado se perdió durante 24 horas, con ocasión de su viaje a Brasil para asistir a la Cumbre Amazónica. Similares incidentes han ocurrido desde el primer día de gobierno, lo que inicialmente motivó divertidos memes y cientos de chistes populares de todos los colores. Pero hoy son motivo de profunda preocupación, por su recurrencia, por sus efectos, por las especulaciones sobre la salud y los hábitos presidenciales e, inclusive, por el peligro de un nuevo ‘taconazo’”, señala Martínez.
“Estas desapariciones no son nuevas. Recuerdo que en 1998-1999, siendo el suscrito ministro del Interior, fui informado desde un municipio del Cauca de un presunto secuestro del que Petro habría sido víctima. Las versiones indicaban que el entonces parlamentario no había amanecido en su habitación, donde quedaron abandonados sus zapatos y sus anteojos. La situación constituía un gran desafío para el Gobierno, por lo cual se activaron todos los esquemas de seguridad del Estado para garantizar su integridad. Cuál sería mi sorpresa cuando, pasadas las horas, recibí una llamada del propio representante Petro, quien estaba sano y salvo, sin poderme ofrecer una clara explicación”, dice la columna.
El exfiscal recuerda un episodio cuando Petro fue elegido alcalde de Bogotá: “También es famosa su perdida el día en que ganó las elecciones a la Alcaldía de Bogotá, que casi causa una tragedia política con el gobierno de la época, porque el Polo hacía responsable del extravío al uribismo, en el poder, cuando lo que ocurrió fue un foforro monumental. Hay más sucesos que confirman que no son nuevas estas desapariciones. Lo que sí son nuevas son su frecuencia y su visibilidad, con el agravante de que su protagonista es el jefe del Estado y su conducta ha logrado alcance internacional. Le ha llegado una hora tarde a Biden o doce horas al Presidente de Suiza, no asiste a las fotos oficiales, como tampoco a las cenas de jefes de Estado –como ocurrió en el Foro de Davos este año– o, simplemente, no asiste a actos oficiales programados en el exterior. En Francia se perdió justo cuando tenía un desayuno con los más importantes empresarios”.
“Ya se cuentan por decenas las desapariciones del mandatario. En el país nadie se ha salvado de los desplantes, lo que termina generando innecesarias tensiones con los demás poderes y con las organizaciones de la sociedad civil. A los magistrados de las altas cortes no les llegó a una comida oficial. A los mil alcaldes los dejó plantados. A los miembros de su propio gabinete les dejó servida la cena navideña. Al Ejército lo dejó viendo un chispero el día previsto para el reconocimiento de tropas, so pretexto de reuniones urgentes privadas y un mal estomacal, cuando se sabe plenamente que se encontraba en el norte de Bogotá”, señala el exfiscal.
“Mientras continúan estos episodios, se agotan las excusas posibles y creíbles. Periodistas que tuvieron que hacer cama franca en la embajada de Colombia en París, mientras reaparecía Petro, escucharon una discusión de la Casa Militar acerca de cómo encarar esa nueva situación; terminaron informando que allí se perdió durante dos días por una visita a una fábrica de aviones, la que nunca ocurrió. Y ahora pasa lo mismo en Brasil, alegando mal tiempo, que nunca existió. Como siempre, el dueño de la verdad es el famoso coronel Feria”, anota.