El pasado viernes 7 de junio el presidente Gustavo Petro cerró la 58.ª Convención Bancaria en Cartagena con una propuesta a los banqueros: una inversión forzosa con la que el Gobierno pueda obtener recursos de la banca para entregarlos a través de proyectos productivos a modo de subsidio.
Aunque lLa idea generó un revuelo en la banca y los financieros del país que ya evalúan lo propuesto por el mandatario, han sido pocos los que le han copiado la idea a Petro. En cambio, otros han hablado de los riesgos de este modelo y de lo que podría pasar con el sistema financiero del país y los mismos clientes de los bancos, es decir, los ciudadanos, si llega a ser aprobado por el Congreso.
El exministro de Hacienda y rector de Universidad EIA, José Manuel Restrepo, habló con SEMANA sobre esta propuesta sobre la cual no estaría de acuerdo. Incluso, alertó que se podría tratar de una “cuasi expropiación” y que los recursos de los ciudadanos podrían terminar politizados.
SEMANA: ¿Qué opina de la propuesta de una “inversión forzosa” que el presidente Petro les lanzó a los banqueros en la Convención Bancaria?
José Manuel Restrepo (J. M. R.): Históricamente en el país han existido inversiones forzosas desde los años 60 y recientemente ha habido en el sector agropecuario. La verdad es que ni desde las que hemos tenido desde los años 60 ni las más recientes realmente han tenido el impacto esperado. Las inversiones forzosas tienen una problemática y es que desincentivan la generación de financiamiento al sector productivo y eventualmente, incluso, elevan esos costos. La propuesta del presidente Petro que pronunció en Asobancaria es aún más complicada y peligrosa porque ya ni siquiera se trata de que exista una inversión forzosa administrada por el sistema financiero, sino que el sistema financiero le entregue los recursos de los ciudadanos al Gobierno nacional para que este los administre.
Me parece que es peor aún que el modelo que ha existido de inversiones forzosas, primero porque el sistema financiero ya ni siquiera participa en la asignación del crédito; por lo tanto, no hay nadie que tenga la competencia para realizarlo; además, con un riesgo de politización en la asignación del crédito, genera una profunda ineficiencia en la asignación del crédito a través del rol del Estado.
Hay dudas también sobre ese modelo porque está disponiendo de los recursos de los ciudadanos, de los clientes del sector financiero, para entregárselos al Gobierno nacional para que este decida. Parece casi que una medida cuasi confiscatoria si se quiere. En el fondo no debería ser la manera moderna como se generen caminos para una reactivación económica.
Yo diría, en ánimo propositivo, que el mejor camino pudiese ser que se asignen unos créditos a través del tema financiero, por la vía de inversiones forzosas, pero sobre todo que el subsidio esté en cabeza del Gobierno para apoyar sectores productivos, pero sobre la base de créditos que asigne el sistema financiero. Eso ha funcionado en el caso de los subsidios de vivienda.
SEMANA: ¿Hay riesgos de una posible expropiación por parte del Gobierno a través de esta idea?
J. M. R.: Más que una expropiación en sí mismo, hablo de un mecanismo cuasi expropiatorio o cuasi confiscatorio, en donde el recurso que está utilizando el Gobierno es de los clientes del sistema financiero que esperan que sus recursos sean administrados a través del sistema financiero y no otra vez del Gobierno nacional, con los riesgos de politización que existen cuando el Gobierno asigna los recursos. Eso sí, está absolutamente demostrado en el pasado, es el peor de los mundos. Me parece que cuando un cliente, una persona del sistema financiero lo hace porque confía en que el sistema financiero es el acto idóneo para la administración de esos recursos, pero no lo hace para entregárselo a un Gobierno que no está preparado para hacer crédito y que va a terminar politizando la asignación de un recurso con un riesgo financiero.
SEMANA: ¿Esta idea es similar a lo que sucedió en otros países como con Hugo Chávez en Venezuela o los Kirchner en Argentina que llevaron al fracaso de la economía?
J. M. R.: No me atrevo a llegar tan lejos. Es una propuesta propia de un Gobierno al que le gusta estatizarlo todo más allá de cualquier otra cosa. Cree que la única vía realmente para generar dinámicas productivas en el país prácticamente es la estatización, esto que estamos viendo con el sistema financiero más o menos se parece a lo que pasa en salud, a lo que va a pasar en pensiones, a lo que va a pasar en educación, entre otros sectores; es decir, hay una tendencia natural de este Gobierno a intentar estatizarlo todo, creyendo que si el Estado lo administra es más eficiente y la verdad en el pasado eso está demostrado que no funcionó para nada. Lo que fue el Seguro Social, Telecom, tantas entidades de distintos sectores que demostraron que la estatización es un camino de ineficiencia, de menor rentabilidad, de politización, de burocratización, es un camino de corrupción, mejor dicho, es un camino que no quisiéramos recorrer de nuevo.
SEMANA: ¿Podría pasar algo similar a lo que sucedió con el sector salud en el que Petro propuso una reforma y como el Congreso se la hundió, busque otras salidas para implementarla?
J. M. R.: Afortunadamente, esto tendría que pasar por el Congreso, requiere que sea ley. Ellos no pueden disponer de los recursos de los depositantes u ahorradores. Podrían adoptar una serie de medidas de inversiones forzosas, pero aun en ese caso, de todas maneras, seguramente tendrían que hacer tránsito por el Congreso. Me parece que afortunadamente sí requiere ley, pero eso no se podría a menos que estuviéramos en un escenario de emergencia económica.
SEMANA: ¿Pero el Gobierno no podría empezar a comprar bancos o tomar acciones que puedan llevar a acercarse a esa inversión forzosa por otros mecanismos?
J. M. R.: No, me parece que la única vía que seguramente tendría, si quisiera adoptarlo, sería por una ley de la República, en este caso el Congreso, o un estado especial. Más allá del tema del camino, de nuevo, deja planteado un estilo de Gobierno que le gusta la estatización sin darse cuenta de que en el pasado fue un fracaso. En eso se parece mucho al planteamiento de Moisés Naím, que es la necrofilia política, ese gusto por las ideas atrasadas y fracasadas del pasado que ya están demostradas, que no funcionaron y están buscando volverlas a imponer.
SEMANA: ¿Cómo quedó el ambiente en el sector económico y financiero del país con esta propuesta del presidente Petro?
J. M. R.: Yo creo que quedó una enorme preocupación porque da la sensación de que el Gobierno no entiende cuál es el camino de la reactivación. Si esa es la gran propuesta de reactivación económica, ni siquiera es una propuesta a corto plazo porque tiene que hacer tránsito por el Congreso. No se ha entendido que la reactivación es ya y no en ocho meses, ya no sirve. Estamos en un escenario muy delicado, con un riesgo muy grande de continuar en una trampa de estancamiento muy peligrosa para el empleo y para el recaudo tributario.