SEMANA: Tras esta decisión de entregarle el contrato de pasaportes a Thomas Greg, ¿usted se inmoló?
JOSÉ ANTONIO SALAZAR: Yo cumplí con el deber. Es necesario evitarle al Estado un enorme detrimento patrimonial que se veía venir. Entendí, cuando me habló el embajador de Colombia, Gilberto Murillo, la semana pasada, antes de irse, que él iba a quedar en un problema grande cuando le dijera al presidente Gustavo Petro que le recomendaba conciliar el tema. Entendí que el doctor Álvaro Leyva está suspendido por una actuación de buena fe al servicio del país. Entonces, quedé, desde el día en que hablé con el embajador Murillo, con la decisión de que yo tenía que dejar los problemas resueltos. Me vine a mi casa a trabajar cuatro días completamente solo, a preparar los actos administrativos. Yo invito a la academia a que los estudie y me haga las críticas a la luz del derecho.
SEMANA: Es decir, ¿Gilberto Murillo estaba enterado de su decisión?
J.S.: No, de la decisión mía no. No se enteró absolutamente nadie. Él (Murillo) lo que me dijo sobre el tema es que tenía el propósito de proponerle al señor presidente Gustavo Petro que conciliaran y resolvieran los problemas. Entonces, ahí me formé la idea de que no habría ninguna solución, de que a mí me iban a retirar del cargo, iban a quedar los problemas y que yo quedaría en la historia como el viejito que dejó a Colombia sin pasaportes.
SEMANA: ¿Murillo le dijo que él le iba a sugerir a Petro que lo mejor era entregarle la licitación a Thomas Greg?
J.S.: Que era mejor conciliar el tema, no me habló de Thomas Greg, me dijo que era mejor conciliar y resolver estos problemas. Como yo conocía la posición del presidente Gustavo Petro, entonces, dije que esto era imposible. Por eso, decidí. Dije ‘esta semana tengo que resolver esto’ porque, además, noté que el embajador Gilberto Murillo llegó al Ministerio a quedarse. Cuando él empezó a pedirle renunciar a algunas personas, no dudé en que eso ocurriría.
SEMANA: ¿Cree que Murillo se quedará como Canciller y que Álvaro Leyva no regresará?
J.S.: Yo vi ese propósito cuando empezaron a buscar las personas más cercanas a Álvaro Leyva para pedirles las renuncias.
SEMANA: ¿Usted cómo llegó a la Secretaría General de la Cancillería?
J.S.: Porque el doctor Álvaro Leyva me conoce desde 1978, desde la campaña del presidente Betancourt. He estado prestándole asesorías en algunos temas. Somos amigos.
SEMANA: Pero defraudó al amigo, porque él no quería que le adjudicaran la licitación a Thomas Greg.
J.S.: Él nunca me hizo esa manifestación ni nunca interfirió. Cuando la licitación llegó a su etapa final, en ese momento es cuando Álvaro Leyva me plantea el problema y le dije que mi recomendación es adjudicar el contrato. Y le di otra solución: ‘que usted asuma el manejo de todo esto’. Él lo asumió.
SEMANA: Pero el doctor Álvaro Leyva está incómodo, molesto por su decisión que, en últimas, favorece a Thomas Greg.
J.S.: Yo no sé si estará molesto. Yo hablé con el doctor Álvaro Leyva este lunes 26 de febrero, fue algo breve. Cumplí con el deber. Es mi responsabilidad legal.
SEMANA: ¿Y cómo fue esa conversación con Álvaro Leyva?
J.S.: El doctor Álvaro Leyva me dijo: ‘Se supone que usted es el secretario general que yo designé. Debió haberme dicho antes’. Y yo le respondí: ‘No le dije antes porque el problema se me seguía volviendo insoluble’. Tenía la obligación, el deber de resolverlo. Eso hice. Por eso, mejor me encerré en casa a trabajar cuatro días, a estudiar con el conocimiento jurídico que tengo y tomé las decisiones.
SEMANA: ¿Usted, por qué tomó la decisión de adjudicar semejante contrato millonario y espinoso jurídicamente, sin consultarle a sus jefes?
J.S.: Porque soy el ordenador del gasto y el representante legal del Fondo Rotatorio y tenía la competencia y la capacidad para hacerlo. Uno tiene que tomar las decisiones y asumir las responsabilidades.
SEMANA: ¿Por qué Gilberto Murillo le entregó a usted facultades que Álvaro Leyva le había quitado, entre ellas, la de contratar los pasaportes?
J.S.: Yo no sé, porque entiendo que el canciller Gilberto Murillo no quería tener contacto con ese problema. Entiendo que él tuvo la capacidad de dimensionar cómo era el problema y quiso quitárselo de encima.
SEMANA: Es decir, Murillo no quería asumir la responsabilidad en la nueva licitación.
J.S.: El problema ha sido tan mediático y ha tenido tantas complicaciones que el embajador Murillo, que está hecho como estadista para cosas más importantes, dijo: ‘Esto que lo resuelvan de una vez’. Él, incluso, dio la orden de terminar el proceso licitatorio que estaban adelantando.
SEMANA: ¿Thomas Greg no lo persuadió a usted de interferir en la decisión que tomó?
J.S.: De ninguna manera. Tampoco lo permitiría.
SEMANA: ¿Por qué envió a la Procuraduría un documento lanzándole un salvavidas a Álvaro Leyva, hoy sancionado?
J.S.: Es la obligación mía, se produce un documento, la Procuraduría debe y puede conocerlo. Yo, desde un comienzo, cuando inició la licitación que adelanté, comuniqué a los órganos de control y ellos hicieron el acompañamiento a todo el proceso. Estuvieron presentes.