En una ceremonia llena de flores, frutas, granos de café, cacao, maíz y el sonido del caracol, Francia Márquez visitó este sábado, por primera vez desde que se posesionó como vicepresidenta de Colombia, a su pueblo natal: Suárez (Cauca).
Una multitud, de mayoría afro, la homenajeó con cánticos, tambores y ceremonias tradicionales en un coliseo del municipio, una población de oro y violencia.
La visita de Francia Márquez tenía un propósito específico: “recibir a la madre tierra para liderar con sabiduría las misiones que tendrá en los próximos 4 años”, dice la información de la Vicepresidencia de la República en redes sociales.
Entre los primeros mensajes que recibió, al igual que el día que se desplazó hasta Suárez para votar en su tierra, fue el de la bienvenida. Pero, luego, hizo parte de una especie de ritual, a través del cual, “hizo una posesión simbólica y ancestral”, según los mensajes divulgados por la Vicepresidencia.
“Hoy es un día muy especial para mí, estar aquí en mi municipio recibiendo tanto cariño, tanto amor”, dijo la mujer de 40 años, cabello trenzado y vestido colorido.
De la mano del exsenador Gustavo Petro, Márquez es parte del primer gobierno de izquierda de Colombia.
“Es difícil, como mujeres, llegar a este espacio de representación política. Pero si somos mujeres negras, indígenas, campesinas, empobrecidas, la lucha es mucho más difícil”, lanzó en una tarima con su puño en alto.
Así fue la ceremonia
La ceremonia fue muy distinta a la que tuvo lugar el 7 de agosto en Bogotá. Rodeada de miembros de comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinos, Francia Márquez participó en un acto de acción de gracias.
Realizó una entrada solemne, descalza, a un círculo que llamaron ‘el lugar sagrado’, y empezaron los cantos: “soy de allá, del África, y si no soy de allá, mis ancestros son de allá”.
Destacaron la participación, por primera vez en la historia de Colombia, de una mujer negra en la Vicepresidencia de Colombia. Explicaron que la sal es el símbolo de la incorruptibilidad y la gobernanza. Las lentejas fueron mencionadas como símbolo de prosperidad, y los frutos ácidos (piña y limón) que hacían parte del círculo, fueron referenciados como los que acompañan a los seres de luz.
Memorias
Nacida en una familia pobre, Márquez fue madre soltera a los 16 años, huyó de su tierra amenazada de muerte, limpió casas para sobrevivir y estudió derecho antes de abrirse paso en la política, según recuerda una publicación de la agencia de noticias AFP.
En 2019 quisieron matarla con granadas y ráfagas de fusil por defender el agua de su comunidad, en una región donde los grupos armados imponen su ley, financiados por el narcotráfico y la minería ilegal.
Un año antes, había recibido el Premio Goldman, también conocido como Nobel del medioambiente.
“No será fácil (...) Pero esperamos contar con ustedes, cogernos de la mano de ustedes para sacar a Colombia adelante”, clamó Márquez.
Pese a que casi el 10 % de los 50 millones de colombianos se reconoce como negro, los pueblos afro viven al margen de la política, sumidos en la pobreza (30%) y cercados por la violencia.
En medio de la ‘guerra’ virtual que atravesó la campaña presidencial, Márquez fue centro de una furia racista avivada en las redes sociales.
Varias personalidades locales le lanzaron ataques relacionados con su color de piel y origen pobre.
“Que desde todos los rincones de Colombia gocemos de este nuevo inicio en la época de la política. Nunca antes los negros en Colombia habíamos tenido esta oportunidad”, dijo a la AFP Manuel Ocoro, un líder comunitario afro que asistió al evento.
En un país donde la violencia brota cada tanto, pese al acuerdo de paz firmado con la disuelta guerrilla Farc en 2016, Márquez apostó por luchar contra el narcotráfico y la desigualdad.
*Con información de AFP.