Desde que Gustavo Petro era precandidato presidencial por el Pacto Histórico, empezaba a lanzar dardos de cuál sería su intención con la construcción de la primera línea del Metro de Bogotá.
Aunque en un principio parecían simples comentarios, con el pasar de los meses su discurso se fue agudizando a tal punto de que llegó a presionar fuertemente al Distrito para que accediera a sus pretensiones: o la primera línea se construye de forma subterránea, o se paralizarán todas las inversiones de la nación en los proyectos de Bogotá.
En campaña, en un debate en SEMANA, Petro anunció que de ser elegido presidente iba a instalar una comisión para que evaluara cuál era el avance real del proyecto y de los diseños de ingeniería y detalle, para así poder tomar la mejor decisión costo-beneficio, sobre un metro subterráneo o elevado.
Una vez superada la segunda vuelta presidencial y siendo ya el mandatario electo, Petro ordenó la instalación de una mesa de empalme exclusiva para conocer el avance del proyecto del Metro de Bogotá.
Posteriormente, tras un estudio al avance del proyecto, su equipo de empalme sugirió “explorar alternativas en el proyecto en cuanto a tipologías constructivas y de trazado sobre el borde oriental”.
Fue así como el jefe de Estado acogió la recomendación del equipo de empalme y tan solo tres meses después de haberse posesionado, a principios de noviembre, le solicitó al consorcio chino Metro Línea 1, encargado de construir la primera línea del Metro de Bogotá, que estudiara la viabilidad técnica y financiera de que parte o la totalidad del trazado sobre la avenida Caracas fuera subterráneo en vez de elevado.
En su momento, cuando se conoció esta petición del presidente Petro al consorcio chino, el ministro de Transporte, Guillermo Reyes, no solo defendió la postura del primer mandatario, sino que aseguró de forma tajante que la intención del Gobierno no era hacer ningún cambio al proyecto, pues lo único que se pretendía era tener sobre la mesa un estudio sobre la posibilidad de que el trazado de la Caracas fuera subterráneo, nada más.
El 4 de noviembre, en declaraciones a los medios de comunicación, en compañía de la alcaldesa Claudia López, Reyes señaló que esos estudios que el presidente Petro le había solicitado al consorcio chino se darían a conocer el 8 de enero de este año. No obstante, días después, en el marco del congreso de la infraestructura en Cartagena, el ministro anunció que la presentación de dichos estudios se aplazaba.
“Todo debe ser público y es importante que lo conozcan. Hemos tenido una reunión entre el consorcio chino que estuvo esta mañana aquí (en Cartagena) en una presentación con el sector transporte. Le pedimos que nos explicara cómo va el tema de los estudios y cómo se está cumpliendo con la voluntad del presidente de la República para adelantar unos estudios de cuánto costaría y cómo sería las implicaciones técnicas geológicas de una subterranización parcial en la Caracas de la línea 1 del Metro”, aseguró en su momento el ministro Reyes.
Y después agregó: “Había dicho que se iba a entregar el 8 de enero, pero ahora se va a hacer el 16 de enero, porque el 8 de enero es domingo, el lunes es festivo y consideramos que la fecha oportuna para hacer los anuncios y la presentación oficial al presidente será el 16 de enero”.
Sin embargo, ese día, el 24 de noviembre, desde Cartagena, el ministro de Transporte insistió que desde el Gobierno nacional no se está pensando en cambiar o afectar el contrato, pues tan solo “es una petición que presentó el presidente”. De igual modo, Reyes precisó para esa fecha que el gobierno Petro estaba comprometido con la movilidad de Bogotá.
Llegó el 16 de enero y el consorcio chino no se pudo reunir con el presidente Gustavo Petro como se había acordado en un principio, dado que el primer mandatario se encontraba de gira por Europa en el marco del Foro Económico de Davos, en Suiza.
Fue hasta el pasado 25 de enero que por fin se dio el crucial encuentro del presidente Petro con el consorcio chino y con la participación de la alcaldesa López. El consorcio Metro Línea 1 efectivamente realizó esa evaluación solicitada por el jefe de Estado y puso sobre la mesa cinco principales propuestas para modificar el trazado y la tipología de la primera línea del metro.
Al término de la reunión, la alcaldesa López explicó cuáles fueron las conclusiones del encuentro. Reveló que el consorcio chino encargado de la megaobra le advirtió al jefe de Estado que cualquier cambio en el objeto del contrato “no es viable” y traería consigo un “alto riesgo jurídico”.
“El consorcio chino le entregó el informe al presidente Petro con cinco opciones que analizó de las cuales recomendó una, tengo por viabilidad técnica, económica y financiera, que es la extensión de la primera línea del metro de la calle 72 a la 100 subterránea en tres estaciones adicionales y 3,9 kilómetros adicionales”, sostuvo López.
Y agregó: “Esa opción la recomienda el concesionario por razones jurídicas y porque considera que no modifica el objeto del contrato y no superaría el 50 % del valor original del contrato e integraría mayor demanda de pasajeros”.
Así mismo, López indicó: “El presidente Petro escuchó las cinco opciones e hizo una contrapropuesta, nos ha pedido que continuemos con las mesas de trabajo, las cuales vamos a continuar, el presidente solicitó dos conceptos jurídicos, según los cuales sí se podría modificar el objeto del contrato”.
Ese día, el ministro Reyes acompañó a la alcaldesa Claudia López en las declaraciones que se dieron al final del encuentro con el presidente Petro, y el funcionario reiteró una vez más que la única intención del primer mandatario era el de tener sobre la mesa un estudio sobre la viabilidad de soterrar el trazado de la primera línea del metro, pero que el proyecto no estaba en riesgo y que se iba a continuar con su construcción.
Pues bien, desde ese día para acá, el discurso del Gobierno como del propio presidente Petro tomó un cambio radical. El jefe de Estado empezó a defender a capa y espada su idea para que ese sistema de transporte masivo tenga un tramo subterráneo.
Petro, en su cuenta de Twitter, señaló que logró rescatar parte de los estudios del metro subterráneo que él propuso cuando era alcalde de Bogotá, al calificar esos documentos como un patrimonio económico de la capital del país.
“¿Y por qué no hubo detrimento patrimonial cuando botaron más de cien mil millones de pesos a la basura en los estudios del metro subterráneo. ¿Ese no era dinero del público? Pues es al contrario recuperaremos parte de esos estudios que son patrimonio económico de Bogotá”, trinó el presidente Petro.
Y agregó en el mensaje: “Se estudió un metro subterráneo en el 2014 con 27 estaciones y 32 kilómetros que costaba 14 billones de la época, y hoy estanos en uno de 19 estaciones y 22 km que vale casi 40 billones de pesos, pero aquí si no hay detrimento patrimonial”.
En otro trino, el mandatario colombiano lanzó agudas pullas. “Digan la verdad, no investigarán el detrimento patrimonial a la nación por más de 20 billones de al anular el mejor proyecto estudiado y a punto de construirse de Bogotá porque órganos de control y presidente y alcalde eran del mismo grupo político. Ahora nos toca pagar”.
Los mensajes de Petro se fueron agudizando. El presidente endureció su postura sobre la primera línea del Metro de Bogotá, al señalar que como está actualmente en su diseño inicial es un “esperpento” y una “chambonada”, insistiendo que debe ser subterráneo por lo menos en un tramo.
Así mismo, se conoció, tras una conversación en la Casa de Nariño, que el mandatario colombiano indicó que si no se hace una modificación al megaproyecto, tres generaciones a futuro “nos van a maldecir”, declaraciones que dejaron en incertidumbre la primera línea del metro de Bogotá.
La presión del ministro Reyes
El discurso del Gobierno Petro frente al futuro del metro de Bogotá llegó a su punto más álgido este jueves 2 de febrero. Amenazó con parar proyectos de Bogotá si no se modifica la primera línea del metro como quiere el presidente Petro.
“Es muy claro: si no se acepta, como se ha venido diciendo, que se hagan las modificaciones propuestas dentro del marco jurídico, pues el Gobierno también, en la medida en que financia el 70 % de los otros proyectos, pues esos otros proyectos se van a tener que parar”, afirmó el funcionario.
La segunda línea del Metro también peligra
En medio de la discusión sobre la primera línea del Metro y la posibilidad de que un tramo sea subterráneo, una afirmación del presidente Gustavo Petro en días pasados, también encendió las alarmas sobre la segunda línea del Metro que irá hasta Suba y Engativá.
En un mensaje publicado en su cuenta de Twitter, el jefe de Estado puso en duda la financiación de la nación de la segunda línea del Metro propuesta por la alcaldesa Claudia López y, aunque ese mensaje en un principio pasó desapercibido, después generó una tormenta de reacciones y cuestionamientos.
El presidente Petro explicó en su cuenta de Twitter cuáles fueron las razones por las que no aceptó la propuesta de extender el Metro de Bogotá hasta la calle 100 en un tramo subterráneo, pero al final del trino, dejó el mensaje que provocó la polémica.
“Analizaremos si la devaluación del peso y la situación financiera nos permiten el tramo subterráneo de la calle 72 hasta occidente en Suba. Ojalá se pueda”, fueron las palabras del mandatario refiriéndose a la segunda línea del Metro de Bogotá, la cual está diseñada para comenzar precisamente en la calle 72 e ir hasta Suba y Engativá.
En otras palabras y según lo dicho por el presidente Petro, la trepada del precio del dólar y la situación financiera del Estado podrían terminar pasándole factura al principal proyecto de movilidad propuesto por la administración de Claudia López, con lo que ahora no solo estaría en riesgo el contrato ya firmado de la primera línea del Metro, sino también la licitación y contratación de la segunda línea.
Y esa nueva incertidumbre en torno a la segunda línea del Metro de Bogotá ya se estaría materializando, pues vale recordar que en diciembre la propia alcaldesa López, en entrevista exclusiva con SEMANA, había anunciado con gran entusiasmo que en enero de 2023 se iba a abrir la licitación de la segunda línea, pero ya faltan pocos días para que finalice el mes y el anuncio, por ahora, se ha quedado en palabras.
“Esta semana logramos tener listos los requisitos para que en enero de 2023 se abra la licitación. Se beneficiarán 2,5 millones de habitantes, eso equivale a la población de Medellín. Esas personas se demoran dos horas para llegar a sus sitios de trabajo. La licitación la vamos a adjudicar en diciembre. Queda en obra y en construcción cuando termine la alcaldía”, afirmó la alcaldesa en diciembre del año pasado.
El anuncio del presidente Petro en torno a la segunda línea del Metro se dio a pesar de que antes de finalizar su mandato, el entonces presidente Iván Duque firmó con la alcaldesa López el convenio de cofinanciación con vigencias futuras aprobadas, con aportes de 39 billones de pesos de la nación y 12 billones de pesos de aportes de Bogotá para importantes obras en la capital del país, entre ellas la segunda línea del metro, la troncal de la calle 13, la ampliación de la carrera Séptima, de la Autopista Norte y la nueva ALO Sur.
Así mismo, en diciembre de 2022, la Comisión Interparlamentaria de Crédito Público del Congreso de la República emitió el concepto único favorable para que la nación otorgue garantía soberana a la Empresa Metro de Bogotá (EMB) para contratar operaciones de crédito internas y externas hasta por 7,84 billones de pesos constantes de 2021, o su equivalente en otras monedas, para financiar el diseño, construcción y puesta en operación de la línea 2.
La segunda Línea del Metro de Bogotá recorrerá cuatro localidades: Chapinero, Barrios Unidos, Engativá y Suba. Conectará a la primera línea que viene desde Bosa y Kennedy en el occidente de la ciudad, empezará en la calle 72 con Caracas e irá por esta misma calle hasta la avenida Ciudad de Cali, continuando por la ALO y la calle 145 hasta el sector Fontanar del Río, donde está ubicado el patio taller. En hora pico, la línea 2, movilizará 49.000 pasajeros por hora por sentido, con una flota de 25 trenes.
Según lo estipulado por la Alcaldía, la contratación se hará en este 2023, la obra empezará en 2025 y finalizará en 2032, pero por ahora todo está en veremos.