La provocación que lanzó este jueves el exdirector de la Asociación de Oficiales Retirados de las Fuerzas Militares de Colombia (Acore), el coronel (r) John Marulanda, quien habló de “defenestrar” (expulsar o sacar de su cargo a la fuerza) al presidente Gustavo Petro, terminó uniendo a los defensores del jefe de Estado con sus detractores.
Los sectores políticos, las instituciones y las organizaciones sociales, sin importar la ideología, dejaron claro que en Colombia no cabe la posibilidad de un golpe de Estado. Las palabras de Marulanda se dieron luego de la masiva manifestación de militares retirados, liderada por Acore, que logró llenar buena parte de la Plaza de Bolívar en protesta contra algunas de las políticas de Petro.
El ejercicio se desarrolló con tranquilidad y los manifestantes lograron hacer escuchar su voz. Sin embargo, un día después de esta movilización, el coronel (r) estalló la controversia al comparar el caso de Petro con lo sucedido en Perú con las reservas de las Fuerzas Militares y el expresidente Pedro Castillo, y señaló, como si fuera un hecho de resaltar, que en ese país lograron defenestrar a “un presidente corrupto”.
“Colombia está siguiendo los pasos de Perú, en donde las reservas fueron exitosas en el sentido de que allá lograron defenestrar a un presidente corrupto. Aquí vamos a tratar de hacer lo mejor por defenestrar a un tipo que fue guerrillero”, fueron las declaraciones del oficial retirado, en un debate en La W. Sus palabras, de inmediato, generaron la reacción de todos los sectores, que salieron en defensa no solo de la figura presidencial, sino de la democracia colombiana, que, más allá de sus imperfecciones, ha demostrado ser una de las más sólidas de la región.
El primero en salir a lanzar la voz de alerta fue el propio presidente Gustavo Petro, quien pidió defender la democracia. “La causa es la democracia, no pensar que, porque alguien ganó con la voluntad del pueblo y es diferente, entonces hay que, qué palabra tan triste, defenestrarlo, darle golpe de Estado, como si nosotros fuéramos pendejos”, dijo el presidente.
El mandatario cuestionó que no se quiera respetar el voto popular que eligió a un jefe de Estado y aseguró que “ese no es el destino de Colombia”. El llamado del mandatario a proteger la democracia fue acogido por la Fiscalía General de la Nación, que de inmediato decidió abrir una investigación contra Marulanda. La indagación será liderada por la Dirección Especializada Contra Violencia de Derechos Humanos.
El anuncio de la Fiscalía es, justamente, una muestra de la solidez institucional y democrática del país, pues no es un secreto que el fiscal general, Francisco Barbosa, y el presidente Petro han tenido agudas diferencias en los últimos días, pero en este episodio han demostrado que las instituciones están por encima de las personas. Las palabras “golpe de Estado” cayeron tan mal en el país que generaron el rechazo no solo de los sectores afines al Gobierno, sino de los detractores más acérrimos del presidente.
“Rechazo cualquier alusión que pudiera llegar a hacer alguien con relación a un supuesto golpe de Estado al presidente Petro”, dijo de manera categórica el excandidato presidencial Federico Gutiérrez, quien se enfrentó a Petro en una tensionante campaña.
Las palabras de rechazo también llegaron de parte del expresidente Álvaro Uribe, quien durante varios años fue el mayor antagonista político de Petro: “Es dañino hablar de golpe de Estado cuando Colombia ha tenido las Fuerzas Armadas más respetuosas de la democracia”.Un hecho que muestra lo remota que está la idea de un golpe de Estado en el país han sido las palabras de rechazo que han llegado del estamento castrense.
SEMANA habló con el general retirado Eduardo Zapateiro, un duro contradictor del actual Gobierno, quien aseguró que, lejos de hablar de un golpe de Estado, lo que se debe es fortalecer la democracia. “Pienso que fue muy, muy desatinado y lamentable (lo dicho por Marulanda) cuando nunca ha sido el pensamiento de quienes hoy con orgullo gozamos del retiro y nos hemos comportado a lo largo de la historia de Colombia como hombres que entendemos la democracia”, aseguró Zapateiro.
Acore desautorizó a Marulanda. El general retirado Guillermo León, presidente de esta asociación de oficiales en retiro, aseguró: “No estamos pensando en un golpe de Estado, creemos en la Constitución”.
Democracia
La democracia en Colombia, aunque imperfecta, ha resultado tan sólida que cuando alguna de las ramas del poder intenta extralimitarse, siempre encuentra un contrapeso que le pone freno. Para encontrar muestra de ello no hay que ir muy lejos. La semana pasada, cuando el presidente Petro aseguró que él es el jefe del fiscal, lo que representa una clara violación a la separación de poderes, se encontró con el rechazo al unísono de la rama judicial y de buena parte de los sectores políticos.
Horas después de estas declaraciones, la Corte Suprema de Justicia sacó un comunicado haciendo “un llamado a la sensatez, respeto y cordura que deben prevalecer en el ámbito del principio de colaboración armónica que rige a los poderes públicos”.
El llamado de atención fue tan fuerte que el presidente, que es poco amigo de rectificar, tuvo que pedir una reunión con los magistrados para ir al Palacio de Justicia a aclarar la situación.
Petro también se ha encontrado con contrapesos a la hora de pasar sus reformas constitucionales y proyectos de ley no solo en el Congreso, que le ha frenado artículos nocivos, como el que le permitía indultar a miembros de la primera línea capturados, sino también de parte de la Corte Constitucional, que ya le dejó saber que va a hacer uso de la facultad de suspender reformas de manera preventiva mientras las estudia, si considera que pueden violar la Constitución.
Esta fortaleza institucional se ha demostrado no solo en el actual Gobierno, sino también en anteriores administraciones. Por ejemplo, al expresidente Álvaro Uribe, quien durante su mandato gozaba de una amplia popularidad, la Corte Constitucional le cerró la posibilidad de presentarse a una segunda reelección. Otra muestra de la fortaleza democrática del país es la llegada de Petro a la Casa de Nariño.
Con buena parte del establecimiento en contra y luego de una larga tradición de mandatarios de centroderecha, el hoy jefe de Estado logró ganar las elecciones y convertirse en el primer presidente abiertamente de izquierda.
El último golpe de Estado que hubo en Colombia ocurrió en 1953, cuando el general Gustavo Rojas Pinilla tomó el poder en un golpe militar. Su gobierno se caracterizó por la represión a la oposición y a la prensa.Hoy a nadie, salvo al coronel (r) Marulanda, le cabe en la cabeza que el país pueda volver a un escenario similar. Golpe de Estado: ¡jamás!