La reciente disputa por la presidencia de Coljuegos está en la mira de la Fiscalía. SEMANA conoció un supuesto montaje sexual que está siendo investigado y que se puso en marcha con el fin de sacar del camino a Roger Carrillo, quien fue presidente de esa entidad. Una denuncia anónima, instaurada por funcionarios, lo involucraba a él y al exgerente administrativo Gustavo Aroca en un presunto acoso sexual contra la abogada Laura Ávila.
Este medio contactó a Ávila, quien reveló detalles de lo sucedido. Sostuvo que terminó envuelta en una disputa de poder en el que se manchó su nombre y su carrera como abogada. Advirtió que, si hubiese sido cierto el acoso, habría sido la primera en denunciar.
Sin embargo, no se enteró de lo que estaba ocurriendo hasta que ese tema se volvió común en los pasillos de Coljuegos. Allí fue cuando conoció la denuncia anónima que decía que, supuestamente, había cometido actos de corrupción y se acostaba con los directivos para ocultar esos hechos.
Ante la gravedad de los señalamientos, Ávila contrató a un abogado y presentó una denuncia ante la Fiscalía por injuria y calumnia. Pero el caso fue archivado. El que sí sigue en firme fue el presentado por Coljuegos contra Ávila por presunta corrupción. Incluso, su oficina fue allanada por el ente judicial. Ávila ya no está en Coljuegos porque no le renovaron el contrato.
¿Por qué la abogada terminó envuelta en este escándalo? Ella reclama que se trató de una guerra sucia por el poder de la entidad, especialmente entre Roger Carrillo y Roberto Pérez, quienes se disputaban la presidencia a comienzos de este año.
Ella asegura que los responsables de la queja en su contra y los directivos fue interpuesta por funcionarios de la entidad. Entre otros, mencionó a Diana Medina, vicepresidenta de control a las operaciones ilegales. SEMANA contactó a Medina, quien negó los hechos y dijo no conocer el caso de Laura.
Sobre el supuesto hecho de corrupción que habría cometido, la abogada Ávila dice que se trató de un proceso que caducó, pero reclama que en todo momento contestó las solicitudes y las remitió a sus superiores. Y que se habrían valido de ese hecho para hacer la denuncia y relacionarlo con el supuesto acoso sexual. En el documento conocido por esta revista se dice que “todos los días viene vestida a la oficina con ropa provocativa y vulgar”, porque supuestamente los directivos se lo pedían para tapar el proceso investigado.
Ella reconoce que, aunque esa es su forma de vestir, nada tiene que ver con su actuar como profesional, por lo que reitera que nunca tuvo ninguna relación de ningún tipo y menos sexual con alguien de la entidad. “Empezaron a meterse con mis cosas personales, mi forma de vestir y mi forma de hablar”, reclamó Ávila.
A pesar de las miradas y el juzgamiento de sus compañeros, porque ya era un tema que se hablaba en los pasillos, durante varias semanas Ávila continuó asistiendo al trabajo. “Como mujer fue terrible que todo el mundo conociera esa denuncia. Yo quedé como una ‘perra’, como una mostrona y nunca hubo justicia”, aseguró.
Ávila ayudó a crear el sindicato, por lo que tendría fuero, otra causa por la que no podrían haberla despedido. “Laura es fundadora del sindicato que se constituyó hace un mes y, a pesar de eso, se le terminó su contrato en la empresa. Eso es un hecho objetivo. También tengo conocimiento de que llegó un ‘pasquín’ en el que se hacían acusaciones contra ella de temas sexuales”, aseguró Cristian Ariza, presidente del sindicato de Coljuegos.
Ávila reclama que su imagen quedó manchada. Además, no se trataría de la única denuncia en Coljuegos. SEMANA conoció el caso de otras personas que han salido reclamando tratos injustos.
Por ahora, la abogada quiere recuperar su buen nombre y que la justicia encuentre la verdad de lo sucedido y que quienes la involucraron en el caso no queden impunes.