SEMANA: ¿Cómo ve el escándalo de Verónica Alcocer?

Gustavo Álvarez: Está manejado como la mayoría de los actos de la oposición derechista a Petro: sobre la base del chismerio bogotano y como tal eso es correr unos riesgos frente a unos elementos muy serios que pueden llevar a un cambio estructural de la forma como está concebida la Presidencia.

SEMANA: ¿Por qué chismerio bogotano?

G.A.: Porque le da más importancia a quien rompe las normas, a quien rompe la tradición y al efecto que eso causa a la verdadera razón. La señora de Petro ha desempeñado una labor de rompimiento que él no es capaz de hacerla. Ella es espontánea y ha roto una tradición, pero también un hilo que no es muy fuerte entre el pueblo y la Presidencia. Aquí han preferido burlarse porque ella es una corroncha ante los ojos del chisme bogotano, una costeña y como tal mueve sus caderas, organiza sus actitudes y representa, ahí sí, un verdadero cambio en la forma de concebir a la familia presidencial.

SEMANA: El grupo de personas que la acompañan, entre maquilladoras, asesores, damas de compañía, fotógrafo, le han costado al Estado 1.000 millones.

G.A.: Todo parte de un error de concepción, el gobierno Petro ha tenido un error de concepción, probablemente mal copiado de la era peronista, cuando Eva Perón hacía parte del Gobierno, no solo como primera dama, ese error de concepción se ha ido deformando con el tiempo. Para la sociedad machista, las primeras damas eran unas señoras que tenían que permanecer calladas y hacer obras de caridad, pero para eso le fueron creando el despacho de la primera dama. En Vicky SEMANA escuché a unos congresistas decir que existen unas leyes y fallos del Consejo de Estado donde sitúan las actividades de la primera dentro de las normas de ley.

Si no se ha creado la oficina de la primera dama, el despacho de ella, no se pueden justificar todos los gastos que resulten. Al chismerío bogotano le parece absolutamente impactante y ofensivo que la señora tenga maquilladores, peinadores, damas de compañía y que hayan conformado una especie de pequeño Versalles en la Casa de Nariño.

Verónica Alcocer bailando en evento cultural en Sincelejo. | Foto: El País

SEMANA: ¿Es hora de meterle mano a la figura de la primera dama?

G.A.: Es hora de organizar el despacho de la primera dama y como tal darle una categoría legal y presupuestal que cubra con las actividades que pueda desarrollar. Y no hacerlo como lo han hecho hasta ahora: delegando funciones, dándole un avión, como lo hicieron en el gobierno de Duque, o guardando una total compostura, como lo hizo doña Lina Moreno. O actuando dentro de ese ámbito de la sociedad bogotana, como lo hizo la mujer de Juan Manuel Santos. Es la hora de hacer un cambio estructural de ese despacho y la concepción que se tenga de la familia presidencial.

SEMANA: Es decir, ¿está de acuerdo en meterle recursos a ese despacho?

G.A.: Indudablemente, porque hace parte de la imagen que el país tiene de quien está en la Presidencia, pero aquí todo lo dejamos a que la costumbre vaya imponiendo la ley.

SEMANA: ¿Qué opina de Verónica Alcocer?

G.A.: Que tiene pinta de candidata presidencial como Evita Perón, de allí a que eso sea realidad, hay un abismo. Y de pronto hasta lo salta porque ella sabe brincar bien.

En ostentoso viaje con toda su comitiva, la primera dama, Verónica Alcocer, representó a Colombia ante el papa Francisco sin ser funcionaria.

SEMANA: ¿Cómo así?

G.A.: Cuando uno puede entrar al Capitolio, con ese aire de costeña fuerte a apoyar una ley o alguno de los proyectos, porque su marido, el presidente, no está en el país, indudablemente es una persona que sabe por dónde tiene que caminar, dónde tiene que brincar y qué es lo que tiene que hacer.

SEMANA: ¿Le ve actitudes para ser Presidenta?

G.A.: Pero como no habla.

SEMANA: ¿Ella es más notoria que el Presidente?

G.A.: Ella lo sabe hacer más y el chismerio bogotano se ha encargado de ‘entronizarla’.

SEMANA: Pero ella ni habla, como usted dice.

G.A.: Ella no habla, solo actúa. Y son actuaciones rotundas, por eso, ha despertado reacciones positivas y negativas.

SEMANA: El papel de Verónica Alcocer, ¿le suma o le resta a Petro?

G.A.: Hasta este momento le había sumado, ahora que le empezaron a sacar sus cuentas, le restó. ¿Cómo van a justificar legalmente los gastos incurridos? Por allí es donde se está metiendo la Procuradora Margarita Cabello, no con las actitudes de la Primera Dama.

SEMANA: Hablemos de las primeras damas. ¿Cuál ha sido la más polémica y la que más noticias ha generado?

G.A.: Doña Berta Hernández de Ospina Pérez, se la pasó en ese plan, no hay la menor duda. Estamos hablando de 1948 y en ese momento ya impactaba muchísimo.

SEMANA: ¿Tutina de Santos?

G.A.: Muy discreta, libreteada dentro de su manera de actuar.

SEMANA: Lina Moreno.

G.A.: La discreción en pasta.

SEMANA: María Juliana Ruiz.

G.A.: No quiso vivir en el Palacio presidencial. Vivió siempre en un apartamento.

SEMANA: Nohora Puyana.

G.A.: Silenciosa para poder sufrir, le tocaron cosas muy duras a lo largo de su vida.

SEMANA: ¿Y Ana Milena Muñoz, la esposa de César Gaviria?

G.A.: Era como una gerente, pero no sé hasta dónde alcanzó a tomar partido. Actuaba- reitero- como gerente.