SEMANA: ¿Usted seguirá al frente del DPS en 2025?
G.B.: El viernes pasado tuve una cita personal con el presidente Petro, le pregunté si quería que lo siguiera acompañando en el Gobierno o si quería que fuera a la consulta presidencial de 2026. Hay encuestas en las que estoy muy bien ranqueado. Por lealtad –ya que el presidente fue quien me vinculó a la política–, quiero que él esté de acuerdo con el paso que vaya a dar. Quisiera recibir su consejo, pero ese día no se dio. Me dijo que siguiéramos mirando a ver cómo se desarrollaban las cosas.
SEMANA: ¿Usted cree que va a permanecer hasta el final del Gobierno?
G.B.: A mí me gustaría mucho porque siento que le hemos imprimido dinamismo y entusiasmo a la ejecución. Lo bonito que tiene el DPS es que le presta un servicio a la población más pobre de Colombia.
SEMANA: Pero usted está marcando bien en las encuestas...
G.B.: Sí, para mí ha sido una sorpresa porque hay muchas figuras en la izquierda y del progresismo que también han hecho una buena labor y se han destacado. Pero no sé, la gente, tal vez, me premia una coherencia, una lealtad que he tenido con el presidente y lo que están buscando es el candidato para reemplazar a Gustavo Petro en 2026; quizás por eso piensan en mí. Estoy esperando a que el presidente me resuelva la pregunta que le hice.
SEMANA: ¿Pero cómo notó a Petro?
G.B.: El presidente, ahora, está más abierto a recibirnos, sin afanes, hablamos durante más de una hora. Y la pregunta que le hice fue esa. Le dije: “Presidente, lo que usted diga está bien para mí. No tengo ninguna ambición; si usted quiere, lo sigo acompañando hasta el final del Gobierno, o usted mirará si quiere que yo vaya a la consulta”. Eso quedó por resolverse más adelante, pero no creo que pase mucho tiempo porque él necesita que se decanten muy pronto esas candidaturas para recomponer su gabinete.
SEMANA: ¿Siente que el presidente no ha decidido?
G.B.: No. Yo creo que él, como demócrata que es, va a querer que haya consulta. No va a hacer guiños porque eso sí es antidemocrático en un movimiento en el que, seguramente, habrá muchas aspiraciones.
SEMANA: ¿El remezón de gabinete será a finales de diciembre?
G.B.: Sí, lo que el presidente dice es que quiere arrancar 2025 con el nuevo gabinete y no hacerlo en enero porque se podría perder tiempo. Él, recientemente, nos dijo: “Respeto las aspiraciones de todos, es un derecho aspirar, pero me lo tienen que comunicar antes del 31 de diciembre para poder reconformar mi gabinete”. Entonces todo el mundo anda decidiendo. Pero yo, si el presidente decide que no vaya a consulta, sigo aquí. Calculo que saldrán mínimo cuatro funcionarios, pero podrían ser seis o siete.
SEMANA: ¿Quiénes renunciarían?
G.B.: Creo que Roy Barreras va a participar en la consulta presidencial, eso lo tengo entendido. También Luis Gilberto Murillo, pero no sé si estará en la consulta nuestra o buscará una consulta del centro. Pero él sí va a participar, lo ha expresado. Igualmente, Alfonso Prada, también he escuchado que Mauricio Lizcano, todo ese santismo que está dentro del Gobierno. Y también Juan Fernando Cristo. Ahí hay varios que no son precisamente de izquierda, pero que pueden participar con nosotros porque han estado aportándole al Gobierno.
SEMANA: Si Petro le dice que siga en el Gobierno, ¿se quedaría en el DPS?
G.B.: A mí no me gustaría continuar en el DPS porque le quitaron la plata, a nosotros nos bajaron el presupuesto de 10,7 billones de pesos a 5,3 billones, más de la mitad. Y esos recursos, en su mayoría, irán a transferencias. Es decir, no habría una ejecución porque las transferencias las puede ejecutar un técnico. Si el presidente quisiera que yo me quedara, le pediría el favor de que fuera en otro lugar.
SEMANA: ¿Le gustaría aspirar a la presidencia?
G.B.: Esas campañas lo absorben a uno, pero como soy un soldado de la causa, si me toca ir al campo de batalla, voy a estar de primero. Es que ya he hecho varias campañas. Es durísimo. Le tengo mucho respeto a eso, pero si toca, lo hago.
SEMANA: ¿Qué pronósticos tiene con el Pacto Histórico en 2026?
G.B.: Si pudiéramos mantener las 20 curules sería muy bueno. Veo difícil aumentarlas. Falta un año y siete meses de gobierno, todo puede pasar, de repente la percepción de buen gobierno aumenta. Nosotros sabemos que hay entre 35 o 40 por ciento de gente conforme con lo que se está haciendo, con el mejoramiento de las comunicaciones y con la entrega de muchas obras, eso puede aumentar. Si nosotros logramos que este Gobierno termine con el 50 por ciento de popularidad, que es una de las metas que tenemos, habrá una pelea bastante fuerte. Y, seguramente, el candidato(a) del Pacto Histórico estará en segunda vuelta. Y de ahí en adelante que pase lo que tenga que pasar, pero no vamos a ser convidados de piedra en las elecciones.
SEMANA: ¿Limó asperezas con la senadora María José Pizarro, quien suena como precandidata en el petrismo?
G.B.: En el grupo ya hablamos de la necesidad de mantenernos unidos y que esas asperezas se tienen que limar. En aras de esa unión, voy a estar dispuesto a tener un diálogo con ella y lo vamos a tener pronto.
SEMANA: Con los cambios en el gabinete que se avecinan, ¿Petro se radicalizará más hacia la izquierda o volverá a darles juego a los partidos tradicionales?
G.B.: El presidente se va alinderando con la gente más cercana a la causa y a la lucha que él ha dado. De hecho, en el último remezón en el que entramos Alexánder López, yo y otras personas, él empezó a marcar esa tendencia de volver como a la fuente, a la raíz, porque cuando inició el Gobierno quiso mezclar experiencia con juventud –por eso metió al gabinete a Alejandro Gaviria, Cecilia López, José Antonio Ocampo, Alfonso Prada, entre otros–, pero él entendió que la clase política se atrincheró en su contra y él tiene que hacer un gobierno netamente progresista. Ese acuerdo nacional cada vez se ve más lejano.
SEMANA: ¿Cree que el sector del santismo se retirará del Gobierno?
G.B.: No. Siento que antes están con ganas de quedarse ahí tratando de capturar las elecciones de 2026. Ellos van a tener ahí candidatos dentro de la consulta con bastante poder y posibilidades. Al contrario, ellos ven que aquí es donde pueden tener posibilidades.
SEMANA: ¿Cree que es viable una unión Petro-Santos de cara a 2026?
G.B.: No directamente porque, obviamente, el presidente no puede participar en política, pero lo que sí siento es que hay un sector santista que está dentro del Gobierno que va a querer tener candidato dentro de la consulta y tratar de ganar.
SEMANA: Le cambio la pregunta, ¿ve una posible unión del petrismo y el santismo?
G.B.: Al petrismo y al santismo los une un proyecto común que es la paz. Y en la medida en que se pueda conseguir un candidato que defienda eso, los intereses de ambas facciones políticas, yo creo que el presidente también le jalaría a ese acuerdo. Todo depende de los resultados de las consultas.
SEMANA: ¿Qué tan cercanos son Petro y Santos?
G.B.: No tanto ellos dos, pero sí los santistas que están dentro del Gobierno.
SEMANA: ¿Qué piensa del petrosantismo?
G.B.: Eso que llaman petrosantismo es como una nueva tendencia que surge de la alianza que empieza a haber entre sectores del santismo que están dentro del Gobierno y la izquierda. No está oficializada, pero se mueve ahí en la sombra. Por ejemplo, usted me pregunta nombres, la cercanía que hay entre María José Pizarro y Roy Barreras. Entre las personas que estuvieron en el Gobierno de Santos también están Alfonso Prada; Armando Benedetti, quien apoyó como congresista a ese Gobierno; Mauricio Lizcano; Juan Fernando Cristo. Hay una cantidad de personas que están dentro del Gobierno colaborando, que no son necesariamente surgidas de la izquierda, pero que están colaborando en este Gobierno progresista.
SEMANA: ¿Cree que el petrosantismo será esa nueva fuerza que surgirá en 2026?
G.B.: Está por verse. Lo cierto es que el candidato(a) que surja del Pacto Histórico debería tender puentes con diferentes tendencias, no solamente con el santismo, sino con el centro y el Partido Liberal, porque ya está visto que ni a la derecha ni a la izquierda les alcanzan los votos para ganar esa elección.
SEMANA: En las elecciones de 2026, ¿Claudia López quiere quedarse con los votos de Petro?
G.B.: Claudia ha demostrado ser una persona bastante oportunista en la política; a conveniencia, ella oscila entre la centroizquierda y la centroderecha sin ningún problema. Nada de raro sería que llegando a una instancia definitiva, y si ella tuviera posibilidades de ganar, se volviera nuevamente petrista después de que le ha dicho de todo al presidente, me ha dicho de todo a mí, inclusive terrorista. Esa es la persona más camaleónica que tiene la política hoy.
SEMANA: ¿Por qué no le habla a Claudia López? Usted le negó un abrazo. ¿Cómo fue y qué pasó?
G.B.: El episodio fue durante el estallido social, después de unos desmanes que se presentaron en Bogotá, ella públicamente y en televisión nacional me tildó de terrorista. Entonces, ella me debe esas disculpas porque yo jamás en la vida he sido terrorista, ni he apoyado a terroristas. Mientras esas disculpas no se den, ese diálogo va a seguir roto.
SEMANA: ¿Por qué al presidente no le va bien?
G.B.: Son percepciones. Creemos que se está haciendo un buen gobierno porque estamos llegando a territorios olvidados. Y uno de los grandes problemas que tiene Colombia es la desigualdad y la pobreza, porque de ahí nacen otros fenómenos como la violencia. El presidente nos ha dicho que hay que ir a transformar esos territorios, a llevarle el bienestar a la gente que nunca lo ha tenido. Nosotros lo estamos cumpliendo. Lo que pasa es que eso en las ciudades no se ve, se observa poco porque los medios nacionales no llegan hasta donde uno va, a esa Colombia profunda. Obviamente, ha habido errores porque este no es un Gobierno perfecto. Ese robo de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, descaradísimo, nos ha costado mucho en términos políticos y, seguramente, nos va a costar en términos electorales porque fue un robo grotesco y fue cometido por gente nuestra. Aunque el presidente ofreció perdón y marcó una diferencia con corruptos anteriores que los mandaban a embajadas o salían a defenderlos, de todas maneras, el daño reputacional ha sido inmenso. Nosotros, por ejemplo, en el DPS, que era una entidad muy corrupta en Gobiernos pasados, hemos hecho un trabajo de depuración impresionante, de transparencia, de cuidado de cada centavo que se gira. Sin embargo, sé que muchos de mis compañeros, aunque están en la misma tónica porque es directriz del presidente, con un solo caso como el de la UNGRD, hemos tenido para perder esa bandera anticorrupción, pero la tenemos que recuperar. Eso se va a saber en los resultados finales de todas las entidades. Es injusto que por una sola entidad pongamos en la misma bolsa de la corrupción a todo un Gobierno, sabiendo que hay más de cien entidades de primer nivel, y aunque pudiera aparecer algún otro caso, dos o tres, no es la constante o la política o directriz del Gobierno. Nosotros sí estamos empeñados en la lucha contra la corrupción, pero nos tocará con mucho trabajo levantarla.
SEMANA: Sandra Ortiz, ex alta consejera, está privada de la libertad por el escándalo de la UNGRD porque, al parecer, llevó los 3.000 millones de la entidad al senador Iván Name. ¿Qué opina?
G.B.: Como compañera que fue de gabinete, uno siente algún pesar, pero sí lo digo: la justicia tiene que ser implacable, caiga quien caiga, con las personas que hayan llegado a robar. Nosotros ofrecimos un cambio. Dijimos que íbamos a cambiar el país y eso incluía las formas de hacer política. Aunque se ha logrado en parte, el que tenga que caer, que caiga, llámese como se llame. Incluso, quien le habla. Si alguien descubre que estoy haciendo alguna vaina, que me denuncie y me metan a la cárcel. Aquí no podemos tener consideraciones con nadie. Y si el juez, en su sabiduría, tiene a bien enviar a la cárcel a Sandra Ortiz, pues lo sentimos mucho, pero es la ley, hay que respetarla. Con la solidaridad del caso, pero como dicen, dura es la ley, pero es la ley.
SEMANA: ¿Qué siente cuando ve al expresidente del Senado Iván Name en el Capitolio y al expresidente de la Cámara Andrés Calle votar la reforma a la salud, pese a que están gravemente salpicados en el escándalo de la UNGRD?
G.B.: Eso da vergüenza ajena. No hay un juicio para condenarlos desde ya, pero uno sabe que esas prácticas existen y si esa es la calidad del Congreso, que hace las leyes en el país, ahí uno puede mirar qué tipo de leyes tenemos.
SEMANA: ¿Cómo ve las relaciones entre el Congreso y la Casa de Nariño?
G.B.: Pésimas, terribles. Soy de los pocos privilegiados que he podido estar en ambos lados, es decir, en el Congreso y el Gobierno. El chantaje no nace de los Gobiernos, sino del Congreso. Estoy hablando de todos los Gobiernos y todos los congresos. Siempre lo he visto, hacen roña para votar los proyectos, para subirse el precio, ponen contra las cuerdas a los Gobiernos para no aprobarles las reformas si no les sueltan cosas. Una cosa grotesca.
SEMANA. Si hay chantaje, ¿por qué no lo denuncian?
G.B.: Porque no es un delito que un congresista gestione obras para su región, para eso lo eligen también. El problema es en qué momento las pide y qué hay en ese momento en juego. A uno se le acercan como funcionario y le dicen: “Hermano, ayúdeme con una plaza de mercado que está tirada hace tantos meses y se le acabaron los recursos”. Siempre pasará. Por eso, ese escándalo que hace la prensa hoy no tiene asidero, que hay congresistas que se han reunido con ministros. ¡Hombre, toda la vida! Entonces, ¿empezaron a reunirse en este Gobierno? No. Toda la vida los congresistas piden citas a los funcionarios para ir a pedir obras. No lo veo como un delito, pero si es a cambio de un voto, ahí sí viene el delito, porque hay una concusión. Eso es lo que la Justicia tiene que mirar.
SEMANA: ¿Lo han tratado de chantajear congresistas?
G.B.: No, el mico sabe en qué palo trepa.
SEMANA: Pero cualquiera diría que si no se les da obras a los congresistas, no pasan las reformas en el Congreso.
G.B.: Esa es la famosa mermelada por puestos, a veces no piden obras, pero sí puestos para desde ahí generar esas obras. Lo feo es que eso se haya normalizado, pero quiero que lo miren en un contexto histórico. Eso no pasó ahora con Gustavo Petro, viene de décadas atrás.
SEMANA: Petro llamó “malditos” a los congresistas porque no aprobaron su ley de financiamiento, ¿fue un desacierto?
G.B.: Puede ser, pero entiendo el momento. Uno con cabeza fría no lo dice, pero en ese instante dio rabia. Creo que el presidente sintió esa rabia en ese momento, esa impotencia que le generó el hecho y expresó eso, pero, obviamente, no es una palabra afortunada.
SEMANA: ¿Le faltó moverse políticamente al ministro Juan Fernando Cristo?
G.B.: Como la relación con el Congreso estaba tan deteriorada, el accionar del ministro era mucho más complicado que cuando inició el Gobierno, porque estábamos en luna de miel y hasta los conservadores estaban dentro del Gobierno. Hoy, como estamos cerca de las elecciones, los partidos van tomando distancia y, obviamente, no hay unas mayorías ahí desde hace mucho rato.
SEMANA: En la Cámara, el Gobierno sigue con mayorías.
G.B.: En la Cámara todavía tenemos unas mayorías que nos permiten que los proyectos sobrevivan, pero estamos viendo en el Gobierno que las iniciativas llegan al Senado y hasta ahí...
SEMANA: ¿Le gustó el aterrizaje de Armando Benedetti al Gobierno?
G.B.: Cuando conocimos la noticia, nos sorprendió. Le preguntamos al presidente Gustavo Petro en calidad de qué llegaba Benedetti, porque sí nos generó preocupación, pero después de hablar todo marchó normal. De hecho, nunca nos hemos encontrado. No sé hoy cuál será su papel.
SEMANA: ¿Qué opina de todo el ruido que genera Laura Sarabia para el Gobierno?
G.B.: Yo lo que siento es que el presidente todavía le tiene confianza. Ella no ha perdido la confianza de Gustavo Petro totalmente y eso le da juego. Esta semana la condecoraron y está sonando como canciller. Eso quiere decir que ella mantiene la confianza del mandatario.
SEMANA: ¿Daniel Mendoza debió ser nombrado embajador en Tailandia?
G.B.: A mí me dio pesar el debate que se le abrió a Daniel porque él ha sido un luchador y me atrevo a decir que fue una de las personas que contribuyeron mucho al triunfo de Petro. No he podido saber si todos estos trinos que escribió en el pasado pertenecían a la voz de algunos de sus personajes literarios. Él dice que sí y le creo porque él ha sido bastante coherente en su lucha; pero, obviamente, leyendo estos mensajes son bastante agresivos contra la mujer. Entiendo que las mujeres hayan puesto el grito en el cielo por considerar que esa era la voz de él. Yo creo que uno debe ser sensato y saber si quienes hablaban en esos mensajes eran sus personajes. Y si es así, me parece que se cometería una injusticia con él. Eso ameritaría una investigación más larga. Afortunadamente, él tuvo la sensatez de renunciar a la postulación y se superó el tema, pero queda ese sinsabor.
SEMANA: ¿Petro debe ir a la posesión de Nicolás Maduro?
G.B.: Pienso que no debería ir, pero el presidente es el mandatario, el jefe de nosotros, pero él es quien debe saber las consecuencias de ir o no. Por ejemplo, un corte de relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela nos volvería a empujar para acá a otros dos millones de personas. No es un análisis de blanco o negro.
SEMANA: Volvamos al Gobierno Petro, cumplirá dos años y medio. Lo bueno, lo malo y lo feo.
G.B.: Lo bueno: la disminución del índice de pobreza. Ese 1.600.000 colombianos que en dos años se sacaron de la pobreza, es el dato que más distingue al Presidente. Igualmente, que estemos llegando a 500.000 hectáreas de tierra entregadas a los campesinos. Esto es una verdadera reforma agraria. Lo malo: que nos hayamos quedado tan estrechos fiscalmente, la estrechez fiscal que no depende de nosotros sino del artículo que se cayó en la Corte Constitucional de la reforma tributaria, el hundimiento de la Ley de Financiamiento y el alto endeudamiento en el que recibimos este gobierno. No vamos a tener el dinero suficiente para cumplir todo el programa de gobierno. Y lo feo: el robo a la UNGRD, fue grotesco.
SEMANA: Dice que no habrá dinero suficiente para cumplir el programa de gobierno. ¿En qué porcentaje lo cumplirán?
G.B.: Si podemos cumplir el programa de gobierno en un 70 u 80 por ciento nos daríamos por bien servidos. El resto quedó dependiendo de ese artículo que nos tumbó la Corte Constitucional, la no deducibilidad de las regalías del impuesto de rentas del sector de hidrocarburos y la Ley de Financiamiento que nos acaban de tumbar. Eso nos quita margen para poder seguir cumpliendo el programa. Pero se cumplirá en un alto porcentaje, hoy el programa de gobierno debe llevar más del 45 por ciento de ejecución.
SEMANA: ¿Cómo vio el escándalo del DPS que salpicó a la exdirectora Susana Correa? Hay señalamientos que apuntan a que ella habría beneficiado a congresistas con contratos de la entidad.
G.B.: Terrible. Nosotros tenemos acá más de 100 investigadores de la Contraloría. Nosotros cuando llegamos al DPS no pudimos reconstruir toda la información porque la habían escondido al finalizar el gobierno pasado. Se está reconstruyendo y están empezando a aparecer cosas feas. Nosotros nos constituimos como víctimas en el juicio de Las Marionetas y cambiamos toda la estrategia de defensa, cambiamos los abogados y estamos metidos de ello porque ni siquiera estábamos haciendo una buena defensa por los recursos de la entidad que, al parecer, se perdieron con este escándalo, eso es harta plata. Creo que falta mucho por descubrir.
SEMANA: ¿Cómo cierra el 2024?
G.B.: Cerramos con una de las mayores ejecuciones del Gobierno con 268 obras contratadas, con una cuota de género amplia que me tiene muy orgulloso, el 75 por ciento de niveles de cargos directivos. De los 107 elefantes blancos que encontré cuando llegué al cargo hemos entregado 55, obras que reactivamos y terminamos. Tenemos contrato para entregar capital semilla por 75.000 millones a la gente más pobre de los estratos 1 y 2. Entre las obras, destaco las 150 plazas de mercado que se van a entregar este año. Una labor impresionante en solo nueve meses.
SEMANA: ¿Qué le faltó?
G.B.: En DPS nada, todo se contrató, en ejecución vamos en el 85 por ciento y quedó comprometido todo el presupuesto, el 97.3 por ciento del presupuesto quedó comprometido, no se pudo pagar porque no tuvimos la caja, pero Hacienda se comprometió a hacer los pagos en enero de 2025. Limpiamos todo e hicimos barrido en todas las direcciones.
SEMANA: ¿Por qué usted pudo ejecutar todo su presupuesto y otros ministros están rajados?
G.B.: Hay sectores más difíciles de ejecutar, por ejemplo, el de la compra de tierras al que le he escuchado muchas críticas. Es distinto comprar tierras porque hay que hacer todo un trámite como el estudio de títulos, anticipos, la escritura, la adjudicación, son procesos más largos. Hay sectores donde es más difícil la ejecución porque tienen que entrar a procesos de licitación. Nosotros tenemos un fondo de inversiones para la paz que nos permite entregar contratos a entidades estatales que se encargan de hacer esos procesos.