El representante a la Cámara, David Racero, ya está mirando el Congreso desde el asiento de un legislador más y no como presidente de la corporación, pero asegura que ese cambio de lugar le ha servido para no quedarse callado sobre las “mentiras” de sus pares del hemiciclo.
Racero es tal vez el congresista más cercano al presidente Gustavo Petro. Con 12 años militando en su proyecto político, llama la atención sobre que “ha brillado por su ausencia una gran estrategia de comunicación por parte de la Presidencia”.
El congresista va más allá y asegura que el equipo de la Casa de Nariño tiene que ser mucho más cuidadoso con la agenda que le programa al jefe de Estado para que él no termine llegando tarde a las citas, tardanza que lo terminan dejando en el blanco de las críticas de la opinión pública.
“Él se toma muy en serio las reuniones y creo que más bien hay es una incapacidad de hacer adecuadamente la agenda del presidente”, sostuvo el representante. Esta fue la entrevista completa de David Racero con SEMANA.
SEMANA: ¿Cómo es ver la Cámara, ya no como presidente, sino como un representante más?
DAVID RACERO (D.R.): Un contraste. La Presidencia le permite a uno tener una conducción, una dirección, una toma de decisiones que, por supuesto, determina el curso de lo que es la Cámara de Representantes. Pero ser un congresista no presidente me ha permitido también ser más libre para opinar y debatir.
SEMANA: ¿En qué temas se había cohibido de opinar?
D.R.: En todos, si le soy sincero. En todos.
SEMANA: ¿Qué no dijo en la legislatura pasada que ahora sí puede decir?
D.R.: Empezando por las grandes reformas, poderle controvertir los argumentos a la oposición dentro del propio recinto. No es parte del presidente tomar partido en esa discusión y en eso me tocó cohibirme todo el tiempo.
SEMANA: ¿Qué exactamente se quedó con ganas de decirle algún representante que ahora sí puede decir?
D.R.: En lo que más me tenía que morder la lengua era cuando decían mentiras. Y eso es muy usual.
SEMANA: ¿Quiénes mienten en el Congreso?
D.R.: Hay todo tipo de oposición.Una argumentada de algunos congresistas a los cuales respeto mucho como el representante Oscar Darío del Centro Democrático, pero hay otros que apelan a la mentira. La búsqueda del like en las redes sociales los lleva a plantear sandeces, a veces por falta de criterio, pero también con toda la intención de generar un discurso falaz en torno a alguna situación del presidente o la vicepresidenta.
SEMANA: ¿Quiénes han dicho mentiras?
D.R.: He debatido mucho con el propio Miguel Polo Polo, con el representante José Jaime Uzcategui, que me parece que en varias de sus intervenciones no apelan a la verdad. Puedes tener todas las diferencias políticas, intelectuales, pero apelar a la mentira es completamente repudiable.
SEMANA: En la legislatura anterior usted se echó las reformas al hombro. ¿El nuevo presidente de la Cámara, Andrés Calle, ha hecho lo mismo? ¿O le falta un nivel de compromiso, casi que de la militancia del petrismo de base, con las reformas que usted sí tenía y que otros no tienen?
D.R.: El presidente Andrés Calle puede tener tiempos diferentes a los míos. Al venir uno del corazón de este proyecto, como yo lo vengo haciendo hace más de 12 años, esto implicaba para mí no solamente un compromiso político desde la Presidencia, sino un compromiso de vida. Y, por supuesto, cuando uno enfrenta así la discusión asume un matiz diferente. Eso hace parte de la lógica del Congreso, donde se cambian los presidentes, pero no dudo en ningún momento del compromiso, la responsabilidad y el espíritu democrático que tiene Andrés Calle.
SEMANA: En esos tiempos que son diferentes a otros ritmos, ¿para cuándo ve que se van a aprobar las reformas que están en Cámara, que son todas?
D.R.: La aprobación de las reformas no solo depende del presidente de la corporación, sino también del ambiente político dentro del Congreso. Y ese ambiente va cambiando. Sigo siendo muy optimista, mira cómo hemos avanzado en la reforma a la salud en la que ya la plenaria de la Cámara tomó la decisión de hacer una reforma a la salud al momento de archivar la ponencia negativa.
SEMANA: Y eso fue por cerca de 120 votos base…
D.R.: Así es. Y eso nos da confianza porque el mandato de la Cámara es de manera mayoritaria afirmar que el país sí necesita una reforma a la salud.
SEMANA: Usted hizo que se archivara un proyecto de ley que buscaba hacer pública la información sobre el estado de salud de los mandatarios electos por voto popular, practicándoles un exámen médico anual. ¿Por qué promovió su hundimiento?
D.R.: Creo que la intención del proyecto era viable si se entiende que la situación de salud de un mandatario, y no le coloquemos nombre, es un asunto público. Pero el proyecto que acabamos de archivar tenía muchos errores, era altamente inconstitucional porque todo lo que sea un documento privado debe ser manejado con cautela. Este proyecto dejaba la posible salida del gobernante por cuestiones de salud a decisión de un actor político: los gobernadores decidían sobre la continuidad de los alcaldes y el presidente sobre los gobernadores.
SEMANA: Y sobre el presidente determinaba el Senado…
D.R.: Cuando ya hay una intermediación de algún actor político vemos que es absolutamente preocupante este tipo de proyectos. . Y no tiene que ver con el nombre Petro, puede ser para cualquier gobernante. Uno tiene que legislar sin personalizar la discusión.
SEMANA: Pero claramente la motivación de ese proyecto de ley había sido el presidente Gustavo Petro y las dudas que hay sobre la salud del mandatario…
D.R.: Este proyecto ya se venía trabajando, según nos cuenta el ponente, desde el semestre pasado. Pero la coyuntura de la discusión que han querido plantear lo visibiliza un poco más. Esa discusión ha sembrado un manto de duda en torno a la gerencia y la capacidad del presidente. Más allá de un asunto de procedimiento legal, están pretendiendo generar con ese y otro tipo de narrativas una duda sobre la capacidad del presidente de gobernar, deslegitimar su mandato.
SEMANA: ¿La salud del presidente cómo está?
D.R.: Muy bien, muy bien. Él es un trabajador incansable.
SEMANA: ¿Por qué se ausenta, entonces?
D.R.: Cuando era representante a la Cámara pasaba mucho que se ausentaba por situaciones intempestivas que no deberían ser de conocimiento público. Hay algunas reuniones que tiene que asumir el presidente con extrema confidencialidad, en ninguna parte del mundo ocurre algo diferente. Segundo, él se toma muy en serio las reuniones y creo que más bien hay es una incapacidad de hacer adecuadamente la agenda del presidente. Y sí, lo digo.
SEMANA: ¿Y esa incapacidad es de quién?
D.R.: Pues de su equipo de trabajo.
SEMANA: Desde que se fue Laura Sarabia, entonces, efectivamente todo está más desordenado…
D.R.: Pues ha habido cambios. Y seguramente esos cambios implican priorizar de manera diferente la agenda. Pero creo que el equipo debe ayudar mucho más a eso cuando reconocen la dinámica de trabajo del presidente.
SEMANA: ¿Ha habido mal manejo de la comunicación desde el Palacio sobre las ausencias del presidente?
D.R.: Ha brillado por su ausencia una gran estrategia de comunicación por parte de la Presidencia, en eso hay que ser absolutamente autocríticos con nuestro Gobierno. No solamente es la comunicación respecto a lo que hace el presidente y su agenda, que puede ser de manera más diáfana ante la opinión pública, sino también de la acción propiamente del Gobierno.
Parte de lo que se debate en la opinión pública tiene que ver con rumores o fake news que se propagan porque no tenemos una gran apuesta de comunicación que pueda controvertir y debatir. Sobre todo cuando tienes una opinión pública que por momentos se vuelve muy agresiva, donde están midiendo a este presidente con una vara mucho más alta de lo que han medido los anteriores presidentes, con unos medios de comunicación muy duros.
SEMANA: Con la vara que el mismo presidente trazó o la que usted también trazó como representante…
D.R.: Sí, pero el alcance que tenemos nosotros a través del Twitter es diferente a lo que pueden tener medios de comunicación con unos sistemas desplegados de información. No puedes comparar el Twitter de un político con una cadena radial, o con un canal televisivo, con un noticiero al mediodía, o a las 7 de la mañana. No es lo mismo. En temas de comunicación el gobierno siempre está en desventaja. Y este Gobierno mucho más.
Y eso lo sabemos. Aquí no es para llorar sobre leche derramada. Sabíamos muy bien que todo el sistema mediático no es afín al Gobierno. Por intereses, por visiones ideológicas, por muchas razones. Hasta por el mismo debate público. Y con mayor razón es que necesitamos que nuestra estrategia comunicacional por parte del gobierno sea mucho más eficaz, mucho más eficiente, mucho más profunda.
SEMANA: Usted dijo que unos ministros se estaban rajando. ¿Todavía se están rajando o el jalón de orejas del presidente sirvió?
D.R.: Sí, ha servido el jalón de orejas. El presidente nos escuchó a quienes estábamos planteando que hay ministros que se estaban colgando. ¿El papel de los ministros qué es? Justamente poder materializar en concreto esa visión del presidente. El presidente no puede hacer el papel de los ministros, para eso es que ellos están ahí. Es más, a veces hemos visto cómo el presidente termina cubriéndole la espalda a los ministros cuando son los ministros los que no deberían generarle problemas al presidente, si no dar soluciones.
SEMANA: ¿A cuáles?
D.R.: No me ponga contra la espada y la pared porque igual sigo respetando a los ministros. Creo tener algunas dudas con los que no estaban comprometidos con el proyecto. Soy sincero: Alejandro Gaviria quien brilló por su ausencia en el paso por el Ministerio y no compaginaba con el proyecto del presidente. Un ministro tiene que aterrizar el proyecto y para poderlo aterrizarlo debe compartirlo y tener la capacidad técnica para sacarlo adelante.
SEMANA: ¿Cómo ve el trabajo de Luis Fernando Velasco, que es quien tiene que hablar con los congresistas para que las reformas pasen?
D.R.: Él llegó finalizando el semestre pasado cuando ya había una coalición completamente fragmentada y parte de su principal papel es reconstruir esa coalición. Estamos en este semestre en el marco de la discusión y es a partir de las reformas sociales, si avanzan o no, como podremos evaluar al ministro. Tiene su experticia, conoce el Congreso, tiene su modo de actuar, sus procedimientos, sus estrategias. Vamos viendo cómo avanza la reforma a la salud y en eso hay que darle crédito a él y al ministro de salud.
SEMANA: Hablando de evaluaciones, las elecciones regionales son un referendo al Pacto Histórico. ¿Cómo cree que le va a ir al Pacto el 29 de octubre?
D.R.: Va a ser un contraste. Como todo proyecto político quisiéramos tener victorias en las principales ciudades y departamentos, pero seguramente el resultado no va ser el esperado ni para nosotros ni para cualquier partido. El Pacto Histórico ha cometido muchos errores, empezando por la forma como se dieron los avales al momento de las candidaturas. Nos quedamos en muchos departamentos y municipios sin listas a la Asamblea y al Concejo, un error interno del Pacto del cual todavía no hemos hablado las consecuencias. Parte del costo que vamos a tener en las próximas elecciones tiene que ver con la inmadurez de ciertos sectores del Pacto Histórico, de su egoísmo y de la falta de criterio político que no dimensionan el momento en el que estamos.
SEMANA: ¿Qué sectores del Pacto son inmaduros?
D.R.: Hay algunos sectores del Pacto Histórico que no quieren perder su lugarcito pequeño de poder, que no comprenden que la unidad es lo que nos hace fuertes. Tenemos una situación donde varios partidos del Pacto se terminaron alejando de las candidaturas oficiales. Hago un llamado respetuoso, con cariño, pero absolutamente crítico, al partido Mais que se separó de las candidaturas del Pacto Histórico.
SEMANA: ¿Se arrepiente de no haber sido candidato a la Alcaldía de Bogotá, teniendo en cuenta que Gustavo Bolívar va de segundo en todas las encuestas?
D.R.: Gustavo Bolívar era y es el cuadro político del Pacto Histórico que mayor tenía la posibilidad de asumir esta candidatura en Bogotá. Y yo, en lo personal, no iba a dejar tirada la Presidencia de la Cámara de Representantes.
SEMANA: Fuera de micrófonos usted decía que le preocupa la compra de votos…
D.R: Parte de la política tradicional quiere cerrar filas y atrincherarse en el poder regional. Parte de lo que están pensando es en el ejercicio de equilibrar las fuerzas ante el Gobierno nacional es poder atrincherarse en los gobiernos locales, que al final tendrán que entenderse con el presidente. Pero para ellos es un lugar de enunciación y poder político para poder también hablar con el presidente.
No somos ingenuos al respecto. Por eso le están metiendo toda y, lastimosamente, pese a que la semana pasada cogieron preso a Arturo Char, senador del Partido Cambio Radical, expresidente del Senado, yo siento que los partidos políticos tradicionales no están haciendo la autocrítica porque la Corte Suprema le abre el proceso, está ad portas de entrar a La Picota por un delito electoral en el caso de la “Merlano política” y eso es lo que se puede presentar en estas elecciones regionales. Y yo veo que la sociedad no está haciendo esa reflexión de fondo sobre lo que implica en estas elecciones el disputarle el poder a los corruptos, independientemente del partido que sea, pero segundo mucho menos autocrítica en los partidos.