El presidente electo Gustavo Petro puede jactarse de haber logrado, a menos de un mes de haber sido elegido, el apoyo de las mayorías del Congreso: el Partido Liberal anunció que se declarará de Gobierno, los conservadores están a punto de unirse a su coalición y Cambio Radical y La U revelaron que no le harán oposición.
Esta importante hazaña, sin embargo, le ha implicado empezar a ceder en algunas de las propuestas con las que fue elegido, pero que se habían convertido en líneas rojas de los partidos a la hora de negociar su entrada a la coalición de Gobierno.
Dentro de los ‘reversazos’ más sonados está lo sucedido con la propuesta de eliminar las EPS. Este fue uno de los planteamientos centrales de la campaña de Petro y una reforma en este sentido parecía inminente. Pero el tema, al menos por ahora, se aplazó.
“La apuesta de reforma al sistema de seguridad social, a la salud, no se va a presentar en este semestre, sino que será en 2023 (...) No existe un planteamiento sobre qué va a pasar con las EPS”, le dijo a SEMANA el representante electo a la Cámara del Pacto Histórico Heráclito Landínez, quien asistió al retiro espiritual que hizo esta semana la bancada petrista para definir las prioridades de la agenda.
Y en una entrevista con El País de España, la ministra de Salud de Petro, Carolina Corcho, quien es una de las mayores críticas de las EPS, moderó su discurso y aseguró que estas entidades “no van a desaparecer en un mes”.
Según conoció SEMANA, ponerle freno a la eliminación de las EPS fue una solicitud que le hizo de manera expresa el expresidente César Gaviria a Petro durante el encuentro que sostuvieron el pasado fin de semana en Italia. El exmandatario le notificó que la bancada del Partido Liberal no lo acompañaría en esa reforma sin que haya una ruta clara y consistente para reemplazar el papel de estas entidades. Un pedido similar fue hecho por la bancada conservadora.
Solo cuando se conoció el aplazamiento de esta reforma, y se llegaron a algunos acuerdos en materia de representación, los liberales anunciaron que se declaran como bancada de Gobierno.
Durante el encuentro entre Gaviria y Petro, el expresidente también le sugirió revisar algunos planteamientos de la reforma tributaria, como el de ampliar la base de personas que tendrían que declarar renta, pues esto podría afectar a la clase media. Asimismo, le recordó que “el respeto a los ahorros de los colombianos en los fondos de pensiones” es una de las líneas rojas del Partido Liberal.
Esta misma inquietud se la planteó el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, quien dijo que la bancada de Cambio Radical revisaría con lupa cualquier propuesta en este sentido, así como aquellas que tengan que ver con elevar las tarifas del impuesto de renta.
Estos reparos, sumados a la posición del ministro de Hacienda designado por Petro, José Antonio Ocampo, quien dijo que la reforma pensional “no es una prioridad en el corto plazo”, llevaron a que esta propuesta, por ahora, también vaya al congelador.
Otra propuesta que podría correr la misma suerte es la que busca eliminar la Procuraduría. Si bien este puede resultar un asunto de honor para Petro, pues él fue destituido por esta entidad cuando fue alcalde de Bogotá, desde el conservatismo y La U han dejado ver que no le caminarán a esa iniciativa.
En los sectores políticos tradicionales hay preocupación por el hecho de que eliminar la Procuraduría abra la puerta a que en el futuro cercano se haga lo mismo con otras instituciones democráticas.
Pero también hay un trasfondo que prácticamente ningún congresista se atreve a reconocer en público: la Procuraduría es un importante fortín burocrático. Esta entidad tiene una planta de cerca de 5.000 personas y un presupuesto cercano al billón de pesos. No es gratuito el pulso que se genera en el Congreso cada cuatro años cuando se debe elegir procurador.
Por ahora, según le confirmaron fuentes del Pacto Histórico a esta revista, la idea es aplazar la reforma de la Procuraduría para el primer semestre del próximo año y lo que se tiene pensado es más una transformación que una eliminación del Ministerio Público.
Detrás de esta postura conciliadora que ha mostrado Petro con algunas de sus propuestas bandera de campaña hay bastante pragmatismo: el nuevo Gobierno prefiere no gastar su capital político en puntos que no generan consenso para, en cambio, pedir el apoyo de los partidos con la reforma rural, la transformación de la Policía y la reforma tributaria, que son las prioridades del petrismo en el corto plazo.
Pero también en estas movidas entran en juego los intereses de los partidos políticos que, más allá de “poner al país por encima de todo”, como suelen decir cada vez que se oponen a algún proyecto, son conscientes de que el próximo año serán las elecciones regionales y no resulta para nada rentable hacer campaña con una reforma pensional encima, un sistema de salud en medio de los traumatismos por la eliminación de las EPS y nuevos impuestos a la clase media.
Un asunto en el que sí hay expectativa, pues el nuevo jefe de Estado no ha dado claridad, es el anuncio de cortar de tajo la exploración petrolera. Expertos han advertido de la inconveniencia de tomar una decisión de este calado en este momento, cuando el país enfrenta un gran hueco fiscal y se necesita de la entrada de inversión extranjera para apaciguar la disparada del dólar.
Incluso, el propio ministro Ocampo aseguró a Noticias Caracol que “Colombia tiene que explorar más y buscar más gas, eso es fundamental. Las reservas de gas de Colombia son muy cortas. También está el petróleo, donde hay 180 contratos firmados; primero hay que ver si eso es suficiente, pero el autoabastecimiento sí es un objetivo claro e incluso hay que seguir exportando petróleo porque si no el problema de balanza de pagos se vuelve inmanejable”.
Sin embargo, en este aspecto, Petro no ha dado señales claras sobre qué tan pronto cumplirá su promesa de detener la exploración petrolera para acelerar la transición energética.
No cede
El tema en el que el nuevo mandatario sí ha sido enfático y no ha dado muestras de ceder un ápice es en la prohibición del fracking.
Hace algunos días, en respuesta a una declaración de su ministra de Ambiente, Susana Muhamad, quien dijo que se deben revisar las concesiones que se han otorgado en esta materia, Petro fue contundente: “No habrá fracking en Colombia”.
Este planteamiento entra en contradicción con la decisión del Consejo de Estado, que ratificó que las pruebas piloto para hacer fracking sí están vigentes, por lo que la ministra Muhamad señaló que ya en el Gobierno pedirán una revisión de ese fallo.
Otro punto en el que Petro no está dispuesto a ceder es en la reforma a la Policía, especialmente en el traslado de esta institución del Ministerio de Defensa al Ministerio de Paz y Seguridad, un nuevo estamento que será creado por este Gobierno.
Este ha sido uno de los puntos de honor no solo del nuevo presidente, sino del petrismo duro, que no le perdonaría al Gobierno que se echara para atrás en una propuesta de este tipo.
En los últimos años, la centroizquierda ha presentado varias veces el proyecto para sacar a la Policía del Ministerio de Defensa, una propuesta que se ha hundido una y otra vez, por lo que ahora que tienen mayorías han sido claros en que el Gobierno debe apoyar esta iniciativa.
Una de las mayores polémicas que desató Petro durante la campaña fue su planteamiento sobre la democratización de la tierra, que no es otra cosa que redistribuir terrenos. Esta propuesta aterrizó ahora en la reforma rural, un proyecto que, según dijo el senador Roy Barreras, es “una prioridad absoluta” junto a la reforma tributaria.
La propuesta de Petro, en la que se mantiene inamovible, es aumentar los impuestos a las tierras improductivas para que los dueños de estos terrenos escojan entre tres opciones: volver productiva su propiedad, aportar más recursos mediante el pago de impuestos o vender estos predios al Estado para que sean entregados a campesinos con el objetivo de que los pongan a producir.
A pesar de salvar sus puntos de honor, en el petrismo radical hay malestar por las concesiones programáticas que ha hecho Petro. Consideran que está traicionando el programa con el que fue elegido y que les ha prestado más atención a los partidos tradicionales que a quienes lo llevaron al poder. Pero justamente de eso se trata el ejercicio de la política: ceder para lograr consensos o insistir en solitario para ver hundirse las reformas una y otra vez.