SEMANA: ¿Qué cree que está pasando con las ausencias y desplantes del presidente?
INGRID BETANCOURT: Quienes conocen a Gustavo Petro saben que eso es parte de su manera de ser. Es algo de su vida personal y en su vida personal nadie debe meterse, cada cual maneja sus temas y es algo que se debe respetar. El problema es que al ser presidente tiene una obligación con el país. Es una obligación constitucional, legal, política, económica, porque él es un empleado de los colombianos, está recibiendo un sueldo y está representando al país en el exterior. Entonces, eso que es parte de la intimidad de Gustavo Petro, cuando ya se vuelve algo que distorsiona y crea disfuncionamientos en su mandato, ahí se vuelve un problema nacional. Petro llega tarde, no le cumple a nadie, viaja y se desaparece y son compromisos públicos, del Estado colombiano.
SEMANA: ¿Cree que estos episodios se asocian con aquella escena que usted le contó al país cuando lo encontró en Bélgica, en su papel de diplomático, sumido en la depresión?
I.B.: Claro que sí. Los que conocemos a Gustavo Petro desde hace muchos años sabemos que eso hace parte de su conducta recurrente, parte de lo que han vivido sus familias. Es algo de lo cual todos los que han estado cercanos a él, desde el punto de vista familiar o de amistad, hemos evidenciado. Nadie se mete ahí desde que sean temas privados, el problema es cuando él, como jefe de Estado, no es capaz de controlarse y ponerle orden a su vida. Esto crea dos problemas: uno, abandono del poder, es una falta y puede ser hasta condenado (...). Tenemos que tener la seguridad de que Petro está en su sano juicio.
SEMANA: Es decir, ¿usted cree que las extrañas desapariciones de Gustavo Petro tienen que ver con aquel episodio en el que usted lo encontró con problemas de depresión?
I.B.: Es que estamos hablando de la misma persona que hace 35 años tenía un comportamiento que, al parecer, no ha podido subsanar y eso, lo que yo vi hace 35 años, la familia de Petro habrá seguido viéndolo, seguramente es parte de su actuar normal, en la vida normal eso es Petro, el problema es que si él está en control de sus facultades tiene que autocontrolarse y estar presente en las citas, los compromisos internacionales, en su sano juicio, para tomar las decisiones. Ser presidente es un trabajo de 24 horas. Él, por las facultades que tiene, debe tener el total dominio de su cabalidad, tiene que dar garantías de tener una buena salud mental y física.
SEMANA: ¿O sea, no cree que pueda tratarse de temas médicos. Ejemplo: dolor de estómago, molestias generales?
I.B.: No. El dolor de estómago, el mal clima, no saben qué más mentiras inventar. Se les acabó el repertorio de mentiras para poder justificar las ausencias y desplantes de Gustavo Petro. Ya no tienen qué más inventar. No saben si decir que lo que tiene es un dolor de cabeza, que le dolió el estómago, que el pie, que se lastimó con una mesa (...). El asunto ya se vuelve grotesco.
SEMANA: ¿Qué cree que se deba hacer ante esto?
I.B.: Primero, el Congreso tiene que entrar a hacer su función de control político, es decir, mirar qué está sucediendo, pedir que un médico pueda certificar qué es lo que está sucediendo con Gustavo Petro, porque si el presidente no puede actuar normalmente, es porque no es normal.
SEMANA: ¿Cree que los colombianos sabremos qué le ocurre al presidente?
I.B.: Yo lo que sé es que tenemos el derecho a preguntar, a saber, a exigir que haya un examen médico honesto, que no nos pongan un médico amañado, que nos digan realmente: ¿estamos frente a un caso de adicción a alguna droga?, ¿dependencia de alcoholismo?, ¿estamos frente a una desviación psicológica?, ¿cuál es el problema? Es bueno que sepamos los colombianos qué tiene el presidente.