El 31 de marzo, la Cámara de Representantes abrió un proceso de contratación por 200 millones de pesos para hacerles el mantenimiento y un cambio de llantas a los 56 automotores que son propiedad de la entidad. El proceso no tendría nada de extraño de no ser por un pequeño detalle que quedó consignado en los documentos: 50 de los vehículos, es decir, el 90 por ciento, no se pueden mover.
En otras palabras, los colombianos pagarán más de 200 millones de pesos para ponerles llantas nuevas a unas camionetas que deben permanecer parqueadas en los sótanos del edificio del Congreso y que no se usan hace más de un año.
Casi todos los automotores, 43 camionetas y siete motocicletas, eran usados como parte de esquemas de protección de congresistas y funcionarios de la entidad, pero hoy las camionetas para brindar seguridad las provee directamente la Unidad Nacional de Protección (UNP).
A esto se suma el hecho de que, según un documento de la Dirección Administrativa de la Cámara, conocido por SEMANA, 40 de las camionetas tienen más de diez años de antigüedad y 200.000 kilómetros encima. Por eso, desde inicios de 2022, la División de Servicios de la Cámara recomendó modernizar la flota, ya que estos vehículos “son un peligro para la integridad de los funcionarios y una bolsa sin fondo donde se invierte dinero que a la postre no remedia nada”.
Atendiendo este llamado, la Dirección Administrativa abrió un proceso para permutar las camionetas junto a siete motocicletas propiedad de la Cámara por cinco o seis vehículos nuevos. Pero, hasta el momento, la entidad no se ha podido deshacer de ellos. Desde octubre hasta la fecha se han abierto tres procesos de contratación, pero no se ha podido adjudicar porque las licitaciones se han declarado desiertas.
Según le dijeron fuentes de la División de Servicios de la Cámara a esta revista, la expectativa era que para marzo de este año ya se hubiera podido salir de estas camionetas, pero ante la ausencia de proponentes, la corporación tuvo que incluir estos vehículos dentro del plan de mantenimiento. “Es importante resaltar que los vehículos que son objeto del proceso de licitación son objeto de los mantenimientos que se requieran mientras se lleva a feliz término la adjudicación”, argumenta la Cámara.
Un hecho que causa curiosidad es que dentro de los 200 millones del proceso de contratación para hacerles mantenimiento a estos vehículos inutilizados se incluye la adquisición de llantas que resistan el peso de un vehículo blindado, así como el cambio de vidrios blindados, instalación y mantenimiento de blindaje 3A. Pero en caso de que la Cámara logre permutar estas camionetas, algo muy difícil por ahora, lo primero que tendrá que hacer el nuevo dueño es someterlas a un proceso de desblindaje. Es decir, se perderá el dinero invertido.
Una de las opciones que se barajaron para salir de esta encrucijada y evitar hacer la compra de llantas nuevas para unos vehículos sin uso fue la de entregarlos a título gratuito a otras entidades; sin embargo, fue descartada debido a que si se hace esto, la Cámara disminuiría el valor de sus activos, lo que podría poner a los funcionarios a responder por un presunto detrimento patrimonial.
Otra de las alternativas planteadas fue la de vender las camionetas de manera individual a particulares, pero se descartó debido a que, por norma estatal, los dineros producto de estas transacciones debían ser consignados a la cuenta del Tesoro Nacional, lo que haría que la Cámara perdiera valor en sus activos y nuevamente rondara el fantasma del detrimento patrimonial.
Ha causado inquietud, eso sí, por qué para la Cámara podría haber detrimento patrimonial en disminuir los activos de la entidad, pero no en comprarle llantas nuevas a camionetas inutilizadas. Lo más complicado de esta ‘encrucijada’ es que mientras no se logre encontrar quién se haga cargo de estos vehículos, estos deben permanecer parqueados, la Cámara deberá seguirles metiendo plata y los colombianos tendrán que seguir viendo cómo el dinero de sus impuestos se va en la compra de llantas nuevas de unas camionetas que no se usan.