El discurso del presidente Gustavo Petro ante la Asamblea General de Naciones Unidas es considerado histórico por su énfasis y su pedido al mundo: la paz, la defensa del medioambiente y su compromiso con liderar el replanteamiento de la guerra contra las drogas. Al mismo tiempo, no dudó en señalar a los que el considera culpables de la actual situación de Colombia y el mundo.
De las primeras ideas mencionadas por el presidente Petro es el valor de la hoja de coca, originaria de la selva amazónica. Según el mandatario, que genere la planta es una de las excusas para justificar la destrucción del ecosistema.
“Para las relaciones del poder del mundo, la selva y sus habitantes son los culpables de la plaga que las azota. A las relaciones de poder las azota la adicción al dinero, a perpetuarse, al petróleo, a la cocaína y a las drogas más duras para poder anestesiarse más”, dijo el mandatario, acusando a aquellos poderosos sin nombrarlos.
Sin más pista que una mención al “norte” global, el mandatario aseguró que a esos poderosos no les interesa la selva amazónica y tampoco Colombia.
“La selva se quema, señores, mientras ustedes hacen la guerra y juegan con ella. La selva, el pilar climático del mundo, desaparece con toda su vida”, dijo.
Siguió hablándole a esos poderosos: “Para ustedes mi país no les interesa sino para arrojarle venenos a sus selvas, llevarse a sus hombres a la cárcel y arrojar a sus mujeres a la exclusión. No les interesa la educación del niño, sino matarle su selva y extraer el carbón y el petróleo de sus entrañas. La esponja que absorbe los venenos no sirve, prefieren arrojarle más venenos a la atmósfera”.
“Nosotros les servimos para excusar los vacíos y las soledades de su propia sociedad que la llevan a vivir en medio de las burbujas de las drogas. Les ocultamos sus problemas que se niegan a reformar. Mejor es declararle la guerra a la selva, a sus plantas, a sus gentes”, agregó el mandatario en plena Asamblea General, en la ciudad de Nueva York.
Además, a esos poderosos los calificó como adictos al “consumo, poder y dinero”. De esa forma, dijo que dicho poder decidió que la cocaína es el veneno, a pesar de las “mínimas” muertes por sobredosis.
“En cambio, el carbón y el petróleo deben ser protegidos, así su uso pueda extinguir a toda la humanidad. Estas son las cosas del poder mundial, cosas de la injusticia, cosas de la irracionalidad, porque el poder mundial se ha vuelto irracional”, agregó el mandatario en su intervención.
“Según el poder irracional del mundo la culpa no es del mercado que recorta la existencia, la culpa es de la selva y de quienes la habitan”, continuó.
Además, culpó de los problemas del mundo al consumo, que permite “que los bolsillos del poder se llenen de dinero”.
Reiteró: “La culpable de la adicción a las drogas no es la selva, es la irracionalidad de su poder mundial. Denle un golpe de razón a su poder. Prendan de nuevo las luces del siglo”.
También criticó sutilmente el sistema carcelario estadounidense, basado en operadores de cárceles privadas. “El afro preso se convertirá en negocio de empresas carceleras, morirán asesinados un millón de latinoamericanos más, nos llenarán de sangre nuestras aguas y nuestros campos verdes, verán morir el sueño de la democracia tanto en mi América como en la América anglosajona”.
Sorprendió que el presidente Petro pidiera la paz entre Rusia y Ucrania, pero también mencionó aquellas guerras en las que ha participado Estados Unidos: Irak, Libia y Siria.
Continuando con su argumento de la irracionalidad de aquellos poderosos y hablando sobre el fin de la guerra, el mandatario también cuestionó a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), una alianza militar intergubernamental de la cual Colombia es aliado estratégico, por medio del presidente Joe Biden.
“¿Para qué la guerra si lo que necesitamos es salvar la especie humana? ¿Para qué sirve la OTAN y los imperios, si lo que viene es el fin de la inteligencia?”, dijo.
Gustavo Petro nunca dijo quiénes eran los poderosos a los que tanto criticó a lo largo de su discurso, pero está claro que le habló directamente a varios líderes de potencias mundiales, incluido Estados Unidos, quien sería su nuevo aliado en su objetivo de cambiar la perspectiva mundial frente la política antidrogas.