El próximo 20 de julio, el Senado estrenará presidente y, según los acuerdos políticos, debe provenir de las filas de la Alianza Verde y la Coalición Centro Esperanza. El segundo semestre del año será determinante porque se tramitarán las controvertidas reformas del Gobierno Petro (salud, laboral, pensional, entre otras).
El pasado martes 11 de julio, los senadores verdes se reunieron en privado para examinar un mecanismo que les permita escoger el candidato único que postularán a la presidencia el próximo jueves. En el encuentro, en el que la mitad de los 13 congresistas participó de forma virtual, no hubo consenso. Angélica Lozano, Inti Asprilla e Iván Name quieren la presidencia y no llegaron a ningún acuerdo.
Este martes, en la sede del partido, habrá un nuevo encuentro. Allí, en un cónclave, quieren gritar “habemus presidente”, pero eso no ocurrirá. Los verdes son un partido de varias vertientes que se mueve entre los petristas, los seguidores de Claudia López y otros que van por el camino del medio. Lo más probable es que la Alianza Verde, en una decisión salomónica, decida llevar los tres nombres a la plenaria del Senado y que allí se escoja al nuevo presidente.
El presidente Gustavo Petro quiere quedarse con el segundo año del Senado. Por eso, su mirada sigue puesta en Asprilla, cercano al Pasto Histórico. Guillermo Asprilla, su padre, fue secretario de gobierno de Petro en la Alcaldía de Bogotá. Pese al respaldo de Petro, Asprilla no tiene los votos, su nombre genera una gran resistencia en un amplio sector del Congreso e internamente se ha enfrentado con varios de sus compañeros, entre ellos, con el senador Jota Pe Hernández. Asprilla es consciente de que no transmite garantías para la oposición.
El ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, ha llamado a varios congresistas para hacer lobby por Asprilla, pero no ha tenido éxito. Carlos Ramón González, director del Dapre, también respalda al senador.
Además, la aspiración de Asprilla se desmorona porque el Partido Liberal, La U y los conservadores han tomado distancia del Gobierno y quieren tener independencia en el Legislativo en medio de las elecciones regionales. “Ya Petro tuvo su primer año, no puede quedarse con otro período más”, le dijo un congresista a SEMANA.
La otra candidata es Angélica Lozano, cuyo nombre genera más consenso. No obstante, SEMANA conoció que la Casa de Nariño se atravesará a su candidatura. Dos fuentes de alto nivel del palacio presidencial revelaron a este medio que el presidente no quiere que la senadora se convierta en la sucesora de Alexander López. Las disputas entre Petro y la alcaldesa Claudia López, esposa de la senadora Lozano, le podrían pasar factura.
La alcaldesa le ha lanzado fuertes dardos a Petro y, aunque la relación, en ocasiones, tiende a mejorar, a los pocos días surgen de nuevo profundas diferencias. Una de ellas es por cuenta del metro en construcción: mientras Petro quiere modificar la obra, la mandataria ha pedido respeto al contrato en ejecución.
Recientemente, la alcaldesa responsabilizó al presidente de la seguridad en la capital. “Nos sentimos abandonados y menospreciados en materia de seguridad por el Gobierno nacional”, dijo.
En la Casa de Nariño dicen que las declaraciones de la alcaldesa contra el Gobierno buscan pavimentar su ruta hacia la presidencia en 2026. Eso es lo que quiere impedir el Pacto Histórico, porque en plenas elecciones regionales- que servirán de plataforma a las presidenciales-, la casa López-Lozano tendría bajo su poder la Alcaldía de Bogotá y, eventualmente, la presidencia del Senado.
Adicionalmente, hay molestia en el ala petrista de la Alianza Verde por la repartición de avales a alcaldías y gobernaciones.
El sector de Carlos Amaya, codirector del partido y cercano a Lozano, ganó el pulso en varias regiones del país. Ni siquiera a Giovanni Leal, cuñado de Carlos Ramón González, fundador del Verde y hoy director del Dapre, le dieron el aval a la Alcaldía de Bucaramanga. Él, molesto, grabó un video y dijo: “No tuve garantías por parte de la Comisión Nacional de Avales”.
La senadora Lozano no se da por vencida y ha enviado mensajes al jefe de Estado a través de algunos funcionarios del gobierno.
Esta semana, por ejemplo, se reunió con el ministro Velasco y varios funcionarios cercanos a Petro. La aspiración de la senadora, en todo caso, no está del todo descartada. Si postula su nombre, y los partidos políticos quisieran medirle el aceite al gobierno, se podrían inclinar por su nombre.
En medio de las divisiones entre Asprilla y Lozano, surgió el nombre del senador Iván Name.
Él, públicamente, anunció que aspiraría a la presidencia y su postulación se convirtió en una especie de bálsamo en medio de las diferencias internas del partido. Tiene 66 años, es del Atlántico, y no polariza. Name no es el candidato de Petro, pero al presidente no le disgusta ni le atrae. Por eso, asesores cercanos al gobierno creen que el jefe de Estado no se atravesará a su nombre. Además, desde el Partido de La U, el Liberal, Cambio Radical, el Conservador y el Centro Democrático ha venido sumando respaldos. Se habla de que Name cuenta con el 70 por ciento de los votos en el Senado. Aún así, nada está garantizado.
El senador no tenía intenciones de medirse a la presidencia del Senado, pero la coyuntura del momento lo llevó a surgir como una tercería viable. “El próximo período va a exigir un manejo más atinado en la búsqueda de la armonía y de que las diferencias puedan tramitarse como debe ser”, le dijo, en su momento, Name a SEMANA. Él, por ejemplo, ha sido claro en que respeta la institucionalidad y no se atravesará a las reformas legislativas del gobierno. Al contrario, insiste en los consensos.
Entre los verdes varios congresistas consideran que la aparición a última hora de Name atomizó al partido, les quitó votos a Lozano y a Asprilla.
Si nada extraordinario ocurre, Name será el nuevo presidente del Senado a partir del próximo 20 de julio.