SEMANA: ¿Cómo se convierte en la embajadora de Colombia ante la ONU?
LEONOR ZALABATA: Obedece a un perfil. Eso conduce a una decisión del presidente de la República, quien reconoció la capacidad de los pueblos indígenas, de sus dirigentes. Por eso llego a la embajada de Colombia ante Naciones Unidas.
SEMANA: ¿Cómo conoció a Gustavo Petro?
L.Z.: A través de sus planteamientos en el Senado y cuando fue alcalde de Bogotá, ya que fue incluyente con los pueblos indígenas. Él se aproximó a la población desplazada en la capital, donde teníamos indígenas de otras partes del país. Lo conocimos a través de sus discursos. Siempre fue una persona para admirar y valorar. En su alcaldía me acerqué y conversé con él. En la campaña, el Pacto Histórico fue muy importante porque recogió las diferencias, es decir, creó un punto de convergencia de muchos partidos. Creo firmemente en él y en su conocimiento.
SEMANA: ¿Cuál es su principal tarea en la ONU? ¿Petro le asignó una misión?
L.Z.: No. Que de pronto reciba sugerencias, recomendaciones, es muy importante. El presidente ha sido muy claro con el país y el programa de gobierno. Al cierre de la campaña fui llamada por los mamos, autoridades arhuacas, y Petro fue muy claro: dijo que sus ejes de gobernabilidad estarían centrados en la paz, la justicia social y la justicia ambiental, temas que nos interesan profundamente a los pueblos indígenas y hacen parte de la vida cotidiana. Mi designación en la embajada tiene que ver con la paz, en eso enfatizaré. Colombia tiene que superar ese conflicto permanente de carácter armado, político, cultural y económico. Nosotros no podemos justificar el hecho de estar en un estado de violencia crónico y que no podamos salir. Pienso que el mundo y las Naciones Unidas tienen que interesarse en Colombia, los estados. En mi calidad de defensora de los derechos humanos, buscaré que Colombia pueda superar este conflicto armado.
SEMANA: ¿Quién la asesora? ¿A quién escucha?
L.Z.: No buscaba ni esperaba una designación como esta, aunque sí he participado en muchos acuerdos internacionales, como la declaración de los derechos de los pueblos indígenas, el convenio 169 de la OIT; son temas mundiales que buscan realmente proteger esos derechos para la pacificación y la paz que propende las Naciones Unidas. Al oído me hablarán muchos colombianos; los constituyentes del 91 jugarán un papel importante.
SEMANA: Le doy un nombre: María Emma Mejía, ¿ha hablado con ella?
L.Z.: Ella es una persona que conocí en la Embajada de España, ahí estuvimos en Madrid con Carlos Vives en varios eventos acompañándola. Después nos encontramos cuando ella estuvo en la Cancillería. Cuando supo de mi designación, me escribió, me saludó. Todos tienen mucho que aportar. No es que me hablen al oído, pero son consejos, recomendaciones, afectos, entusiasmo que le brindan a uno y que no son nada despreciables. Yo aprecio mucho a la doctora María Emma Mejía.
SEMANA: Usted es una arhuaca, ¿le cambió mucho la vida?
L.Z.: He tenido la oportunidad de conocer algunas personas que son de la academia, de la Universidad de Columbia, gente que está instalada allá. Podrían brindar ese apoyo total en estos asuntos domésticos que desconozco muchísimo. Sí sé de la responsabilidad que tenemos frente a la embajada. Yo creo que me costará mucho retirarme del país, tengo unas obligaciones como arhuaca que soy. No puedo abandonar totalmente mis tradiciones ni mi cultura.
SEMANA: ¿Cuándo se va de Colombia?
L.Z.: Sería prematuro decir cuándo me voy. Por el momento voy a la posesión del presidente Gustavo Petro. A partir del 7 de agosto, la Cancillería irá definiendo la posesión del cuerpo diplomático, donde estaré incluida. Dependerá de la agenda de la Cancillería. Lo que sí está claro es que el 13 de septiembre nuestro presidente Petro deberá asistir a la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde tenemos que estar presentes y ayudar al desarrollo de la agenda en Nueva York. Es decir, en septiembre ya tenemos que estar instalados.
SEMANA: ¿Ya hizo empalme?
L.Z.: No. Primero se posesiona el presidente; no he hecho empalme. He recibido el saludo de muchos colombianos, entre ellos, del doctor Guillermo Fernández de Soto. Estamos pendientes de una conversación que tiene que ser después de haberme posesionado legalmente como embajadora.
SEMANA: ¿Le preocupa hacer parte de la ONU sin saber inglés?
L.Z.: Estuve en la formulación de la declaración de los pueblos indígenas, en muchos eventos del foro permanente de pueblos indígenas en Nueva York y Ginebra, viajando 13 años, y jamás, jamás, tenía que renunciar a mi castellano o español para poder tener un diálogo abierto de discusión. No era necesario renunciar a nuestra lengua para poder comunicarme con el mundo. El inglés es importante, pero no es la prioridad; estamos en el siglo XXI y ya hay formas sencillas, claras, personales para traducir ciertas expresiones. Me parece que se ignora la tecnología.
SEMANA: ¿Pero aprenderá inglés mientras esté en Nueva York?
L.Z.: Sí, a mí me gusta aprender. Actualmente, medio lo entiendo, pero no como debería ser. Es bueno tener depósitos de conocimiento.
SEMANA: Por último, ¿ya empacó maletas? ¿Qué se lleva de Colombia para Estados Unidos?
L.Z.: Lo que no me van a faltar son mis mochilas, mis vestidos tradicionales, tal cual como vivo en Valledupar o en la Sierra Nevada. Mi maleta siempre está preparada. De pronto me llevo unos hilos para, de vez en cuando, tejer una mochila.