SEMANA: En las dos últimas semanas han ocurrido muchas cosas en el país, por las hay personas diciendo que se sienten desalentadas. ¿Cree que en Colombia hay ese panorama de desolación por lo que está pasando con el Gobierno Petro?
JORGE ROBLEDO: Ese sentimiento de frustración y de desánimo es una cosa muy personal, pero sin duda están ocurriendo cosas que generan impactos fuertes y resistencias.
No me sorprende que ese sentimiento de desaliento se pueda expresar entre muchos colombianos. Eso, creo, es un hecho. Las incertidumbres suelen ser problemáticas porque además en el mundo de la economía, genera actitudes de esperemos saber qué va a pasar y termina generando sus impactos. Por eso es tan importante que los gobiernos tengan la sabiduría de medir muy bien las cosas que dicen o hacen porque el país y la economía están pendientes de esas realidades.
SEMANA: Usted toca el tema de la incertidumbre y eso es lo que está pasando con los colombianos por las intervenciones a las EPS. Cuando tocan el tema de la salud, eso preocupa mucho a los ciudadanos...
J.R.: Sí, ese es un impacto. Pero este no es un fenómeno nuevo y refleja un modelo de salud que desde hace muchos años viene con dificultad. Todos los gobiernos anteriores han hecho intervenciones sobre las EPS. Una intervención no es una estatización eso hay que tenerlo en cuenta porque son asuntos distintos, pero eso sin duda generan incertidumbre y preocupaciones. El que esté afiliado a una EPS intervenida siente temor.
SEMANA: Pero hay quienes dicen que hay un tufillo de revanchismo en la intervención de Sanitas que se dio después del hundimiento de la reforma a la salud. ¿Cree que el tema va por ese lado?
J.R.: Esas son cosas son difíciles de precisar. Pero la coincidencia entre el hundimiento de la reforma a la salud, que sin duda fue un fracaso del gobierno del Gustavo Petro, y las intervenciones pues generan esa sensación porque además interviene la Nueva EPS que estaba presidiendo alguien muy cercano a él que es Aldo Cadena. Entonces ahí aparece otra duda. ¿Qué que pasó allí y por qué terminan interviniendo una EPS que había quedado bajo el control de un copartidario suyo? Así que caben todas las conjeturas y el ambiente de político del país es de mucha tensión. Petro dice y hace cosas que generan resistencias e incomodidades.
SEMANA: Genera divisiones...
J.R.: Yo no lo veo con la idea de generar consensos, de unir al país o de llegar acuerdos. Y eso, por supuesto, genera mayor resistencia. Pero me toca recordar lo siguiente: Petro no hubiera ganado la presidencia de la República sin los respaldos de Juan Manuel Santos, de César Gaviria, Ernesto Samper, el Partido Liberal, el Partido Conservador y la U. Esos sectores entraron a ser parte de su gabinete. Es más, esos sectores lo respaldaron y la reforma tributaria se aprobó. El punto es que esas relaciones se rompieron y se creó una inestabilidad bien grande y Petro lucha para imponerse de alguna manera. Todos los días hay ruidos y controversias por los problemas de inestabilidad, falta de mayorías en el Congreso y otros asuntos, pero son errores de Petro.
SEMANA: El presidente Petro insistió hasta más no poder en aprobar la reforma a la salud. ¿Eso le hizo perder capital político?
J.R.: Son errores de manejo de Gustavo Petro, él tenía que haber sabido que esa reforma a la salud no tenía votos para aprobarse. Entonces, ¿qué sentido tuvo presentarla? Esto tiene que ver con una cosa que es de la lógica de Petro y es que él quiere ser el presidente de la República con toda la mermelada, el clientelismo, todos los puestos y quiere ser el jefe de la oposición como si estuviera en la campaña electoral todavía. Petro tiene un desenfoque que es bien notorio y se mantiene firme con sus barras bravas, sus bodegas, pero eso genera problemas en el país y a la administración de lo público. Lo cierto es que vive dedicado todo el día a echar trinos y trinos que generan divisiones.
SEMANA: ¿Será que alguien le maneja la cuenta de X a Petro?
J.R.: Es difícil saberlo con precisión, pero la impresión que da es que él maneja su cuenta personalmente y le gasta una cantidad de tiempo grande. En general son mensajes de pugnacidad y controversia. En estos días oí a un alto funcionario de Gustavo Petro, no ministro, diciendo que no le pasa al teléfono. Y esa es una cosa que se repite muchísimo y Petro no habla con sus ministros ni funcionarios. Si no está concentrado en dirigir las cosas, pues eso también le termina haciendo daño a la administración. Petro no puede seguir comportándose como si fuera el jefe de la oposición, eso da votos y mantiene ciertas condiciones, pero así no se gobierna bien en el país.
SEMANA: El Gobierno quiere seguir adelante con la reforma a la salud a través de decretos. ¿Qué pasará?
J.R.: Sí, ese es un hecho. Han anunciado que van a reemplazar lo que no pudieron aprobar por un conjunto de decretos. Ahí aparece otro asunto de controversia y de inestabilidad política porque esos decretos pueden estar ajustados a derecho o no. Recordemos que no son pocas las normas, las decisiones que se han tomado, que se le han caído en el análisis en la Corte Constitucional. No es posible opinar sobre los decretos mientras no se expidan, pero si no era necesaria la ley para qué presentaron la reforma al Congreso. Si todo se podía resolver con decretos no se entiende nada. Con Gustavo Petro hay una dificultad grande y es que tiene un talante autoritario, según él, se hace lo que él diga y punto. Eso en política, sobre todo cuando no se tiene la mayoría en Congreso, es un problema. Él mismo hizo estallar las mayorías que tenía.
SEMANA: Hablando de que no tiene las mayorías, ¿qué opina de la Constituyente que propone Petro?
J.R.: Esa Constituyente es un cañazo de Petro. Desde el primer día dije que no tiene la fuerza para para hacerla. Han pasado más de 24 días desde el día en que se anunció y él no ha tomado la primera medida que hay que tomar. Y sencillamente no la puede hacer porque no tiene mayorías en el Congreso. Pero es más, estoy seguro de que si el Congreso le aprobara eso, tampoco tendría las mayorías suficientes en la ciudadanía para aprobar lo que él quiere hacer. Petro no tiene cartas para jugar, pero cumple el objetivo de que todo el mundo hable de él y no hay quién gobierne a Colombia.
SEMANA: ¿Cuál es la intención de ese cañazo como usted lo llama?
J.R.: Mantener al país siempre hablando de él y mantener a su gente en alerta e impresionada. Además le impone a la prensa los titulares, no obligándolos pero sí poniéndolos a hablar todo el día, no de las cosas que hace como jefe de Estado, sino de lo que dice y buena parte de lo que dice refiriéndose al pasado para justificar por qué él debe ser el presidente. En todo caso estoy convencido de que está haciendo las cosas muy mal, está cada vez más solo y cada vez se conocen más arrepentidos.
SEMANA: ¿Por qué dice que cada vez está más solo?
J.R.: Es la impresión que yo tengo y es lo que dicen las encuestas. Hay mucho descontento entre sus propios electores. No es poca cosa haber perdido los aliados o la alianza que hizo con los que le pusieron los votos para tener en algún memento la mayoría del Congreso.
SEMANA: Algunos creen que Petro podría declarar un estado de excepción para sacar adelante la Constituyente. ¿Es posible?
J.R.: No, yo no le veo hoy fuerza para cambiar la Constitución en ningún sentido. Mucho menos, por ejemplo, para para abrir la posibilidad de reelegirse. Petro sabe que no tiene fuerza para una Constituyente.
SEMANA: Usted dice que Petro no dejará un sucesor. ¿Petro le ha hecho daño a la izquierda?
J.R.: Sí, Petro está haciéndole un daño grande a las ideas del cambio. Él gana ofreciendo el cambio y resulta que miramos con cuidado y el tal cambio no aparece por ningún lado, por lo menos en asuntos medulares. Por ejemplo, Petro no tiene ninguna propuesta para crear más riqueza en Colombia, que es el principal problema nacional. No tiene un trabajo para crear más el empleo y más riqueza o para poder reducir la pobreza, que es el principal problema en Colombia. Con esto de la Constituyente Petro está haciendo el ridículo mundial. ¿Pero cuál es el problema de esto que en las próximas elecciones? Que habrá un esfuerzo por poner a uno de él para el continuismo y los que él derrotó en la elección pasada se van a presentar como la opción del cambio. Yo soy de los que pienso que aquí necesitamos crear una tercera posibilidad, o sea, ni el continuismo de lo que hay y que ha fracasado ni regresar al pasado que ya fracasó.
SEMANA: Le quedan un poco más de dos años a Petro en la Casa de Nariño. ¿Cree que en este tiempo va a alcanzar a revertir la postura que tienen sobre él, que le alcanza el tiempo para hacer algo de ese cambio que prometió?
J.R.: Yo lo veo muy difícil. Por ejemplo, el proceso de paz está completamente enredado, hay razones para ser pesimistas en que esa paz total no va para ningún lado. En estos dos primeros años de gobierno, pues ha tenido un público a su favor que son a todos los que les ha dado puestos o contratos, pero eso empieza a generar un problema y es que a los que ya no les dieron, pues no estarán muy contentos de ver que les dieron a unos y a otros no. El tercer y cuarto año de todos los gobiernos de todos los países del mundo son mucho más difíciles para el presidente por razones obvias, porque las ilusiones no se han cumplido y generan resistencia. Además el último año es el de la campaña electoral, que es un año mucho más complejo.
Veo que las dificultades se agrandarán hacia el futuro y crecerá el número de arrepentidos y más se siguen cometiendo estos errores. Eso de La Guajira fue de una gravedad inaudita y la corrupción fue más grande de lo que parecía inicialmente. Están sucediendo cosas de una gravedad inaudita como, así que uno de los principales financiadores de la campaña de Petro, resultó tener contratos con este gobierno por 180,000 millones de pesos.
SEMANA: Están socializando una reforma para darle facultades a Petro para perdonar criminales en Colombia. ¿Qué opina?
J.R.: Nunca he sido amigo de los superpoderes a los presidentes. A mí no me gusta la idea de que un presidente llegue y diga que tiene el poder y hace lo que quiera. Ahora, miraremos cuál es la propuesta, pero en principio no me gusta nada y más en ese tema tan espinoso. Hay que esperar que se conozca más detalle de esa propuesta, peor no me gusta.
SEMANA: Finalmente, ¿pudo pagar las las deudas, qué pasó finalmente con con esa ‘vaca’ que hizo?
J.R.: Nos fue bastante bien, fue muy exitosa. Mucha gente nos hizo generosas colaboraciones. No alcanzó para cubrirlo, pero mandamos un informe para conocieran lo que se pagó. Ya por el camino encontraremos la manera de recoger los otros pesos. En la medida en que la deuda es menor, pues las cosas se pacifican por supuesto.