El presidente de Fedegán, José Félix Lafaurie, no ocultó su molestia con la decisión del alcalde de Duitama, Boyacá, José Luis Bohórquez, de tumbar la estatua del torero colombiano César Rincón tras la prohibición de las corridas de toros en el país, según lo aprobó en esta legislatura el Congreso.
“Un don nadie se quiso hacer famoso humillando a César Rincón”, dijo Lafaurie y recordó que el maestro de la tauromaquia es un colombiano que le ha dado gloria al país y que, “a diferencia de muchos cabecillas de izquierda, no ha empuñado armas ni extorsionado ni secuestrado; un empresario y ganadero respetable”.
Lafaurie también indicó que “hablan de inclusión y son peores que los talibanes que esclavizan mujeres y derriban estatuas porque no se ajustan a su interpretación sesgada y ortodoxa de la ley islámica”.
El presidente de Fedegán no mencionó al alcalde de Duitama, pero claramente se refiere a él porque fue quien organizó el acto de derribamiento de la estatua frente a la plaza de toros de ese municipio. Además, el reconocido empresario ganadero opinó en respuesta a una noticia publicada por SEMANA titulada: “Alcalde de Duitama, que lideró la tumbada de la estatua de César Rincón, enfrenta suspensión provisional del Consejo de Estado”.
Para Lafaurie, César Rincón “ha hecho más por Colombia, por la economía y la ganadería que todos los animalistas ultraortodoxos que ayer se alegraban por derribar su monumento en Duitama. Ojalá se escandalizaran por los símbolos del terrorismo”.
Esta decisión no fue liderada por el Gobierno Petro. De hecho, el director de Prosperidad Social, Gustavo Bolívar, le contó a SEMANA que él se opuso a participar de ese acto y se lo hizo saber al alcalde.
Bolívar le dijo al mandatario, minutos previos al acto en el que se tumbó la figura simbólica, “que tenía que hacerse con mucho respeto porque César Rincón es un colombiano respetable en el país, un ciudadano que, en su momento, había marcado un hito, una historia; esa fue una época donde no se tenía tanta conciencia sobre el maltrato y sufrimiento del animal. Entonces, el país no iba a entender que una persona que no le ha hecho mal a nadie y que es un buen ciudadano reciba ese trato”.
El alcalde Bohórquez –según la versión de Bolívar–, “se comprometió a que la estatua se trasladaría a un museo taurino. No quise participar de eso, no me pareció”.
Y añadió: “No estuve de acuerdo; de hecho, se lo dije a la senadora (del Pacto Histórico) Esmeralda Hernández. Esa fue una actividad muy local, muy del alcalde en Duitama. Escogimos esa plaza de toros porque como la ley antitaurina tiene vigencia en tres años, hay alcaldes que, autónomamente, han abolido las corridas. Por eso, quisimos empezar el piloto allá y busca que las plazas de toros se conviertan en zonas de mercado campesino”.
El maestro César Rincón rechazó lo ocurrido. “Sobran los calificativos”, dijo a SEMANA.
Por su parte, el alcalde José Luis Bohórquez se defendió. “Mi respuesta al señor César Rincón: respeto todas las posiciones, podemos mejorar. Si hay molestias en formas, hay lugar a reflexiones. Pero esto es de posturas. El debate es de fondo”, expresó.