El delegado del gobierno en la delegación de paz con el ELN, José Félix Lafaurie, cada día aumenta el tono de sus palabras contra el papel que ha asumido ese grupo armado en los últimos meses. Desde febrero de 2024, la guerrilla congeló las conversaciones en señal de protesta, porque el Alto Comisionado para la Paz, Otty Patiño, adelantó una mesa paralela de conversaciones con un grupo disidente de esa organización en Nariño.
El ELN ha buscado responsabilizar al gobierno del enfriamiento en las relaciones. Y como si fuera poco ha dicho que el Estado ha incumplido en reiteradas ocasiones el cese al fuego.
Lafaurie, cargado de tigre, escribió una columna de opinión donde estalla contra el ELN. En el escrito dijo que el ultimátum (que dio ese grupo guerrillero al gobierno) “es, por definición, una amenaza extorsiva, esencia de la ley del terror”.
Para él, el comunicado del ELN fechado el 6 de agosto, como el del 3 del mismo mes, “es un claro ultimátum al Gobierno para sumarle presión a la que recibe desde la sociedad para reanudar en desventaja las negociaciones congeladas unilateralmente por ese Grupo Armado Organizado (GAO)”, dijo Lafaurie.
¿Qué exige el ELN?, preguntó Lafaurie. “Que el gobierno, por decreto, lo saque de la lista de lo que es, un GAO, con lo cual, además, busca igualarse a la fuerza pública y legitimar su lucha armada. De hecho, podría restregarle en las narices el decreto a la Unión Europea, que, a pesar de la solicitud colombiana, no decide sacarlo de su lista de organizaciones terroristas”, afirmó.
Los GAO no es un invento colombiano, sino una definición del Artículo 1 del Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra, de 1977, aprobado por Colombia mediante la Ley 171 de 1994 y aceptado por el ELN.
“El gobierno no puede comprometerse más allá de lo que permite la estructura jurídica colombiana, en la que un decreto presidencial no mata ley, ni Constitución ni acuerdos internacionales”, aclaró.
Y siguió: “La amenaza (del ELN): la de siempre; la que también usaron las Farc para extorsionar al presidente que solo buscaba un Nobel: la ley del terror, la amenaza de muerte, extorsión, secuestro, reclutamiento y control territorial para proteger las rentas ilícitas que pagan esa violencia. Esa amenaza extorsiva hoy tiene nombre: cese al fuego. Si el gobierno cumple, vamos a reunión extraordinaria; si no cumple, pues no la habrá, con todas sus consecuencias, una estrategia cínica para terminar culpando al Gobierno”.
El reconocido ganadero recordó que el juez que decide sobre los incumplimientos al cese al fuego en medio de las conversaciones es el mecanismo de monitoreo y verificación, “una mesa coja desde octubre de 2023, cuando el ELN decidió bloquearla con su ausencia. Allí reposan más de 200 casos de posibles incumplimientos, sobre cuya responsabilidad no se puede pronunciar el mecanismo sin romper la manida bilateralidad de la mesa”.
Y remató: “En el plano de lo real, en los territorios nunca ha habido cese al fuego; basta ver las noticias. Por el contrario, ha sido utilizado para seguir reclutando, entrenando y armando efectivos”.
“¿El ultimátum del ELN… es al gobierno, al país…, acaso un ultimátum a la paz? Amanecerá y sabremos”, preguntó .