SEMANA: Luego del secuestro y de la liberación de Luis Manuel Díaz, padre del jugador Luis Díaz, ¿qué debe pasar en la mesa de diálogos con el ELN?
JOSÉ FÉLX LAFAURIE (J. F. L.): Tiene que haber una reflexión muy de fondo por parte del ELN. El país sabe que, desde el año 91, se ha intentado con casi todos los gobiernos, salvo el de Duque, adelantar un proceso de negociación. Por unas circunstancias u otras, esos procesos quedaron interrumpidos. En esta oportunidad, cuando arrancaron los diálogos, por parte de ellos siempre hubo una manifestación de que había llegado el momento por las coincidencias que tenían con el Gobierno del presidente Petro de llegar a un acuerdo. Evidentemente, hasta la fecha, no son despreciables los avances que se han tenido en la agenda que se había acordado en el gobierno del presidente Santos.
No obstante, el tema del secuestro es un crimen atroz que ha lacerado tanto a la sociedad colombiana. Por la infortunada circunstancia de haber secuestrado, entre ellos, al papá de Lucho Díaz, ese asunto volvió otra vez a escalar al más alto nivel de las prioridades nacionales y a nivel internacional.
En consecuencia, el ELN tiene que valorar lo que este gobierno o incluso la delegación han venido planteando sobre este tema en particular. Reiteramos que el secuestro y las “retenciones económicas” son inadmisibles porque se trata de comerciar con la vida humana y con la dignidad de las personas.
Ellos tienen que valorar más lo que está pensando la opinión pública nacional. El ELN tiene que valorar muy bien esa circunstancia de cara al quinto ciclo.
SEMANA: Si el ELN no libera a los secuestrados, ¿tiene sentido seguir en los diálogos?
J. F. L.: Es lo que tienen que valorar. Porque evidentemente aquí lo que viene a continuación es la exigencia de la sociedad colombiana y la comunidad internacional para la liberación de cada uno de los secuestrados.
Espero que no ocurra ningún otro secuestro porque sería la constatación de que el tema para ellos carece de relevancia, en un país donde no hay una familia colombiana que no haya sufrido el flagelo de este delito abominable, de manera directa o indirecta. En el sector ganadero, María Fernanda Cabal, cuando no era política, recorrió medio país identificando las víctimas ganaderas de todos los actores armados. Hay miles de historias de ganaderos asesinados y secuestrados. Es una herida abierta que nunca cerró en el alma de los colombianos.
SEMANA: Si el ELN no libera a los secuestrados, ¿la mesa de diálogos no podrá avanzar?
J. F. L.: Aquí no hay tema vedado, tenemos que hablar definitivamente si la voluntad de ellos es acabar el conflicto y entregar las armas. El argumento básico del comandante Antonio García es que necesitan financiar el cese. Claro, financiar el cese con hombres en armas, hostigando a la población civil en un proceso de participación ciudadana, secuestrando a colombianos, es inadmisible.
La única manera de que le pongamos fin al conflicto es que entreguen las armas. Luego, el Estado, incluso la comunidad internacional, puede venir a financiar a los excombatientes. Pero no creo que haya ningún mecanismo hoy que permita financiar a los combatientes, a las unidades armadas del ELN.
SEMANA: ¿Usted es optimista frente al futuro de la mesa con el ELN?
J. F. L.: Hay una coyuntura límite, un punto de inflexión. La palabra la tiene el ELN. La postura de los negociadores es absolutamente clara y unánime: ni un secuestro más y devolver a los secuestrados. Ese es un tema que tiene que llamar a la reflexión. Todo proceso de negociación exige una base de apoyo y respaldo político. Mire lo que pasó con la Farc, todos los negociadores lo dijeron al unísono: si el plebiscito se pierde, no hay acuerdo, y se perdió. Y por la puerta de atrás hubo acuerdo. Y ahí tenemos un problema crítico con respecto a la legitimidad o no de ese acuerdo. Y mire las consecuencias, especialmente con un tema de fondo: el narcotráfico.
Hay 300.000 hectáreas de coca, hay un control territorial de vastas zonas del país para la protección de los negocios ilícitos, coca, minería ilegal y otros más. Aquí el país tiene un lío. Ya ni siquiera la erradicación manual es posible. Mire usted cómo terminaron presionando a la población para prácticamente secuestrar a 141 miembros de la fuerza pública. El país tiene que pensar a fondo: ¿qué está pasando en esos territorios, cuál fue el resultado del proceso electoral? Aquí estamos atrapados y no son cinco municipios, son 300 o 345. En Colombia es casi la cuarta parte. El país está atrapado en unas dinámicas en donde el Estado no tiene respuesta para los ciudadanos.
SEMANA: De cara al quinto ciclo de diálogo con el ELN en México, ¿usted qué propone?
J. F. L.: Honestamente, me gustaría que Otty Patiño e Iván Cepeda tuvieran previamente una conversación de fondo con el ELN para poder identificar los elementos sobre los cuales hay que construir los nuevos escenarios.
Una mesa pequeña, como lo hemos intentado hacer, debe dilucidar eso. No es una mesa donde estén todos los actores. Cuando ocurrió lo de cese al fuego en diciembre, fuimos una comisión pequeña a Caracas en los primeros días de enero a revisar el asunto para poder avanzar.