Toda una polémica se formó en círculos médicos del país por las palabras del presidente Gustavo Petro sobre la bienestarina y su instrucción al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) de no comprarla más para ayudar en la alimentación de niños de población vulnerable.
El mandatario se pronunció sobre el tema este martes, en el lanzamiento de las llamadas “ollas comunitarias”, en Magangué (Bolívar). “Cuando el ICBF entrega bienestarina está cometiendo un grave error, porque la bienestarina es un producto importado al por mayor. Hay un contratista”, afirmó Petro.
El mandatario agregó que “lo que tenemos que lograr es que el territorio produzca la comida suficiente” para la alimentación de los niños. “Hoy la bienestarina debe estar costándonos ‘un ojo de la cara’ por estar importándola, cuando el territorio puede dar la alimentación. Si el Estado ayuda, eleva la rentabilidad de los productos que se pueden conseguir en el territorio”, dijo Petro.
Y le dio la instrucción a Javier Pava Sánchez, director de la Unidad de Gestión de Riesgo, de implementar la creación de cooperativas para comprar las cosechas de los campesinos y, de ese modo, poder llevar alimentación a las zonas más críticas del país.
Expertos consultados por SEMANA hablaron sobre la polémica y dijeron que, en efecto, la bienestarina debería sustituirse, pero no de manera inmediata, como lo ordenó Petro, ni por las razones que dio en su discurso de este martes.
La bienestarina es un suplemento nutricional que se obtiene de la mezcla de harinas, granos y leguminosas, básicamente, y que se administra especialmente a niños de poblaciones vulnerables. En Colombia se produce desde 1976 y existen dos plantas ubicadas en Cauca y Atlántico.
Camilo Sotomayor, médico pediatra, especializado en cuidado intensivo pediátrico y experto en temas nutricionales y de crecimiento en niños, le dijo a esta revista que la bienestarina “es un suplemento limitado, que no puede ser el pilar o la base fundamental en la recuperación nutricional” de un niño.
“Es muy rico en minerales, en vitaminas, tiene unas proporciones elevadas en carbohidratos, pero es muy pobre en proteínas; las grasas tampoco están adecuadamente balanceadas, entonces la bienestarina se queda corta como suplemento nutricional único dentro de un plan de recuperación nutricional de una población vulnerable”, afirmó el experto.
Sotomayor agregó que “no es un suplemento que uno utilice rutinariamente para la recuperación o el apoyo nutricional de los niños”, ya que “es un suplemento incompleto y no aporta lo que uno esperaría a un niño que tiene una deficiencia nutricional”.
“En algunas ocasiones, al ser un suplemento no adecuadamente balanceado, se llegó a ver que podría ser parte parcial o total de desnutrición en niños, sencillamente porque la familia cree o creyeron en su momento que era el suplemento ideal para la recuperación nutricional y sobre esto se fundamentó toda la estrategia nutricional y resulto que, al ser incompleto y, sobretodo, bajo en proteínas, ocasionó una desnutrición hipoproteica”, aseguró el médico pediatra.
No estaría dentro de los lineamientos de recuperación nutricional
Incluso, Sotomayor dijo que “dentro de los lineamientos de la recuperación nutricional para la población vulnerable la bienestarina ni siquiera está mencionada”, sino “otras fórmulas específicas: la F75, por ejemplo, para la recuperación nutricional. Siendo una normatividad estatal, ni siquiera está en los lineamientos para el manejo de la recuperación nutricional en niños”.
“Creo que sí es el momento del debate abierto y que vale la pena, con las voces de los expertos, reorientar o al menos hablar claramente sobre los beneficios o no de la bienestarina, pero creería que cada vez el debate está siendo menos favorable para la bienestarina y, por el contrario, puede ser el momento de reorientar mejor todo el tema de recuperación nutricional en la población vulnerable colombiana”, dijo.
Andrés Rodríguez, nutricionista y experto en salud pública, afirmó que en su opinión la declaración e Petro es “un poco irresponsable”, porque “quitar la bienestarina ya, que el ICBF no la compre más o se deje producir es una mala idea”.
“Esto ocasionaría que se afectaran todas las modalidades institucionales y los programas en lo que se entrega bienestarina”, afirmó Rodríguez, quien recordó que este producto “ha estado envuelto en muchas polémicas” en los últimos años en el país.
Para Daniel Bernal, investigador del Observatorio de Soberanía y Seguridad Alimentaría y Nutricional de la Universidad Nacional, “los ingredientes clave de la bienestarina es una mezcla de harinas y féculas como el trigo, el maíz, el arroz, la harina de soya y leche en polvo, en la que el mayor porcentaje de esos ingredientes se producen fuera del país y se tienen que importar. Colombia, a lo largo de los años, ha perdido su capacidad productiva y termina siendo más rentable importarlos, pero actualmente, con la crisis global económica y el alto precio del dólar, esos ingredientes se han encarecido, haciendo que la producción de bienestarina se haya encarecido”, explicó el experto.
Bernal agregó que “es indiscutible el aporte nutricional que tiene la bienestarina para la alimentación de los niños” y dijo que “de cada 100 gramos de bienestarina, 20,1 gramos aportan en proteína, además de grasa, carbohidratos y micronutrientes como vitaminas y minerales”.
“La bienestarina ha sido una parte casi que esencial de la canasta básica familiar de las poblaciones vulnerables en el país, a donde llegan múltiples programas de asistencia alimentaria y en la que su principal producto -en la lucha contra la desnutrición aguda- es la administración de bienestarina”, afirmó el experto.
Ante la instrucción de Petro de no comprar más bienestarina, Rodríguez cree que “es importante que sea un proceso paulatino” y que, “a medida que se vaya disminuyendo su producción, exista una política pública y programas enfocados en generar un sistema que permita aumentar la producción de alimentos en el campo colombiano”.