Nadie da razón de su paradero. A Antonio Macías, colombiano, la pareja de Ivonne Rubio, muerta en Israel, parece que se lo tragó la tierra después de permanecer en una fiesta de música electrónica a menos de cinco kilómetros de la Franja de Gaza. Estuvo feliz hasta el amanecer, cuando al menos 1.200 terroristas del grupo Hamás los sorprendieron en medio de la celebración.
Antonio agarró de la mano a Ivonne, también colombiana, apenas empezaron a sonar las sirenas sin detenerse. Corrieron en busca de protegerse, mientras los alzados en armas disparaban balas que cruzaban sin punto fijo.
Uno de los terroristas apuntó contra la pareja de colombianos, pero su arma, extrañamente, se trabó. Ambos lograron escapar.
Un búnker les sirvió de refugio. El lugar, construido como uno de los cientos que están desplegados por Israel para proteger a los ciudadanos, según lo ordena la ley de ese país, les sirvió de escampadero. Esa estructura en cemento grueso, adornada en su frente con un pájaro de pico amarillo y plumas rojas, no tenía puerta porque está diseñada para proteger misiles.
“Tía, tía, no puedo hablar, ahoritica cuando llegue a algún lugar la llamo”, fueron las últimas palabras de Antonio a una de sus familiares vía telefónica. Ivonne hizo lo propio: “Papi, papi, entramos en guerra. Yo después lo llamo”, le manifestó la mujer a su progenitor. Y colgó.
Antonio, al parecer, llegó hasta el búnker junto con Ivonne. A ella ya la encontraron muerta como consecuencia de las balas. Unas versiones apuntan a que estaba en ese sitio. Otras, que su cuerpo sin vida fue encontrado bajo un carro. La colombiana, quizá, fue alcanzada por las balas de los extremistas.
A la joven de 26 años la sepultarán este jueves en Jerusalén, la tierra donde viven actualmente sus padres, también colombianos.
De Antonio, nadie sabe. La familia ha rastreado casi todos los hospitales de Israel, pero no aparece en los registros. Los únicos que no han visitado son los que están ubicados sobre la Franja de Gaza porque la guerra está al rojo vivo.
Hernán Hincapié, tío político del joven colombo- israelí-, le confesó a SEMANA que la familia confía que esté hospitalizado en un centro médico sin conocimiento y sin documentos.
Los parientes quisieran ir hasta el búnker, recorrer los pasos de sus parientes, pero no quedó nada porque fue destrozado por los explosivos.
La zona está acordonada por tropas israelíes que evitan la presencia de civiles. Hay guerra en el área, los bombardeos contra el grupo terrorista Hamás se mantiene. “Es casi imposible llegar allá”, resume Hincapié.
Además, las decenas de cuerpos de los jóvenes que estuvieron en la fiesta y no lograron escapar de las garras del grupo islamita fueron levantados y están en poder de las autoridades, que buscan esclarecer quiénes son. Ivonne, por ejemplo, apareció entre las primeras 200 reseñadas.
La familia está desconcertada. Mientras esperan sepultar a la chica este jueves en un cementerio de Jerusalén, insisten en preguntarse qué pasó con Antonio.
Quisieran saber que está con vida, pero ¿en qué condiciones? Si aún no ha muerto, lo más probable es que esté en manos del grupo terrorista cuyo proceder es torturar. Y si está muerto, lo más posible es que esté en el grupo de los cadáveres que aún no se han identificado.
“Las esperanzas que tenemos son muy, muy pocas, seguimos confiando, creyendo que está con vida”, enfatiza Hincapié a SEMANA, mientras llora y hace una pausa en su relato para respirar.
“Si estuviera vivo, tengan la plena seguridad que ya se habría comunicado con la familia”, dijo otro pariente, quien pidió omitir su identidad.
Y es que el drama que viven los parientes del joven no es de poca monta. Casi a diario, reciben versiones de la suerte que pudo correr Antonio, entre ellas, las que provienen de algunas personas que observaron cuando le pegaron un tiro, mientras corría y cayó al piso. Ninguna versión está confirmada y la familia se aferra a la decisión de Dios.