El excanciller Álvaro Leyva guarda con sigilo, en su apartamento en el norte de Bogotá, un radioteléfono. Lo considera un trofeo. Parece una pieza de museo. El aparato se conserva en buen estado. “Si este radioteléfono hablara...”, cuenta Leyva para dimensionar su valor histórico. Leyva dice que ese radioteléfono sirvió de puente para varios líderes del país mantuvieran una comunicación constante con las Farc, el ELN y otros grupos criminales durante muchos años.

“La confianza con Santos fue tanta que hasta usó este radioteléfono en un momento en que estaban diciendo que estábamos conspirando durante el Gobierno Samper”, le dijo Leyva a la directora de SEMANA, Vicky Dávila.

El excanciller, a la pregunta de con quién hablaba por ese radioteléfono, contestó: “Hablé con todas y todos, como se dice hoy. Con Tirofijo, con el cura Pérez. Pero no solo eso, a través de él hablaron obispos, un exdesignado a la Presidencia, buscamos a gente perdida, una cosa impresionante. Alguien me dijo: apórtelo al Museo Nacional, allí hay un estand sobre la paz. Le dije que no, este es un trofeíto que tengo en un rincón de mi apartamento”.

Señaló que el Mono Jojoy, el sanguinario jefe de las Farc, no hablaba por ese equipo. En cambio, Raúl Reyes, el llamado canciller de las Farc, sí lo hacía, al igual que Iván Márquez y el excomandante Alfonso Cano. “Un día que bombardearon, en el Gobierno Gaviria, lo prendí y Cano me decía: oiga las bombas. Yo tengo las grabaciones”, contó Leyva.

“Sería una sorpresa, porque las grabaciones que tengo son fantásticas. Por eso miro ese radioteléfono y digo: esto no puede seguir así. A través de este radioteléfono buscamos, por ejemplo, a la hija de Julio César Turbay, cuando estaba perdida y ellos (los guerrilleros) ayudaron. Ahí fue cuando nos dimos cuenta de que la tenía Pablo Escobar. En muchas otras situaciones, se convirtió en un radioteléfono de salvación nacional. Tengo la lista de los que hablaron, cualquier día se la mando para que usted se vaya de para atrás”, dijo el excanciller.

Contó cómo adquirió el aparato. “Tenía un amigo que me ayudaba en las comunicaciones y un día lo allanaron, me llamó a las cuatro de la mañana, me dijo: ‘Aquí está el Ejército’. Entonces, le dije: ‘Lo voy a dejar por fuera y me voy a comprar un radioteléfono’. Y lo hice”.

Leyva tenía las claves para hablar con las Farc, el ELN, etc. “Tenía los códigos para hablar. No se hablaba con nombres propios y las frecuencias se pueden modificar. Entonces, uno decía: pasen a X, y se sabía de quién se trataba. No fue un radioteléfono para pecar, ahí pasaron obispos, un designado a la Presidencia, inclusive dos militares, es impresionante”.

”Algunos me llamaban Profesor, porque yo les dictaba una cátedra. Otros me decían el Señor A. Tenía como 15 nombres”, relató Leyva.