Con bombos y platillos, los congresistas de la Comisión Primera del Senado le anunciaron al país hace algunos días la aprobación, en el quinto de ocho debates, del proyecto de reforma constitucional que busca reducir las vacaciones de los senadores y representantes o el también llamado receso legislativo.
De esta manera, esta comisión le lanza un salvavidas a esta iniciativa, pues por tratarse de una reforma a la Constitución, requiere superar tres debates más antes del 20 de junio, cuando finalizan las sesiones ordinarias del Congreso.
Quienes respaldan la iniciativa aseguran que la meta es generar una mejor percepción ciudadana del Congreso y aumentar la productividad legislativa, pues consideran que los cuatro meses de receso que tienen los congresistas son excesivos.
No obstante, según pudo evidenciar SEMANA, en medio de los debates que ha tenido la iniciativa los congresistas hicieron dos ‘jugaditas’ que en la práctica hace que el proyecto resulte casi que un saludo a la bandera.
Inicialmente, el proyecto indicaba que el periodo de sesiones iría del 20 de julio al 16 de diciembre y del 16 de enero al 20 de junio, es decir, había un recorte de dos meses en las vacaciones de los congresistas, pues actualmente el segundo periodo de sesiones arranca en marzo.
No obstante, en medio de la discusión en la Cámara de Representantes hubo una sustancial modificación: en el proyecto quedó establecido que el segundo periodo de sesiones arranca ya no el 16 de enero sino el 16 de febrero. Es decir, se recortarían solo uno de los cuatro meses que tienen de vacaciones.
“El Congreso, por derecho propio, se reunirá en sesiones ordinarias, durante dos periodos por año, que constituirán una sola legislatura. El primer periodo de sesiones comenzará el 20 de julio y terminará el 16 de diciembre; el segundo periodo iniciará el 16 de febrero y concluirá el 20 de junio”, señala el proyecto. .
Y ahora, en el Senado, se introdujo otra modificación de la cual los congresistas poco han querido hablar. En el texto quedó establecido que cuando es año electoral, las vacaciones de los senadores y representantes quedarán tal cual están hoy, es decir, de cuatro meses.
“En el periodo de sesiones en el que se lleven a cabo las elecciones al Congreso de la República, este periodo iniciará el 16 de marzo y concluirá el 20 de junio”, fue lo aprobado por la Comisión Primera del Senado.
Los congresistas argumentaron que esta modificación resulta necesaria debido a que en el año de elecciones, deben concentrarse en la campaña.
A esto debe sumarse la dificultad de que el proyecto logre culminar su trámite debido a la escasez de tiempo. Quedan apenas siete semanas de sesiones en las que el proyecto debe superar tres debates, un escenario difícil si se tiene en cuenta que por delante tiene el Plan Desarrollo, la ley de sometimiento a la justicia, la reforma a la salud (si es que avanza) y la reforma laboral.
Adicionalmente, la iniciativa tiene sus detractores. Por ejemplo, la senadora María Fernanda Cabal, del Centro Democrático votó en contra del proyecto.
Según ella, entre más leyes produzca el Congreso, los ciudadanos son menos libres y, en la mayoría de casos, los más afectados son los emprendedores o pequeños empresarios.
“Cada cinco días se aprueba una ley en Colombia y al inicio de la legislatura se radican más de 360 proyectos (...) este país necesita debates de control político, pero entre menos esquizofrenia legislativa, más sano vive un país que no necesita que el Congreso dirija su vida”, dijo la senadora Cabal.
¿Cuánto trabajan los congresistas?
Según un análisis de datos hecho por SEMANA, a partir de las actas de secretaría y las transmisiones en video tanto de la plenaria como de las siete comisiones de la Cámara de Representantes, los congresistas no solo tienen cuatro meses de receso, sino que poco aprovechan los ocho meses restantes que tienen de sesiones.
Para el estudio, se tomaron como muestra las sesiones de septiembre, octubre y noviembre en esta corporación, que fue el periodo en el que los congresistas tuvieron más trabajo, pues estaban discutiendo el Presupuesto General de 2023, la reforma tributaria y la ley de paz total. Pero aún así, los resultados son inquietantes.
De acuerdo con los datos, los congresistas de la Cámara apenas sesionan, en promedio, tres horas a la semana en las comisiones constitucionales y 12 horas en la plenaria. Es decir, mientras los colombianos trabajan más de 47 horas al mes, que es la jornada laboral en el país este año, los congresistas lo hacen solo 15 horas al mes, menos de una tercera parte.
Si se analiza el caso de las comisiones, el resultado es aún más inquietante. Sesionan en promedio 1,3 veces a la semana. Cabe aclarar que el funcionamiento de las comisiones es desigual. Mientras la Comisión Primera, que es la de mayor carga legislativa, sesionó 5,8 horas a la semana, en promedio, durante el periodo septiembre-noviembre del año pasado, la Comisión Cuarta lo hizo solo 1,7 horas por semana.
En el análisis realizado hay casos vergonzosos. Por ejemplo, la Comisión de Acusación solo se reunió dos veces durante todo el semestre pasado.