Este martes, a partir de las 10:00 a. m., las económicas conjuntas del Congreso se verán cara a cara con el ministro de Hacienda, Jose Antonio Ocampo, quien hará la presentación formal de la reforma tributaria, con la que el Gobierno nacional pretende recaudar cerca de 25 billones de pesos.

Cabe aclarar que este no es el inicio formal de la discusión sobre la reforma tributaria, sino que es el espacio que otorga el Congreso para que el Ejecutivo exponga en detalle los lineamientos de la iniciativa. Sin embargo, desde ahora, los partidos políticos ya anunciaron que le van a dar una buena ‘peluqueada’ al proyecto, especialmente en los temas más sensibles.

Uno de los más inquietos frente a lo que contiene esta reforma ha sido el Partido Conservador, que a pesar de ser cercano al Gobierno no ha tenido problema en lanzar duras advertencias que pondrán sobre la mesa durante el debate.

La colectividad ve con preocupación que los impuestos a los dividendos, el impuesto de renta y el impuesto de industria y comercio, al igual que cambios al esquema de zonas francas, puedan afectar la inversión.

“Esto estimularía la producción y generación de empleo”, adviertieron los conservadores.

Frente a las ganancias ocasionales, “el aumento de la tarifa que propone el Gobierno nacional, de igual manera podría desincentivar la inversión y le restaría competitividad al país. Adicionalmente, afectaría sectores como la construcción que genera empleo y mercado de capitales, importante para la financiación de empresas”, plantearon.

Dicen que si bien el Gobierno ha señalado que las propuestas sobre los impuestos saludables son favorables desde la perspectiva de salud pública, “el Ministerio de Hacienda debería valorar el impacto que estos podrían tener en el consumo y la inflación”.

Además, les preocupa la afectación a los precios de los combustibles en zonas de frontera que, sin duda, incrementará el costo de la gasolina. “Es innegable que esas medidas subirán el precio de venta que tendrán que asumir los consumidores de estas regiones”, advierten.

Esta propuesta de eliminar los subsidios a los combustibles en las zonas de frontera tampoco cayó bien en el Partido Liberal.

“Se encarecería el transporte, los alimentos y las materias primas, además de que se dispara el contrabando”, explicó el representante liberal Carlos Ardila.

Las preocupaciones también llegaron desde Cambio Radical, partido que le planteará al Gobierno cambios en algunos de los elementos que trae la reforma, como lo relacionado con los tributos a las pensiones, el impuesto de renta y el aumento en la tarifa que se paga por las ganancias ocasionales.

El exvicepresidente Germán Vargas Lleras ya dio línea desde su columna de El Tiempo, en la que aseguró que los más golpeados serán los asalariados, pues las disposiciones que están incluidas en la reforma apuntan a clavarlos por varios lados.

Vargas Lleras explicó, por ejemplo, que en el impuesto de renta de las personas naturales, “la acumulación de todas las rentas líquidas, entre las que se encuentran laborales, no laborales, de capital, pensiones, dividendos y participaciones y ganancias ocasionales para determinar la tarifa aplicable, resulta muy gravosa para el contribuyente porque todos los ingresos pueden terminar gravados al 39 %”.

Y sobre esto llegó a una conclusión alarmante. A su juicio, esto sería “lo más cercano a una expropiación indirecta vía impuestos”. Sus cálculos apuntan a que los incrementos oscilarán entre 7,5 y 67 %, si el texto de la reforma es aprobado tal como está.

Este mensaje ya caló en la bancada de Cambio Radical, desde donde han salido a lanzar críticas contra la reforma, en especial por el gravamen a las pensiones que se plantea dentro del texto de la propuesta.

“Es improcedente el impuesto a las personas pensionadas con más de diez millones de pesos. Aunque son un porcentaje pequeño, es injusto que quienes gran parte de su vida trabajaron para lograr un ingreso en su vejez ahora deban someterse a un nuevo impuesto. Ya es suficiente con un aporte del casi del 12 % a la salud”, aseguró el senador Carlos Fernando Motoa.

Motoa además consideró también que el nuevo impuesto a los combustibles podría afectar gravemente a la cadena productiva y la clase media: “Los tenderos, productores y la canasta familiar se verían perjudicados y más en medio de una inflación histórica que vive el país”, explicó el senador vallecaucano.

Como era de esperarse, los intentos de modificar el texto vendrán también desde el Centro Democrático, donde consideran que “la decisión de quitar los estímulos a la producción y a la empresa desincentivan la confianza productiva”.

“La gran mayoría de los colombianos se ven afectados negativamente. Por una parte, van a seguir subiendo los precios de los alimentos y particularmente, de aquellos que se venden en las tiendas de barrio, en los comercios locales”, aseguró la colectividad.

Por lo pronto, a la espera de que el Congreso escuche al ministro, lo más probable es que la reforma tributaria salga del Capitolio Nacional muy diferente a como llegó.