Entre los empresarios hay un malestar creciente. El Ministerio del Trabajo radicó la reforma laboral en el Congreso sin concertar su contenido con los representantes del sector privado y el Legislativo inició la discusión sin que esa mesa de diálogo entre el Gobierno y los generadores de empleo se realizara. La Comisión Séptima de la Cámara de Representantes ha aprobado 14 de sus artículos en primer debate, las sesiones para continuar el trámite de ese proyecto de ley inician el próximo 16 de febrero y todavía no hay una fecha en el calendario para que la ministra Gloria Inés Ramírez se siente a hablar de la reforma con las empresas.
Es más, en diciembre, durante la negociación del salario mínimo, les prometió a sus representantes que para el 15 de enero iniciaría la mesa de concertación con ellos, pero faltan menos de 48 horas para esa fecha y nada que los convocan.
El panorama para ellos se agrava si se tiene en cuenta que ya el texto de la reforma está radicado y la discusión está en proceso, por lo que dudan sobre la posibilidad de hacer modificaciones a su contenido. Mejor dicho: ya solo el Congreso puede cambiarlo porque sus requerimientos no fueron tomados en consideración y ni les dieron espacio para presentarlos.
Peor el remedio
El presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, Jorge Bedoya, hizo un llamado a que “realmente haya una concertación, se revise artículo por artículo para ver qué le sirve realmente al empleo del país y, si no la hay, que el Congreso abra más el debate”.
Pero esa discusión detallada parece lejana porque ya la Comisión Séptima de la Cámara estuvo votando los artículos en bloque en la sesión del 14 de diciembre, repitiendo el mismo trámite legislativo que efectuó durante el debate de la reforma a la salud.
“Es necesario que se hagan las audiencias públicas para que se escuche no solo a los trabajadores, sino a los empleadores. Reformas laborales no se hacen todos los años y este país tiene una tasa de informalidad laboral que prácticamente es superior al 50 por ciento. Si el texto sale mal, no protege el empleo formal ni genera incentivos para este, puede ser peor el remedio que la enfermedad”, advirtió Bedoya.
La molestia no solo surge con esta propuesta de reforma laboral, sino que viene desde la que hundió el Senado en junio de 2023, pues en esa ocasión hubo un diálogo, mas no concertación, porque sus apuntes tampoco se incluyeron. El texto de ese proyecto de ley terminó replicándose para este nuevo intento de tramitarla.
En el tintero hay reparos sobre el capítulo que hace referencia a los derechos colectivos, a las huelgas parciales y al contrato agropecuario. La SAC propuso un texto para ese capítulo que no fue recogido en su totalidad y que luego fue modificado, por lo que Bedoya asevera que “hoy en día sería mejor sacar todo el texto del contrato agropecuario. Más que adicionar puntos, ojalá la concertación lleve a que el Gobierno reflexione sobre cosas que pueden afectar el empleo”.
En el gremio de las pequeñas empresas, Acopi, su presidenta, Rosmery Quintero, se mostró optimista de que los convoquen a concertar la reforma laboral porque “la ministra siempre está atenta a escuchar”, pero otros temen que el tiempo de concertar ya se agotó.
Sin tiempo
Ese es el caso del presidente de Fenalco, Jaime Alberto Cabal, quien sostuvo que “esa posibilidad está agotada, máxime cuando ya hay artículos aprobados en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes”.
Cabal se queja de que “el Ministerio del Trabajo no ha propiciado el diálogo alrededor de la reforma laboral para el crecimiento y el desarrollo. Lo que probablemente va a suceder es que la ministra siga con su lógica de adicionar más beneficios a los que hoy ya tiene un trabajador formal, en claro perjuicio de los aspirantes a ingresar al mercado laboral, de los desempleados y de los miles y miles de colombianos que hoy laboran en la informalidad”.
El presidente de la Andi, Bruce Mac Master, planteó a SEMANA la necesidad de que la reforma laboral se lleve a la mesa de concertación y manifestó que el Gobierno había mostrado su disposición de hacerlo.
Desde esa asociación advirtieron que “el anuncio de una reforma laboral que poco se ocupa de la productividad laboral, la generación de empleo o la reducción de la informalidad, preocupa especialmente a emprendedores y pymes por sus efectos en su capacidad de mantener y generar empleo”.
El Ministerio de Trabajo no respondió la inquietud de SEMANA sobre cuándo citará la mesa de concertación de la reforma laboral. Ante la falta de una convocatoria del Gobierno para hablar de ese texto, los empresarios se están jugando la carta del Congreso como la única esperanza de que sus perspectivas sean tenidas en cuenta.
Los congresistas de la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes han ido recogiendo los reparos de los empresarios para presentarlos en el debate, pero en ese recinto la mayoría la tiene la bancada del Gobierno de Gustavo Petro y por eso no está claro si esos comentarios prosperarán.
Todos los voceros que hablaron con SEMANA coincidieron en que la esperanza de salvar al país de una mala reforma laboral está en manos del Congreso, sea que modifiquen sustancialmente los apartados que, a su juicio, afectan el empleo formal o que la tumben antes de que llegue al Senado.
La resolución sobre el futuro de ese articulado comenzará a decantarse en febrero y los empresarios esperan que para entonces sus peticiones ya hayan sido tenidas en cuenta.
El presidente de Fenalco encarna ese llamado: “El Congreso debe archivar o no aprobar el actual proyecto porque es nefasto para el país, porque destruye empleos y propicia más informalidad, y el Gobierno, por su parte, debe liderar un nuevo proyecto, este sí concertado, que apunte verdaderamente a la generación de empleo e incentive la formalización”.