Pese a que el Gobierno nacional parece tener las mayorías en el Congreso para avanzar en el proyecto de ley de reforma tributaria, los tres jefes políticos más influyentes del país han manifestado sus dudas sobre esa iniciativa, la cual se prepara para sus dos debates definitivos en las plenarias del Senado y la Cámara de Representantes.
Hacia finales de octubre o máximo comienzos del noviembre, el remezón en los impuestos que el Ejecutivo propuso en el Legislativo debe quedar listo. Su aplicación comenzaría el primero de enero del próximo año y aunque ya superó su primer debate en las comisiones económicas del Congreso, todavía le falta las dos pruebas definitivas en las plenarias, en las cuales cualquier cosa puede pasar.
El expresidente y jefe máximo del Centro Democrático, Álvaro Uribe, ha dejado en manos del senador Miguel Uribe Turbay y el representante a la Cámara Óscar Darío Pérez los detalles de la iniciativa. Los dos congresistas, ponentes del proyecto a nombre del uribismo, propusieron el archivo de la reforma, pero fueron derrotados por las mayorías que todavía acompañan al gobierno del presidente Gustavo Petro.
El pasado 8 de octubre, en uno de los foros regionales del Centro Democrático, el exmandatario nombró algunas variables económicas que rodean el trámite del proyecto de ley y en las cuales llamó la atención.
Para Uribe, “había una proyección de crecimiento de la economía para el año entrante superior al 3 % y ahora la bajaron al 0,7 %. Con esta inflación, la economía apenas creciendo al 0,7, las tasas de interés al 17 se le puede complicar mucho la situación al fisco nacional”.
“Lo que nosotros veníamos diciendo, que la reforma no se necesitaba, los indicadores macroeconómicos empiezan a mostrar que de pronto se necesita una del tamaño que han dicho los empresarios, de 8 billones de pesos”, afirmó el jefe máximo del Centro Democrático.
Aunque Uribe no ha mostrado una posición radical en contra de la reforma tributaria, sí ha dejado ver algunas dudas y preocupaciones sobre temas puntuales como, por ejemplo, los impuestos a las bebidas azucaradas, en la cual habló de “un tiempo de transición”.
“A mí me tiene preocupado el nuevo panorama macroeconómico de la nación, porque además uno nota que hay desgano y miedo para invertir. Yo sí creo que es mejor lo que ustedes como ponentes, con el apoyo de nuestra bancada en Senado y Cámara, hagan en las plenarias para modificar esa reforma. Es mejor lo que hagan para modificarla que simplemente decir que no”, les pidió el expresidente a los congresistas Uribe Turbay y Pérez.
En el caso el exvicepresidente y jefe natural de Cambio Radical, Germán Vargas Lleras, su partido anunció desde hace tiempo que no acompañará la reforma tributaria y él mismo ha hecho manifestaciones cuestionando varios de sus puntos específicos.
Entre ellos están, por ejemplo, “el gravamen a la ganancia ocasional que propone el proyecto”, impuesto que para Vargas Lleras, “va a limitar el comercio de viviendas usadas y puede estimular la subfacturación de las transacciones”.
“Debería establecerse una norma que consagre que siempre que las utilidades obtenidas en la venta de la vivienda se utilicen en la compra de una nueva, no se causará el respectivo impuesto, como lo hacen otras legislaciones del mundo”, propuso en una de sus columnas en el diario El Tiempo a finales de agosto, cuando comenzaron a conocerse detalles del proyecto.
En el mismo escrito, el líder natural de Cambio Radical manifestó que “tal vez el peor de todos los efectos sobre las personas naturales” de la reforma tributaria sería “el que tiene que ver con el freno al crecimiento económico del país, que de darse implicará un aumento del desempleo y, por ende, la imposibilidad de progreso para muchas familias”.
“Con crecimiento económico será posible compartir la riqueza, al paso que sin este crecimiento estaremos abocados a repartir pobreza y frustración”, escribió Vargas en ese momento y, hasta el momento, no se conoce que haya cambiado de posición públicamente.
Y el tercer jefe político del país en manifestar sus dudas sobre esta iniciativa fue el expresidente y director del Partido Liberal, César Gaviria, cuyas opiniones se conocieron en la mañana de este martes y sería explicadas a sus congresistas en una reunión prevista para las 6:00 de la tarde de hoy.
SEMANA conoció que el expresidente ha estado estudiando detenidamente los ajustes al documento que fue aprobado en las comisiones económicas del Congreso y que no está de acuerdo con algunos puntos que considera sensibles y que, según él, lesionarían el bolsillo de los colombianos.
El expresidente ya habló con varios congresistas liberales y les explicó las líneas rojas de la iniciativa. Es más, ha anunciado que el recaudo del proyecto debería pasar de 22 billones a 10, una cifra que Gustavo Petro no aceptaría de tajo, según ha dicho a distintos sectores políticos.
Lo cierto del caso es que, al parecer, las mayorías partidistas seguirían jugadas con varios de los aspectos de la reforma tributaria del gobierno Petro, pero las dudas e inquietudes de estos tres jefes políticos del país podrían extenderse a otras iniciativas de la actual administración.