“No ha sido un año fácil para el presidente, pero tampoco ha sido un año fácil con Bogotá. He sido yo tratando de defender que no paren el metro, que no paren el Regiotram de Occidente, todos los días es tratando de que no paren algo. Gobernar es hacer, no sabotear”.
Esa fue la cruda advertencia que hizo la propia alcaldesa de Bogotá, Claudia López, al cumplirse el primer año de mandato del presidente Gustavo Petro, y no es para menos, más allá de la discordia que se ha generado entre el Distrito y la Nación por el trazado de la primera línea del Metro, desde el Gobierno nacional también han intentado poner una especie de freno de mano tanto al Regiotram de Occidente, como al Regiotram del Norte, dos proyectos de vital importancia para conectar a la capital del país con Cundinamarca.
El Regiotram de Occidente tardó 13 años en materializarse, y fue hasta junio de 2020, en medio de la pandemia, cuando se firmó el acta de inicio y en ese momento, el gobernador de Cundinamarca, Nicolás García, aseguró que estaría listo a finales del 2023, pero lo prometido no se cumplió y ahora habría que esperar hasta mayo de 2026.
No obstante, pese a que hoy en día ya hay un contrato firmado, el cual avanza en su ejecución en la fase previa, el proyecto podría presentar posibles tropiezos en su fase de construcción y en su cronograma, toda vez que la ANLA le negó la licencia ambiental argumentando inconsistencias y deficiencias en la información presentada por la concesionaria en el estudio de impacto ambiental.
Y aunque la Gobernación de Cundinamarca y el contratista están trabajando a contrarreloj para volver a presentar la solicitud, los tiempos están muy apretados. “Se va a volver a radicar el proyecto ante la ANLA a finales de agosto. La revisión tiene dos tiempos máximos que están establecidos en la normatividad, dependerá también de la celeridad de ellos, pero nosotros esperaríamos poder tener la aprobación en diciembre, a finales del año”, explicó Andrés Díaz, gerente de la Empresa Férrea Regional, entidad a cargo del proyecto.
Los tiempos que revela el funcionario podrían alargarse incluso hasta enero, el quid del asunto, es que de acuerdo con el cronograma, en noviembre de este año el Regiotram debe pasar a fase de construcción, pero sin una licencia ambiental aprobada, es imposible. Pese a ello, Díaz dio un parte de tranquilidad.
“Afortunadamente existe un instrumento ambiental para hacer algunas obras preliminares de la fase de construcción en 30 de los 40 kilómetros del proyecto. Entonces lo que iniciaríamos es con esas actividades preliminares de construcción que consisten en levantar todos los rieles actuales o acopio de materiales, obras hidráulicas o de cuerpos de agua”, señaló Díaz, no obstante, aunque él es optimista, nada garantiza que efectivamente en diciembre o en enero se tenga la licencia ambiental aprobada.
Con el Regiotram del Norte que conectará a Bogotá con Chía, Cajicá y Zipaquirá, el escenario es mucho más sombrío. Desde el 2020 se ha venido trabajando en la estructuración del proyecto y aunque se tenía previsto terminar dicha estructuración a finales de 2022, el proceso se alargó hasta el segundo semestre de este año.
“La etapa de estructuración a nivel de factibilidad ya concluyó para poder hacer la radicación ante el Ministerio de Transporte y obtener el primer paso que es el aval técnico, y esperamos poder tener el aval y la cofinanciación del mismo antes de finalizar el año, para iniciar su contratación en el 2024″, sostuvo Díaz.
De hecho, en la tarde del viernes 11 de agosto, el gobernador García y la alcaldesa López, anunciaron que ya radicaron la solicitud de aval técnico ante el Ministerio de Transporte.
“Los cundinamarqueses y los bogotanos, que somos una sola familia, estamos muy felices porque llevamos dos años trabajando, estructurando el proyecto del Regiotram del Norte, el segundo tren eléctrico de cercanías que aspiramos tener, porque el primero será el de Occidente que también ya va avanzando. Queremos que así como Funza, Mosquera, Madrid, Faca y Bogotá se beneficiarán con el Regiotram de Occidente, nuestros ciudadanos de Zipaquirá, Chía y Cajicá también se beneficien”, explicó la alcaldesa López al referirse al documento que fue radicado ante el Ministerio de Transporte.
Pero el proceso no sería tan sencillo como parece, toda vez que el Gobierno Petro, en el mismo contrato que la ANI firmó con la Sociedad Colombiana de Ingenieros (SCI) para que entregue un concepto sobre la viabilidad de soterrar la primera línea del Metro de Bogotá, también le pidió a la SCI elaborar un documento de análisis técnico que evalúe la posible operación conjunta de pasajeros y de carga en el Regiotram del Norte, pese a que esa posibilidad ya había quedado descartada desde que comenzó la estructuración del proyecto.
De hecho, en la alcaldesa López que hizo la alcaldesa López en las últimas horas, se mostró en contra de a la posibilidad de un uso mixto del Regiotram del Norte.
La mandataria distrital explicó que no es viable combinar el corredor férreo del norte para transporte de pasajeros y carga porque sería traumático para Bogotá, ya que implicaría concentrar en Ciudad Salitre una gran operación, pues ahí llegarían los trenes de carga para los camiones y que se encargan de recoger y distribuir los productos.
“Hemos radicado con el Gobernador la solicitud de aval técnico que nos debe dar el Ministerio de Transporte para tener un proyecto de pasajeros. Evaluamos con mucho rigor, como nos lo solicitó esa entidad, si se podía o no compartir el mismo corredor para carga y para pasajeros. Todos los datos técnicos, la estructuración técnica que hicimos con Findeter, concluyeron que no es viable compartirlo para pasajeros y carga, que debemos usarlo solo para pasajeros”, señaló López.
Pero el Gobierno insiste en su postura y en el contrato al que SEMANA tuvo acceso, se le pide a la SCI que evalúe la posibilidad de un uso mixto. Y ahora bien, tal cual como lo reveló el propio ministro de Transporte, William Camargo, solo hasta finales de octubre se conocerán dichos conceptos, lo que hace prever que el aval técnico del Ministerio no sería una tarea fácil de aprobar.
Es así como hoy en día, al parecer, hay muchas más dudas que certezas sobre ambos proyectos, y mientras tanto Bogotá y la región sufren por una movilidad caótica a la espera de soluciones eficientes.