El presidente Gustavo Petro aceptó la renuncia de Concepción Baracaldo, directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. La salida de la funcionaria fue celebrada tanto en la oposición como entre los simpatizantes del Gobierno, dado que su gestión dejó más polémicas que resultados concretos.
La funcionaria se encontraba bajo presión en su cargo y su renuncia responde a las múltiples críticas que debió afrontar desde el día que fue nombrada por el presidente. El primer reparo radicó en su falta de experiencia, lo cual la hacía poco capacitada para atender las necesidades de los niños y adolescentes en el país.
Baracaldo es administradora de empresas de la Universidad Nacional. A su vez, cuenta con un doctorado en ciencias económicas y empresariales de la Universidad Complutense de Madrid. Si bien tiene más de 17 años de experiencia laboral, toda se desarrolló en áreas que no tienen nada que ver con el ICBF.
Trabajó en el Banco de la República, en la Empresa de Energía Codensa-Emgesa, fue directora de planeación de la Alcaldía de Chía y asesora de despacho en el municipio de Tocancipá, Cundinamarca.
Poco a poco, surgieron polémicas alrededor de su administración en Chía, como que no atendió oportunamente la situación de un prostíbulo que quedaba ubicado a pocos metros de un colegio.
Luego, denunciaron amiguismo en la entidad porque Baracaldo nombró como funcionarios a varios excompañeros y amigos de la Alcaldía de Chía, quienes no tendrían los pergaminos necesarios para atender el cuidado y la protección de niños en Colombia.
Al ser confrontada con estas denuncias, la exdirectora de la entidad se defendió y aseguró, en entrevista con El Tiempo, que “para dar cumplimiento a ese objetivo he decidido rodearme de personas que he conocido a lo largo de mi trayectoria y en quienes también encuentro aliados para responder al mandato que me otorgó el presidente”.
Sin embargo, la inestabilidad de la entidad hizo que varios de estos funcionarios se vieran obligados a renunciar.
A pesar de que los reparos vienen de todos los sectores, uno de sus más grandes críticos fue el mismo presidente Gustavo Petro, cuyo llamado de atención puso todos los ojos sobre la directora del ICBF.
En diciembre del año pasado, tan solo tres meses después de que se posesionara Baracaldo, el presidente aseguró que la muerte de 20 niños wayú por desnutrición fue un “fracaso” del Gobierno.
“Si el ICBF hace lo mismo que ha hecho en estos últimos años, el ICBF ha visto morir miles de niños en los últimos años, ¿van a repetir lo mismo? Entonces van a ver morir miles”, dijo el mandatario desde La Guajira.
Esto hizo que el petrismo le quitara el apoyo a Baracaldo, haciendo que hasta miembros de la bancada de Gobierno en el Congreso se unieran a las voces de la oposición para pedir su renuncia de forma inmediata.
Esta situación llamó la atención sobre el origen de Baracaldo, quien aceptó por sí sola que llegó al cargo por ser vecina de Verónica Alcocer.
“Yo estaba tranquila en mi casa, pensionada, y un día recibo una llamada en la que me preguntan si estaría interesada en dirigir el ICBF. Verónica es la que me llama, somos vecinas y nos conocemos hace mucho tiempo. Con Gustavo Petro también tengo relación porque estudié con él en Zipaquirá”, dijo en su momento la funcionaria para Caracol Radio.
Esto generó aún más críticas en su contra, reviviendo aquellas que señalaban que no contaba con la experiencia o mérito necesario para llegar al cargo.
Además, temprano en su administración se destaparon denuncias sobre abuso sexual infantil a indígenas en el Guaviare, lo cual requirió que tuviera que responder ante el Congreso por hechos que venían ocurriendo desde antes de su llegada al cargo.
Todo ese peso hizo que la funcionaria decidiera renunciar y el mandatario aceptó, cumpliendo con una exigencia de aliados y opositores al Gobierno.