SEMANA: ¿Cómo vio la llegada de Juan Fernando Cristo al Gobierno Petro?
CECILIA LÓPEZ: Complicada. Creo en la capacidad del ministro de manejar la política y de hacer algo por la paz, pero no entiendo cómo se contradijo con su posición frente a la constituyente cuando públicamente había dicho que era inoportuna. ¿Qué hay detrás de eso? Cuando las cosas son confusas, es porque hay algo que no conocemos. El otro problema es que mientras él habla de un tema, el presidente se refiere a otro. Mientras él trata de postergar la constituyente hasta el infinito, el presidente dice que sus ocho programas más importantes no se pueden hacer sin constituyente. Ahí yo tengo una pregunta: si es cierto que esos programas no se pueden hacer sin cambiar la Constitución, ¿es justificar por qué no ha pasado nada en los dos años de gobierno? Si la constituyente no sucede en estos dos años, ¿Petro no va a cumplir los ocho puntos? ¿El presidente se ha dado cuenta de las consecuencias de su discurso?
SEMANA: ¿Cree que hay una agenda oculta detrás de la llegada de Cristo al Gobierno?
C.L.: A mí no me gustan las confusiones en política y lo digo por mi larga experiencia. Cuando las cosas en política son confusas, es porque hay una agenda oculta. ¿Cuál es? No tengo idea.
SEMANA: Petro dijo que fue un error llevar al centro al Gobierno y terminó nombrando a Cristo.
C.L.: Lo positivo de que Petro nombre a Cristo, además de sus virtudes, es ver si deja de estigmatizarnos. Porque lo repito y lo diré aunque he estado callada: cada vez que el señor presidente Petro nos estigmatiza, aumentan las amenazas no solamente por Twitter, sino por otros medios, como WhatsApp o gente en la calle. Él no se da cuenta de que al estigmatizarnos y al decir que nosotros le destruimos su proyecto nos está generando amenazas de todo tipo, que yo, personalmente, he sentido y que ha llevado a que me refuercen la seguridad. Entonces, lo positivo de esto es que el presidente no podrá hacer una distinción entre el centro de Cristo y nosotros. Si algo no es Cristo es de izquierda, hasta donde lo conozco.
SEMANA: ¿Qué le dicen en las amenazas?
C.L.: Que destruí el proyecto, lo que dice el presidente. Esas amenazas me las hicieron cuando fui ministra y el presidente supo. Gente que Petro tiene en su Gobierno dijo en unos grupos de WhatsApp, que SEMANA reveló: “Cecilia está traicionando el proyecto del presidente, hay que bajarse a Cecilia”. Yo le mostré a Petro los chats. O sea, ya las amenazas venían de la gente que lo sigue a él y que nunca creyeron que nosotros estábamos comprometidos con el proyecto. El presidente lo supo y no les dio ninguna importancia. Lo único que me preguntó fue: “¿Este quién es?”. Ahí lo tengo en el correo que intercambié con él.
SEMANA: ¿Por qué la contradicción de Petro con el centro político?
C.L.: No encuentro coherencia entre los insultos a nosotros y el nombramiento de Cristo, pero le veo lo positivo: a mí lo que me interesa, imagino que a mis colegas también, es que dejen de amenazarnos. Y que esas amenazas no nazcan de la descalificación del presidente.
SEMANA: ¿Qué ha tenido que vivir por cuenta de las amenazas?
C.L.: Muchas cosas, tener mucha seguridad. Tan pronto salí, ahí en su oficina se sentó una persona del Pacto Histórico y me dijo: “Por el bien tuyo, vete de Colombia”. Yo le dije que no me iba a ir porque aquí tengo mi centro de pensamiento.
SEMANA: ¿Por qué hasta ahora cuenta esa historia?
C.L.: Fui prudente hasta el día que supe que el presidente dijo en un consejo de ministros que la culpa de que el proyecto no hubiera tenido éxito era porque nosotros habíamos desbaratado su propuesta. Ese día me enfurecí. Él lo ha venido repitiendo y es hora de contar la verdad. Una persona del Pacto Histórico, repito, me dijo: “Cecilia, por favor, vete, las amenazas son en serio”.
SEMANA: ¿Se necesita una constituyente?
C.L.: No entiendo. Si el presidente, honestamente, cree que la Constitución es una barrera, comparto cosas que ha dicho el economista Mauricio Reina, con quien muchas veces no he estado de acuerdo, explique por qué. El país necesita que Petro les diga a los colombianos por qué la Constitución de 1991 le impide cumplir su gran cambio. Eso es urgente. Que no nos diga qué quiere hacer, sino por qué. Además, Cristo llegó para lograr un acuerdo nacional. Ya lo logró, el acuerdo es no a la constituyente. Se puede ir tranquilo.
SEMANA: Petro dijo que con el nombramiento de su nuevo gabinete reparaba “errores”.
C.L.: Por Dios, pobrecitos los que se fueron. El presidente ya les puso una lápida, quedaron como unos exministros ineficientes, terrible. ¿Errores de quién? Ya no nos puede echar la culpa a nosotros porque salimos hace más de un año. Quien ha fallado no son los ministros, es el Gobierno. A eso agréguele una falta de norte y experiencia.
SEMANA: Laura Sarabia anunció que el Gobierno puso en marcha un gran plan de ejecución.
C.L.: Ella no tiene ninguna experiencia, perdóneme. Soy una gran crítica, porque soy testigo de recomendaciones de ella que mostraban claramente que no conocía al Gobierno. Ejemplo: ella me recomendó al exsenador del Pacto Histórico César Pachón, investigado por la Corte Suprema de Justicia, para que fuera miembro de la Junta Directiva del Banco Agrario. ¡Por Dios! ¿Cómo así? Él no tiene ninguna experiencia, no tiene chance porque tiene que pasar por la Superintendencia Financiera, que no le da ni el beneficio de la duda porque no tiene experiencia. Eso demuestra que Sarabia no conoce al Estado. Puede que siga las órdenes del presidente, pero eso no quiere decir que conozca al Estado.
SEMANA: ¿Qué otros personajes le recomendó Sarabia?
C.L.: Por ejemplo, a Jhenifer Mojica antes de ser ministra. Quería que fuera miembro de junta del Banco Agrario. Ella no tiene ninguna experiencia. Lo primero que dijo cuando la nombraron ministra y le pidieron unas cifras fue que no era buena para los números porque eran como un bingo. Otro, un candidato a la gerencia de la Federación Nacional de Cafeteros. Sarabia presionó muchísimo para que se nombrara a Felipe Robayo, una persona que no se nombró porque los cafeteros no lo apoyaron, y nos echaron la culpa a nosotros, sobre todo al exministro de Hacienda José Antonio Ocampo. Ella presionó, pero los cafeteros no querían a Robayo por razones que no voy a decir. También me propuso una persona para el ICA que no cumplía con los requisitos. Para mí, una parte de desconocimiento de Laura sobre el Estado era la presión para que nombráramos gente en posiciones que eran imposibles porque no cumplían con los requisitos.
SEMANA: ¿Y Laura Sarabia qué le respondía cuando usted se oponía a los nombramientos?
C.L.: No le quedaba más remedio. Con Felipe Robayo nos echaron la culpa, pero fue una decisión de los cafeteros. Ninguno de esos nombramientos pasó.
SEMANA: ¿Las presiones eran de ella o provenían de Petro?
C.L.: No tengo idea, porque no había posibilidad de hablar directamente con el presidente. Solo era posible en reuniones sobre temas específicos…
SEMANA: Ya que toca el tema de la elección del gerente de la Federación de Cafeteros, Petro dijo que sus ministros lo traicionaron.
C.L.: Nosotros no presionamos lo de Germán Bahamón. Lo que sí vimos es que Robayo no tenía el apoyo de los cafeteros y los iba a dividir porque había tenido una historia como gerente comercial de la Federación. Pero la presión del Gobierno, a través del presidente y de Laura Sarabia, fue muy fuerte. Ahí vemos lo que le ha pasado con Bahamón, pobre, no le fue bien con la anterior ministra, ha sido muy difícil.
SEMANA: ¿Petro les reclamó?
C.L.: Él sí llamó para presionarnos por ese señor (Felipe Robayo), pero le dijimos: “¿Qué hacemos? Aquí no hay ambiente”. Él tuvo más comunicación con el ministro de Hacienda, el más importante del Gobierno. Yo también hablé con el presidente, le dije que no tenía ambiente entre los caficultores, pero él insistía.
SEMANA: Y, cuando ganó Bahamón, ¿qué ocurrió?
C.L.: (El presidente) se puso furioso. A mí directamente no me dijo, pero afirmó que lo habíamos impuesto, que lo habíamos traicionado, pero los cafeteros tienen una autonomía. El Gobierno puede armonizar, pero no imponer.
SEMANA: Dice que Laura Sarabia presionó para nombramientos, y ahora, cuando se entera de que su hermano, Andrés Sarabia, es señalado de presuntos negocios, ¿qué opina?
C.L.: Tengo una historia muy larga en el sector público y he tenido una cosa muy clara: cuando uno ha estado así sea dos meses en una posición, uno no puede salir a abrir una oficina de relaciones públicas, ni con Dios y menos con su familia, porque hay una cosa que es prohibida por principio, la posibilidad de tráfico de influencia. Una persona que ha estado tan cerca del presidente sale del Gobierno, muchos dicen que no se fue, y monta una oficina de relaciones públicas con su hermano, difícil. Para mí eso demuestra desconocimiento de las limitaciones que tiene el funcionario público.