Las reformas sociales que ha radicado el Gobierno nacional del llamado cambio en el Congreso, han desatado un profundo debate en el país, sobre los alcances que podrían traer consigo con su implementación.
Es el caso de la polémica reforma a la salud que ha desatado una tormenta política, con una ola de críticas desde diferentes orillas políticas. Sobre esa iniciativa, el presidente de la República Gustavo Petro realizó una férrea defensa desde el Pacífico.
“Cuando vamos a la salud, llevan dos años desde que subimos al gobierno diciendo que tienen el mejor modelo de salud los colombianos y que se va a desbaratar con nuestra reforma a la salud, pamplinas”, sostuvo Petro.
E indicó en su intervención en un auditorio: “Engañando a la gente a partir de los medios de comunicación que son de su propiedad para mantener un negociado con el dinero público”.
La fuerte postura del mandatario colombiano se dio luego de que esta semana el Partido Conservador, que hoy hace parte de la independencia al gobierno del presidente Gustavo Petro, anticipó una vez más que se aparta de la controvertida reforma a la salud y no la votará en el Senado. El anuncio lo hacen a menos de un mes de que la iniciativa llegue a la Comisión Séptima, donde iniciará su estudio este primer semestre de 2024.
En un mensaje en sus redes sociales, la colectividad, que se ha apartado de la Casa de Nariño en los últimos meses, informó que “la institucionalidad del Partido Conservador nunca se ha reunido con el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo. Nuestra posición es clara y se mantiene vigente: no votaremos la reforma a la salud presentada por el Gobierno, ya que pone en riesgo la salud y la vida de los colombianos”.
El escrito es aclaratorio y lo publicó la casa política para desmentir algunas afirmaciones que apuntaban a acercamientos entre la colectividad azul y el gobierno del presidente Gustavo Petro.
De hecho, se alcanzó a especular que el conservatismo estaría haciendo ‘lobby’ para quedarse con el Ministerio del Deporte a cambio de aprobar la polémica reforma en el Senado después del 16 de febrero. Esto tras la pronosticada salida del cargo de la ministra Astrid Bibiana Rodríguez, quien no logró que Colombia se quedara con la sede de los Juegos Panamericanos.
Sin embargo, como bien lo expresa el mensaje, se habla es de la “institucionalidad”.
En otras palabras, la propia casa política no descarta que algunos senadores rebeldes estén hablando directamente con el Gobierno porque la estrategia del ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, es saltarse las directivas de los partidos y hablar directamente con los congresistas.
En el partido, por ejemplo, no es secreto la cercanía del senador Carlos Trujillo con la Casa de Nariño y él aún conserva una pequeña fuerza al interior del conservatismo.
Esta no es la primera vez que la institucionalidad del Partido Conservador cuestiona la reforma a la salud. Desde que empezó a concebirse el texto durante el ministerio de la psiquiatra Carolina Corcho, el partido hizo fuertes cuestionamientos y hasta se unió con el partido de La U y el Liberal para tratar de enderezar la redacción del proyecto a través de comités de expertos que, finalmente, no funcionaron porque el Ministerio de Salud se radicalizó e insistió en las líneas gruesas.
Tampoco es la primera vez que las directivas tienen que salir a reconfirmar su posición oficial y en contra de la reforma.
En noviembre de 2023, cuando el proyecto cursaba su trámite en la plenaria de la Cámara de Representantes, la bancada presidió una conferencia de prensa y aclaró: “Desde el Partido Conservador desmentimos la información que circula en redes sociales que dice que nuestros representantes a la Cámara votaron afirmativamente la reforma a la salud. La posición de bancada es votar no a esta reforma, y así lo seguiremos haciendo”, destacó la bancada de derecha.
Y así se mantienen actualmente.
El senador y director del conservatismo, Efraín Cepeda, ha sido claro en que, pese a todos los ajustes, la reforma a la salud no convence y deja más dudas que certezas.