SEMANA: ¿Qué opinión le merece el impase del Gobierno con el ELN? Gustavo Petro anunció un cese bilateral al fuego, pero esa guerrilla lo desmintió.

CAMILO GONZÁLEZ: Me parece que es una falla de apreciación por parte del gobierno. Tomó un comunicado del ELN donde habla que está interesado en considerar el cese bilateral como si fuera una situación de hecho. Creo que hubo una precipitad. Ahora, la respuesta del ELN me pareció moderada, no es desproporcionada. Lo que hacen es reagendar la discusión en la ronda que se hará en México a partir de febrero. Es un traspiés para el Gobierno porque le quita capacidad de maniobra con los elenos, que estarán más estrictos y a la defensiva; pero en conjunto la idea de buscar acuerdos humanitarios a corto plazo sigue en pie, no de buscar ya una negociación sustantiva, definitiva, pero sí un período de disminución de violencia en las regiones.

SEMANA: ¿Cree que se puede perder la confianza en la mesa de negociación?

C.G.: Creo que por este hecho no. Hay un ambiente de interés de las partes, del conjunto de la delegación. Es muy temprano para decir que este tropiezo vaya a hacer perder la confianza. Lo que sí pasará es que se aclararán muchas cosas. El ELN es una organización que ha tenido una metodología, unos procedimientos que tienen un gran formalismo. El criterio de ellos es la bilateralidad y de ahí no se mueven: bilateralidad para comunicados, para todo tipo de pasos. Al mismo tiempo, ellos están en una fase de exploración. Todavía no han tomado una decisión de ir a una negociación para dejar la lucha armada.

SEMANA: ¿Cómo así?

C.G.: Lo que ocurre es que el ELN definió en su último congreso hacer aproximaciones para explorar la posibilidad de negociaciones y sus términos. Eso significa que otro congreso del ELN tendrá que decidir en un momento determinado qué decisión se tomará para pasar a una negociación con una ruta definitiva para dejar la lucha armada. Ellos no han dicho ‘vamos a la terminación de la lucha armada’. Han dicho que van a ver las condiciones en la mesa, las condiciones de cambio.

SEMANA: Pero entonces, ¿el traspiés ocurrido esta semana sí llevará al Gobierno a tener desventaja frente al ELN en la mesa de diálogo?

C.G.: Le toca al Gobierno, en la próxima ronda, dedicarle un tiempo a establecer un reglamento de comunicaciones, de conversaciones previas a decretos. En ese sentido, el paso inmediato no será entrar en puntos sustantivos. Esta no es una crisis, es un impase, una dificultad. Fue una falla de precipitad.

SEMANA: ¿En definitiva, se apresuró el presidente?

C.G.: Yo creo que hubo una interpretación, como lo dijo el ministro del Interior, equivocada del comunicado del ELN donde anunció el cese al fuego de Navidad a Año Nuevo. Esa frase pudo ser tomada como una correspondencia frente a un cese coyuntural, pero el Gobierno lo tomó como una invitación del ELN a un cese bilateral. Yo creo que, aunque lo hubiera tomado de esa manera, lo adecuado era establecer una comunicación directa antes de expedir el decreto. Fue una interpretación optimista, muy subjetiva, que llevó a tomar un paso que resultó fallido. Por supuesto que en una mesa hay partes y la otra parte tuvo que ser consultada antes de sacar un decreto de semejante magnitud.

SEMANA: ¿Este incidente sirve para confirmar lo complejo que es negociar con el ELN, un grupo armado muy fragmentado?

C.G.: Es complejo, pero no porque estén divididos o tengan una estructura federativa. Es complejo por su concepción sobre los cambios y la definición que tienen sobre el papel de la lucha armada. Ellos siguen pensando que la lucha armada ayuda a sus propósitos de poder local y no se han convencido de que ese es un factor en contra de la población y los cambios. Esa es la mayor dificultad.

SEMANA: ¿Tiene afán el Gobierno por la ‘paz total’? Un cese bilateral al fuego con 4 grupos armados es complejo y muy difícil de verificar, según los expertos.

C.G.: Es una jugada muy complicada y ambiciosa. Es una acción política de presión. La percepción que se tiene es que quieren poner el acelerador en este 2023 teniendo en cuenta los tiempos políticos de la administración. El Gobierno tiene un momento particular donde tiene una coalición mayoritaria en el Congreso, una opinión favorable importante, digamos que están en su cuarto de hora. Me parece que lo ocurrido, obligará a que en la próxima ronda con el ELN, si no estaba en la agenda, el cese al fuego bilateral entre como un tema prioritario. El Gobierno sabe que lo que no se avance en el 2023 será más difícil en el 2024.