El presidente Gustavo Petro hizo reminiscencia a los años noventa cuando en las plazas de toros se aceptaba o no la gestión de un político de aquella época. La Santamaría fue en su momento un termómetro implacable para medir la opinión de la ciudadanía sobre diferentes personas que ostentaban cargos de elección popular.
En aquella década, cuando no existían las redes sociales y los celulares hasta ahora llegaban a Colombia con un costo cercano al millón de pesos, muchos políticos no se atrevían a asomarse a la plaza de la carrera 6 con calle 26 en Bogotá por temor a un chiflido masivo.
Presidentes de la época lo pensaban más de dos veces para asistir a una corrida de toros, pues, si los asistentes consideraban que su gestión no era buena, hacían sentir su inconformismo con una silbatina, eso sí, sin escuchar groserías ni insultos por parte de taurinos de todas las condiciones sociales.
A diferencia de España, donde los aficionados dejaban la bota con el vino para los remates de la corrida, en Colombia los taurinos siempre se tomaban unos tragos antes de entrar a la plaza y eso les daba un poco de valentía para desahogarse contra los poderosos políticos que llegaban a la barrera a fin de ver los carteles de lujo con César Rincón a la cabeza y afamados toreros españoles.
El exalcalde de Bogotá Samuel Moreno fue uno de los últimos políticos que recibió una fuerte rechifla y jamás volvió a los toros. Esa experiencia llevó a que expresidentes, congresistas, magistrados, grupos económicos e, incluso, un reconocido periodista radial se alejaran de la fiesta brava porque el termómetro no fallaba.Más de tres décadas después es lo que le está pasando al presidente Gustavo Petro, pero en unos escenarios y en un deporte que llega a toda Colombia: los estadios de fútbol.
No cabe duda de que las épocas cambian y la gente no traga entero, por lo que es natural una furiosa reacción ante las coyunturas del país. Lo cierto es que jamás un estadio de fútbol había sido protagonista por las rechiflas de los aficionados de manera unánime contra un presidente de Colombia y más aún sin estar presente.
Petro ha tenido que ver por redes sociales cómo en plena casa de la selección Colombia, en Barranquilla, las tribunas empezaron a entonar un rabioso “fuera Petro… fuera Petro”. Aunque el mandatario quiso distraer la atención afirmando que había sido una agresión contra su hija, no queda duda de que era imposible poner de acuerdo a las graderías para hacer dicha acción.
El Metropolitano se convirtió en un termómetro y cada vez que juegue la selección se conocerá la aceptación o rechazo de la ciudadanía por la gestión del Gobierno Petro.
Aunque muchos ofrecieron el beneficio de la duda ante lo ocurrido en la capital del Atlántico, pocos días después, durante el clásico Medellín-Nacional, las tribunas entonaron el mismo cántico de “fuera Petro”. Los videos se hicieron virales y es evidencia de que algo está pasando en el país, pues el fútbol nunca se había mezclado con la política de esa manera.
En la final Nacional-Millonarios, en la que el equipo paisa quedó campeón de la Copa BetPlay, otro grupo de hinchas expresó el “fuera Petro” en plena transmisión en directo. Aun cuando el Gobierno Petro ha dicho que todo se trata de estrategias organizadas por la oposición, los estadios están mostrando el descontento de un sector del país con el gobierno de turno y, al parecer, en algunos juegos se impondrá esa frase contra el mandatario.
No en vano está ocurriendo esta situación porque en las elecciones del 29 de octubre hubo una reconfiguración del poder regional y la ciudadanía votó por el centro y la centroderecha, dejando de lado al Pacto Histórico, en lo que fue considerado como un plebiscito contra el presidente Petro.
Sin duda, el mandatario tendrá que soportar que la ciudadanía se exprese en los estadios y, a menos que dé un giro en la ejecución de gobierno, cada ocho días se escuchará fuertemente el “fuera Petro”, que tanto atormenta en la Casa de Nariño.