A pesar de que en el pasado reciente el senador Gustavo Bolívar era uno de los principales promotores de las marchas contra los gobiernos de turno, ahora que su fuerza política está en el poder se ha vuelto un radical crítico en contra de cualquier intento de movilización en contra del gobierno de Gustavo Petro.

Así quedó en evidencia a pocos días de la marcha del 26 de septiembre, convocada para protestar contra el Gobierno ante el inminente aumento en el precio de la gasolina, la reforma pensional que anunció Petro y la controvertida reforma tributaria que estudia el Congreso y con la que se buscan recaudar unos 25 billones de pesos.

Este último punto fue, paradójicamente, el que más molestó al senador Bolívar, uno de los principales alfiles del gobierno de Gustavo Petro.

Para el senador Bolívar, a pesar de que “no serán muchos” los que asistan a estas movilizaciones, algunos “irán utilizados en su ignorancia y otros pagos”.

“La posverdad es tan efectiva que no me extrañaría ver a pobres protestando contra una reforma tributaria en la historia que grava a mineras, bancos e ingresos y patrimonios del 2 % más rico de la población. Algunos irán utilizados en su ignorancia y otros pagos. No serán muchos”, apuntó el congresista del Pacto Histórico.

Y agregó que esta “debería ser la marcha del estrato 6, aunque parcial, porque muchos de ese estrato pagaremos con gusto los impuestos que necesita el Gobierno”.

Estos pronunciamientos, como era de esperarse, no cayeron bien en los organizadores de la movilización, quienes no tardaron en salir a responderle.

Uno de los más críticos con Bolívar fue el arquitecto Pierre Onzoga, quien fue uno de los organizadores de la marcha contra las Farc en 2008.

“Se precia social y apoya al Gobierno que les cobrará más a los colombianos por la libra de arroz, sal, azúcar en las tiendas, y apoya a quien va a cancelar partidos a dedo”, le respondió Onzaga a Bolívar.

El promotor de la marcha le pidió incluso a Bolívar que también salga a marchar, porque “sus votantes saldrán”.

“Se va a quedar solo”, le advirtió Onzaga al senador del Pacto Histórico.

“Petro quiere acabar con la economía subiendo la gasolina y los alimentos en la tributaria, haremos un grito contra las reformas para que se eliminen de inmediato”, aseguró el promotor de esta movilización.

En todo caso, más allá de los anuncios de protesta, hasta ahora el gobierno Petro ha dicho que no dará su brazo a torcer. En los últimos días, en reuniones con los partidos que conforman la coalición oficialista, ha quedado claro que no se cederá en el proyecto y la meta es que quede aprobado antes de diciembre. Frente a la gasolina, el propio presidente habló de la necesidad del alza del combustible ante el inmenso hueco fiscal del fondo de estabilización de los precios.

La jornada del 26 de septiembre no es un paro, pero quienes la convocan buscan que sea un estallido social por los anuncios del Gobierno. Si la asistencia de los ciudadanos a las calles resulta exitosa, Petro pasará de ser un líder de movilizaciones sociales en el pasado a un presidente que las tendrá que enfrentar y capotear.

Mientras los políticos opositores analizan cómo sumarse indirectamente a la iniciativa, el grupo de ciudadanos avanza en las regiones con la convocatoria. No tienen financiación económica, pero están distribuidos en comités regionales desde donde convencen a tenderos, transportadores y demás ciudadanos.