No hay una sola Alcaldía de ciudad capital que haya ganado el Pacto Histórico. En las gobernaciones, ese movimiento que llevó a Gustavo Petro a la Presidencia apenas consiguió la de Nariño y su candidato, coavalado por coalición quedó elegido en el Amazonas.
El petrismo no es la única fuerza de izquierda del país, pero sí la más fuerte, y el resultado de las elecciones regionales de este domingo deja un claro panorama para las presidenciales de 2026: los apoyos que había tenido la fuerza de Petro en las presidenciales del año pasado se difuminaron, y el centro y la centroderecha tomaron un nuevo aire.
Quedan menos de tres años para que Colombia tenga que definir quién será el sucesor del presidente Petro, y a esos comicios el jefe de Estado estará llegando sin tener a sus fichas en las administraciones municipales y departamentales más robustas del territorio nacional.
En las capitales donde el Pacto ganó en 2022, ahora ese movimiento no sumó y los partidos tradicionales recuperaron el poder que habían cedido en las presidenciales del año anterior. Con ese escenario se empieza a dibujar el panorama para definir quiénes serán esos presidenciables de los próximos comicios, con un factor clave: la mayoría de quienes buscaron la Casa de Nariño en 2022 estarán ocupando algún cargo público para cuando llegue el momento de definir quiénes son los presidenciables.
Sucedió, por ejemplo, con Alejandro Char (alcalde electo de Barranquilla), Federico Gutiérrez (alcalde electo de Medellín) y Dilian Francisca Toro (gobernadora electa del Valle del Cauca). Todos ellos se postularon en 2022 y una aspiración suya (a menos que la renuncia esté sobre la mesa) tendrá que esperar.
El ingeniero Rodolfo Hernández, quien fue segundo en 2022, está fuera de toda contienda porque la Procuraduría lo inhabilitó para ejercer cargos públicos por 14 años, pese a que él insistió hasta último momento en mantener su aspiración por la Gobernación de Santander. Y si bien sí apareció en el tarjetón, sus inválidos votos solo llegaron a los 130.000 tarjetones, dejándolo en el cuarto lugar de ese departamento. El caudal que había conseguido la Liga de Gobernantes Anticorrupción se esfumó.
El otro que fue candidato en 2022, 2018 y 2010, Sergio Fajardo, con Compromiso Ciudadano, ha perdido tanto respaldo electoral que su ficha para la Alcaldía de Bogotá, Jorge Robledo, apenas pasó del 1 % de los votos y su movimiento volvió a esfumarse en las urnas.
Futuros presidenciables
Así las cosas, el espacio está abierto para que surjan nuevos liderazgos en 2026. Por los lados del Pacto Histórico, la vicepresidenta, Francia Márquez, ni siquiera fue capaz de poner de alcaldesa a su candidata, Nasly Lucumí, en su propia arena política que es Suárez (en el Cauca), lo que abre la duda sobre si podría recoger las banderas del Pacto Histórico para 2026: el fenómeno Francia Márquez pegó en el palo en su propia cancha.
El politólogo Gabriel Cifuentes advierte que “las elecciones territoriales no tienen una relación directa con el Gobierno nacional. Sin embargo, de cara a 2026, el Pacto Histórico, que tenía la oportunidad de seguirse consolidando, queda como una fuerza poco robusta para las elecciones (...). Habrá que ver cómo se comportan los liderazgos nuevos que están saliendo en el Congreso de la República, como David Luna”.
Una que ha manifestado su interés de buscar la Presidencia es la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, quien salió ganando por partida doble en las elecciones: los dos candidatos de la Alianza Verde se quedaron con la Alcaldía y la curul de oposición en el Concejo. De ahí que la representante Catherine Juvinao apunte que ella “es una de las principales vencedoras de la contienda”.
La congresista verde asegura que este resultado es un “campanazo” para el Gobierno y que “si el presidente Gustavo Petro no reendereza, no redirecciona y no comprende que esto acá es gobernando para todos, a lo mejor en 2026 se esté enfrentando al mismo escenario de Daniel Quintero en Medellín: que la ciudadanía no les permita continuar en el poder y los expulse de manera contundente”.
Si las elecciones territoriales de este 2023 fueran una cábala para las presidenciales de 2026, podría mirarse lo que sucedió en las regionales de 2019 para calcular en qué podría terminar la próxima definición por la Casa de Nariño.
Hace cuatro años, los movimientos progresistas sacaron la delantera y en cuestión de meses Petro terminó parándose en Palacio como el primer presidente de izquierda. Ahora, la derecha, la centroderecha y el centro tienen un trampolín del que pueden lanzarse para la próxima elección nacional.
“Colombia se manifestó en rechazo absoluto por la izquierda, y quienes estamos en la centroderecha encontramos una expectativa a futuro. Este resultado manda un mensaje claro, y si bien las elecciones son cambiantes, en los próximos años podría darse un fortalecimiento de la centro derecha”, comenta el senador Carlos Fernando Motoa.
En esa ruta con miras a 2026, ya la senadora María Fernanda Cabal está pidiendo un puesto de candidata, la propia alcaldesa López ha comentado sus aspiraciones nacionales y otros, como el exministro Alejandro Gaviria y el expresidente del Senado Roy Barreras, no han dejado de enfocar una posible aspiración por la Casa de Nariño.
El senador del Partido de la U Alfredo Deluque apunta que “el panorama para las presidenciales en 2026 va a cambiar de manera muy trascendental, sumándole la mala imagen del presidente y una tendencia a que el país se pueda polarizar”.
¿Se puede polarizar más Colombia? La izquierda del presidente Petro tiene la chequera y los alcaldes del centro y la centroderecha se quedaron con el poder. De que conversen, o no, dependerá el cómo termine esa relación entre el Gobierno nacional y las administraciones locales.