Para muchas mujeres, transitar por la calle se ha convertido en toda una pesadilla, no solo por la inseguridad que azota a las ciudades y los problemas de tráfico, sino también por el acoso callejero al que constantemente estás expuestas.

La Universidad de Cornell, en Estados Unidos, realizó recientemente una encuesta sobre el tema, mostrando que el 84 % de las mujeres han experimentado acoso callejero antes de los 17 años, el 82 % toman otra ruta diferente después de sufrir este acoso, el 71 % reportan que las han seguido y la mayoría de las mujeres transexuales han sido acosadas por su identidad de género.

Los resultados de este estudio coinciden con las cifras que maneja la ONU, que muestra que las principales víctimas de acoso en el espacio público, tanto en la calle como en el transporte público, son las jóvenes. En Lima, 9 de cada 10 mujeres entre 18 y 29 años han sido víctimas de acoso callejero; en Bogotá y Ciudad de México, 6 de cada 10 mujeres ha vivido alguna agresión sexual en el transporte público.

Sin embargo, a pesar de que las palabras vulgares, los tocamientos e incluso la grabación sin permiso de las partes íntimas de las mujeres en público siguen siendo comunes, la ley colombiana aún tiene un vacío a la hora de juzgar estas conductas.

En nuestro ámbito, por ejemplo, si hoy una usuaria de TransMilenio tiene que soportar que un hombre restriegue sus genitales contra su hombro y decide denunciarlo, se va a encontrar con un gran vacío legal.

Por esto, pensando en situaciones tan cotidianas y agresivas, la representante Katherine radicó un proyecto de ley, ante la Cámara de Representantes, para tipificar conductas de acoso sexual en el espacio público.

La norma contempla que quien, sin mediar consentimiento, acose, asedie física o verbalmente, realice exhibicionismo, tocamientos o filmaciones con connotación sexual inequívoca o contenido sexual explícito, contra una persona, en espacio público, se expone a una pena de hasta tres años de cárcel.

Según explicó la congresista, al tipificar el delito de acoso sexual callejero como una conducta autónoma se podrá llenar el vacío jurídico que existe hoy.

En el país, el acoso callejero es una práctica que infortunadamente se ha normalizado, atribuida en parte al machismo y la naturalización de la violencia contra la mujer, pero es un acto que pone a la mujer en una posición de indefensión y atentan con su integridad.

De acuerdo con el proyecto, el acoso callejero se tipifica en interacciones como:

- Piropos

- Miradas lascivas

- Manoseo en Transporte Público

- Acercamientos intimidantes

- Fotografías sin consentimiento

- “Agarrones”

- Presión de genitales sobre el cuerpo

- Exhibicionismo con que debe de llamar la atención de la persona acosada (desnudez parcial o total y masturbación pública)

- Fotografías no consentidas de partes íntimas de las víctimas

- Persecución

El proyecto también establece medidas de prevención para que este tipo de conductas no se sigan presentando.

“El Gobierno nacional y los entes territoriales implementarán campañas de concientización y prevención sobre el acoso sexual en espacio público, lugares abiertos al público o que siendo privados trasciendan a lo público. Para ello, deberán tener en cuenta la forma diferenciada en que este tipo de violencia se manifiesta en razón al género, la edad y la orientación sexual de las víctimas”, indica la iniciativa.