El escritor y periodista colombiano, Mauricio Vargas, vivió de cerca como reportero del escándalo del Proceso 8.000, que por poco termina con la presidencia de Ernesto Samper. Incluso, escribió un libro y varios textos sobre el espinoso tema.
En una explosiva entrevista con SEMANA, Vargas, quien vive en Francia, hizo las comparaciones de ese escándalo y el que actualmente enfrenta Gustavo Petro, por el supuesto ingreso indebido de dineros a su campaña presidencial, según denunció ante la Fiscalía su propio hijo, Nicolás Petro.
“Ambos escándalos se parecen y se diferencian. Se parecen en que estamos hablando de una financiación ilegal de la campaña. Se diferencia porque los dos protagonistas centrales son muy diferentes. Samper era un hombre de entereza, de carácter, de convicción personal, de una fortaleza que uno no le siente al presidente Gustavo Petro. Él aguantó el chaparrón porque tenía esa fortaleza. Y, aun así, como lo contamos con Édgar Téllez y Jorge Lesmes en el libro El presidente que se iba a caer, poco después de la entrevista de Fernando Botero con Yamid Amat, el presidente Samper estuvo tentado a renunciar y a punto de firmar una carta. No lo hizo porque su madre lo convenció de que no lo hiciera en una conversación que ambos sostuvieron en la hacienda Hato Grande. No siento al presidente Petro con la misma fortaleza de Samper. Siento que a él lo afectan emocionalmente las críticas y los escándalos. Además, estamos ante un problema que involucra directamente a su entorno familiar”, dijo Vargas.
Petro- según Vargas- es una persona emocionalmente mucho menos fuerte que Samper. Además, “el expresidente siempre tuvo mayorías amplias tanto en la Cámara como en el Senado. Obtuvo 111 votos en contra de que lo juzgara el Senado. Samper tuvo muy buenas relaciones con las cortes. Incluso, en momentos en que sus aliados eran procesados por la Corte Suprema, no la atacó, sostuvo buenas relaciones con los magistrados, lo mismo con la Corte Constitucional, cosa que tampoco estamos viendo ahora”.
Lea la entrevista completa:
SEMANA: ¿Por qué ha dicho que el presidente Gustavo Petro es un hombre de altas y bajas emociones?
MAURICIO VARGAS: Hay mucha información en ese sentido. La primera la dio Ingrid Betancourt en un debate de televisión, en la campaña del 2022. Ella contó que, cuando el hoy presidente era diplomático en Bruselas, lo había encontrado sumido en la depresión en el rincón de una oficina. Hay otras versiones que hablan de que esos ciclos emocionales del presidente tienen que ver con su pasado, en una época muy difícil de la violencia en Colombia y el papel que él protagonizó. Más allá de que él no hubiera participado directamente en combates, sí estuvo vinculado a otro tipo de actividades de la guerrilla que incluían cosas muy complicadas: secuestros, extorsiones, todo aquello que, sin duda, debe dejar huellas en la mente de una persona que, para la época, era muy joven. Además, Petro ha relatado que en la dura represión de las Fuerzas Militares contra el M-19 dormía con un fusil. Luego, estuvo en la cárcel. No hay que sorprenderse de evidenciar hoy huellas emocionales de ese pasado. La otra evidencia la tenemos actualmente: son recurrentes los momentos en que el presidente no aparece. Muchos periodistas hemos encontrado fuentes vinculadas a la Casa de Nariño que nos han confirmado que, en algunas ocasiones, esas desapariciones del presidente tienen que ver con esas altas y bajas emociones que tiene.
SEMANA: ¿Y cómo se expresan?
M.V.: La realidad es que el presidente desaparece del panorama durante horas, a veces un día o dos días enteros, como ocurrió en París hace un tiempo. Algunas personas que conocen la vida del entorno presidencial relacionan esas desapariciones con sus bajas emocionales, momentos en que él no quiere ver a nadie, no quiere asistir a eventos, no quiere hacerse presente en actos públicos. Eso explica esas faltas del presidente.
SEMANA: ¿Hay alguna información que el país aún no conoce en ese sentido?
M.V.: El presidente chileno, Gabriel Boric, en tiempos de campaña presidencial aceptó en un debate que tomaba ciertos medicamentos para sus problemas emocionales y una cierta tendencia depresiva. Lo aceptó. Es normal, hay muchísimos seres humanos que toman medicación para situaciones depresivas y eso les permite funcionar impecablemente en distintos campos. No creo que haya un gran secreto. A varios periodistas, fuentes cercanas al entorno presidencial así nos lo han confirmado.
SEMANA: ¿Cree que el presidente debe contar qué ocurre para ponerles fin a las especulaciones?
M.V.: Si hay algo que afecte su gestión y que explique, desde el punto de vista médico, esas desapariciones, es una obligación de la Presidencia y del propio presidente contárselo al país. Especulaba en una columna que eso puede tener consecuencias políticas complicadas. Por ejemplo, que en un momento dado, si efectivamente el presidente cae en una de esas bajas emocionales, y en el momento en que se destape un nuevo capítulo del escándalo en su contra, eso lo lleve a renunciar. No estoy diciendo que eso vaya a pasar. Solo hago la reflexión de ese riesgo como una realidad que tiene cierta base, en virtud de lo que estamos hablando.
SEMANA: ¿Siente que el presidente está solo?
M.V.: Uno siente que no hay mucha compañía. Me llama mucho la atención que la primera dama, Verónica Alcocer, no ha vuelto a aparecer, le ha bajado el ritmo, no se han vuelto a ver los dos. Tengo entendido que ella no estuvo en la ceremonia del 20 de julio. Sería bueno que el presidente llenara un poco los vacíos que tiene esta historia con explicaciones que, seguramente, son muy razonables.
SEMANA: ¿En qué se parece y se diferencia este escándalo de Petro al del proceso 8.000 en el gobierno de Ernesto Samper?
M.V.: Se parece y se diferencia. Se parece en que estamos hablando de una financiación ilegal de la campaña. Se diferencia porque los dos protagonistas centrales son muy diferentes. Samper era un hombre de entereza, de carácter, de convicción personal, de una fortaleza que uno no le siente al presidente Gustavo Petro. Él aguantó el chaparrón porque tenía esa fortaleza. Y, aun así, como lo contamos con Édgar Tellez y Jorge Lesmes en el libro El presidente que se iba a caer, poco después de la entrevista de Fernando Botero con Yamid Amat, el presidente Samper estuvo tentado a renunciar y a punto de firmar una carta. No lo hizo porque su madre lo convenció de que no lo hiciera en una conversación que ambos sostuvieron en la hacienda Hato Grande. No siento al presidente Petro con la misma fortaleza de Samper. Siento que a él lo afectan emocionalmente las críticas y los escándalos. Además, estamos ante un problema que involucra directamente a su entorno familiar.
SEMANA: Por eso, usted dice que Petro enfrenta el escándalo desde una posición muchísimo más débil que Samper.
M.V.: Sí, Petro es una persona emocionalmente mucho menos fuerte que Samper. Además, el expresidente siempre tuvo mayorías amplias tanto en la Cámara como en el Senado. Obtuvo 111 votos en contra de que lo juzgara el Senado. Samper tuvo muy buenas relaciones con las cortes. Incluso, en momentos en que sus aliados eran procesados por la Corte Suprema, no la atacó, sostuvo buenas relaciones con los magistrados, lo mismo con la Corte Constitucional, cosa que tampoco estamos viendo ahora.
SEMANA: ¿Cree que Petro se sostendrá como Samper?
M.V.: Las apuestas apuntan a que sí. En Colombia los presidentes han resistido.
SEMANA: ¿Cómo ve el escenario de Petro en la Comisión de Acusación de la Cámara?
M.V.: El Congreso ha dado muestras de independencia frente al Gobierno, sobre todo el Senado, más que la Cámara. En general, los representantes son más frágiles frente a las presiones y ofertas del Ejecutivo. En el Senado me parece que hay una clara mayoría entre opositores de las reformas tal y como Petro quiere llevarlas, e independientes que no las votarían en ningún caso como las plantea el Gobierno. No sé bien qué puede pasar en la Comisión de Acusaciones. Realmente, nunca ha pasado nada.
SEMANA: Petro dijo en Sincelejo que solo el pueblo que lo eligió podrá sacarlo del cargo. ¿Acudirá a las masas?
M.V.: El problema es que cada vez que ha acudido a las manifestaciones le ha ido relativamente mal. Han sido más lánguidas, no han logrado llenar recientemente la plaza de Bolívar. Samper nunca tuvo grandes manifestaciones en contra. Hubo algunas marchas, pero no multitudinarias. Aquí hemos visto marchas contra el presidente muy fuertes en su primer año.
SEMANA: ¿El Gobierno está paralizado?
M.V.: Solo el hecho de dedicarles tantas horas a responder y explicar y conversar en el propio Gobierno lo que está pasando debilita la gestión de la administración. Es un Gobierno de por sí paralizado. No lo digo yo, lo expresaron los senadores de la Comisión Tercera, que le hicieron a algunos ministros unos debates bastante duros sobre la bajísima ejecución presupuestal. El Gobierno no termina de arrancar. Hay cargos que no han sido provistos. Tuvimos un ministerio con un ministro encargado durante varios meses y un gabinete con movilidad de turista. Dura más una gira turística que una persona en un ministerio de Petro. Eso muestra un Gobierno inestable.
SEMANA: ¿Hasta dónde cree que llegará el escándalo de Nicolás Petro?
M.V.: Le volteo la pregunta: ¿y qué pasa si otros involucrados empiezan a hablar? Hay mucha más gente que sabe más cosas. Hay muchas personas que no han sido mencionadas.
SEMANA: Tiene nombres.
M.V.: Van a aparecer.
SEMANA: ¿Cómo ve el papel de los expresidentes frente al Gobierno?
M.V.: Creo que Uribe lo está haciendo muy bien. Ha entendido que no hace falta hacerle una oposición frontal a Gustavo Petro porque esa oposición se la hace su propio partido y, a veces, su propia familia.
SEMANA: ¿Juan Manuel Santos?
M.V.: Muy desaparecido. Ha tomado distancia, entre otras cosas, porque Gustavo Petro lo atacó cuando rompió la coalición.
SEMANA: ¿César Gaviria?
M.V.: Es el jefe del Partido Liberal, lo han tratado de sacar de todas las maneras, pero ahí sigue. Cada vez que le montan una crisis, él termina quedándose con sus bancadas y teniendo su respaldo. Es otro que ha entendido que la confrontación contra Petro no funciona. Por eso, creo, no quiso aceptar la invitación del exvicepresidente Germán Vargas Lleras para llevar al Partido Liberal a una coalición anti-Gobierno.
SEMANA: ¿Ernesto Samper?
M.V.: Es el gran amigo del Gobierno, se identifica con una cantidad de cosas y últimamente también con el escándalo.
SEMANA: ¿Andrés Pastrana?
M.V.: Pastrana es bastante más agresivo, pero no lo hace con muchísima frecuencia. No mide tanto la intensidad de sus palabras como la frecuencia de su lenguaje.
SEMANA: ¿Iván Duque?
M.V.: Iván Duque ha guardado una distancia republicana entendiendo que acaba de salir del poder, y todo eso lo ha hecho con gran altura.