La reforma a la salud está avanzando en su segundo debate en la Cámara de Representantes en medio de críticas de congresistas independientes y de oposición sobre que no hay claridades acerca del costo que tendría la implementación de ese proyecto de ley, ni de las capacidades institucionales para llevarlo a cabo.
Una de las congresistas que ha llamado la atención sobre esos reparos acerca del articulado es la representante a la Cámara por el Nuevo Liberalismo, Julia Miranda. La representante a la Cámara independiente lanza una alerta sobre que los recursos que se tienen estimados actualmente no alcanzan y llama la atención de que el Gobierno no ha dado claridad de los fondos que se requerirían para llevarlo a cabo. Esta fue su conversación con SEMANA.
SEMANA: Usted ha manifestado su preocupación sobre el presupuesto para la reforma a la salud. ¿Qué alerta envía sobre este tema?
Julia Miranda (J.M.): “Tal y como está en este momento, la reforma no subsana los tres problemas estructurales de la salud de Colombia, el problema de que los recursos económicos no alcanzan y la reforma no trae una nueva fuente financiera. Por el contrario, estimula el desbordamiento del gasto. No pone los controles, que hoy quizá sea algo positivo del sistema que tenemos, tenemos para estirar la plata de la que dispone el Estado para atender a las personas. Eso existe hoy, esos controles y, por el contrario, los quitan y se estimula al desbordamiento de la utilización de los recursos financieros”.
SEMANA: ¿La reforma tiene otras fallas estructurales?
J.M.: La otra falla estructural que no presenta la reforma, ni se ve en el corto plazo, es la carencia de suficiente personal de la salud, de todas las especialidades. Los expertos lo que dicen es que necesitamos incentivos académicos, salariales, oportunidades para que la gente que está formada entre a estudiar medicina y profesiones relativas a la salud. También hay un déficit de infraestructura que nos preocupa mucho, porque ese déficit de infraestructura afecta la prestación del servicio como hoy está planteado en la reforma, porque exige una cantidad de infraestructura nueva, no se contempla cómo se va a construir, de dónde saldrán los recursos y, además, el plazo que dispone la reforma es muy corto, de dos años.
Nos preocupa que eso tampoco se subsane en el tiempo requerido para poder prestar los servicios, sobre todo de las poblaciones rurales y de las poblaciones que se encuentran en lugares apartados.
SEMANA : Cuando ustedes le manifestaron al Gobierno, durante la Comisión Accidental, que no entendían la plata de dónde iba a salir, ¿qué les respondieron?
J. M.: Ellos dicen que eliminando las funciones de las EPS la plata tiene que alcanzar, pero en realidad lo que vemos es que eso no está basado en números, no sabemos hoy, por ejemplo, la UPC cuánto debería costar. La UPC es la unidad de pago por capitación, la que se le paga a las EPS hoy por cada afiliado que tiene, esa plata está en déficit porque no hay un cálculo sobre la realidad de lo que le debe costar a la salud del Estado.
SEMANA: Usted ha dicho que la reforma a la salud es un rompecabezas que se debe armar. ¿Qué piezas son vitales para que haya un respaldo de ustedes como congresistas al articulado?
J. M.: Echamos de menos en la reforma el cuidado eficiente, efectivo de los pacientes a lo largo de todo el sistema, no hay un solo responsable del paciente a lo largo de su tránsito por este. Nosotros, incluso para la EPS, proponíamos que ya que se le va a pagar unos recursos a la EPS por cumplir unas funciones de gestoras de salud como se denomina, pues que le dejáramos los afiliados y que esa EPS, aunque no reciba los recursos, si cumpla la función de mantener sus afiliados y guiarlos por el sistema desde que entra, identificando cuál es el CAPS al que debe acudir y a las instituciones de cuidado intermedio y alta complejidad, pero que esa EPS sea el responsable del paciente y no lo abandone nunca a lo largo de su tránsito por el sistema.
Ellos no quisieron permitir eso, no quieren que se hable de afiliados, no quieren que las EPS tengan la relación directa con los que fueron sus afiliados. Y el otro tema es el tema financiero: el desbordamiento de la ejecución presupuestal. No hay nadie que garantice que los recursos van a alcanzar, así que esas son las dos fichas del rompecabezas que hacen falta para las cuales hemos presentado unas proposiciones concretas y que si llegara a aprobarse dentro de la plenaria nosotros con mucho gusto acompañaríamos la reforma.
SEMANA: Ustedes adelantaron que todo lo que no les aceptaron en la Subcomisión de la reforma a la salud lo van a presentar en el debate. ¿De qué puntos estamos hablando?
J. M.: “Hay dos importantísimos que tienen implicaciones en cómo se calcula la UPC de manera técnica, en la que proponíamos, por ejemplo, que fuera a cargo del Consejo Nacional de Salud y que fuera vinculante la decisión técnica del Consejo Nacional de Salud, pero no lo permitieron. Y respecto de otros detalles, nosotros tenemos por lo menos unas 12 proposiciones de temas que echamos de menos y que serían subsanables con proposiciones.
Pero lo de fondo son estas dos cosas que nos preocupan enormemente: el paciente a merced de lo que pueda hacer solo y sin la identificación de un responsable al cual incluso puede acudir en demanda. En este momento la responsabilidad está totalmente diluida en las diferentes instituciones responsables esa competencia y ese respaldo al paciente.
SEMANA: Y en términos de fondo, ¿sigue la insistencia del Gobierno en erradicar de todo el sistema y hacer uno desde cero?
J.M.: Vemos algunas cosas muy importantes que se han logrado en estos tres años y que se deberían conservar. Nosotros sí creemos que hay que hacer la reforma, sin embargo, ellos no encuentran que haya nada positivo que deba salvarse del sistema.
Y así me lo contestaron a la pregunta que yo hice: ‘¿por qué no salvamos lo que está funcionando?’. Y la respuesta fue: ‘Esa es la diferencia entre ustedes y nosotros. Ustedes piensan que algunas cosas son buenas y que deben conservarse y nosotros pensamos que no hay nada bueno que deba preservarse’. Esa fue la respuesta sorprendente.
SEMANA: En medio de todo este debate de la reforma a la salud, ¿hay algún punto que la deje tranquila sobre la reforma?
J.M.: Me deja tranquila de la subcomisión que tratamos muchos partidos y muchas personas, incluso de los científicos, de los médicos, de las asociaciones que venían diciendo que el Ministerio no los había escuchado. Ellos tuvieron la oportunidad de presentar sus puntos de alarma, sus propuestas, su reforma de articulado concreto. Ellos agradecieron la posibilidad de hablarle directamente al Ministerio, que fueran escuchados y que sus propuestas se metieran en el debate del texto. Eso no lo habían logrado.
SEMANA: Usted también tiene una preocupación sobre el subsidio a la oferta en la reforma a la salud...
J.M.: El subsidio a la oferta hoy está planteado para todo el primer nivel. No importa si se necesita o no. A nosotros nos parece que ese subsidio a la oferta sí se amerita, pero sólo en los sitios apartados, rurales, en los sitios de primera atención en donde los recursos que llegan no alcanzan. Ellos están planteando subsidio a toda la oferta del primer nivel y menos van a alcanzar los recursos, porque planean darle plata a quien no la necesita, incluso estimulando esa ejecución presupuestal desbordada, porque no va a haber quien vigile las cuentas.