SEMANA: ¿Cómo ve el futuro de las cajas de compensación?
Adriana Guillén (A.G.): Este modelo se va a mantener, porque es un verdadero modelo de redistribución de ingreso. Mientras un empleador paga 400 mil pesos al año por un trabajador, ese trabajador tiene acceso a muchos bienes, servicios y subsidios que no podría por su cuenta. Por ejemplo, subsidios de 34 millones vivienda urbana o hasta de 80 millones para vivienda rural, becas para colegios con altos niveles, apoyos para las madres gestantes y los niños; tener acceso a un subsidio al cesante si se quedan sin empleo o a capacitación y formación para el trabajo, creando economías a escala que un empleador no podría lograr.
SEMANA: Estamos en un contexto de reformas sociales sobre las que usted ha hecho apuntes. Comencemos por la reforma laboral, usted ha hablado de la importancia de pensar no solo en los que ya están empleados, sino en aumentar la formalización. ¿Qué le corregiría a la reforma laboral y de qué manera incluiría a las cajas dentro de esas correcciones?
A.G.: Desde las cajas nos hemos enfocado en toda esa población que se queda por fuera. Hoy en día tenemos a 9,7 millones de personas que están vinculadas con un contrato formal de trabajo y ese contrato es la única llave de acceso a la protección social. La reforma laboral plantea mejoras importantes, pero para los trabajadores formales que están vinculados con un contrato laboral, pero el 70% la población ocupada no está vinculada a través de un contrato laboral. Esa no es la realidad ni de Colombia ni del mundo.
Nuestras nuevas generaciones y la que pesa más hoy en el mercado laboral, que es la de los millenials que tienen entre 27 y 44 años, pesan el 40 % de pasadas que fueron las que crearon toda esa normatividad. Los millenials ya no tienen un único empleador, si no que se están planteando nuevas relaciones que son consumidor - productor - plataforma o algún aplicativo tecnológico.
Esa nueva relación está por fuera de la esfera de este proyecto de reforma, porque no estamos pensando en esas nuevas generaciones. Ahora, cuando se piensa en esas nuevas generaciones no se debe pensar solo lo laboral, si no también la educación. Los jóvenes tienen acceso a oportunidades que no tenían las otras generaciones, necesitan trabajar en bilingüismo, programación, tienen que aprender otras cosas que no les estamos dando. Los programas educativos son de larga duración y no permiten que los jóvenes que están en la informalidad se enganchen en el mercado laboral.
SEMANA: ¿De qué manera las cajas podrían acompañar ese proceso para que las personas ingresen al mercado laboral y no se queden en el mundo informal?
A.G.: Tenemos un fondo de promoción al empleo y protección al cesante que nos permite capacitar para el trabajo. Hoy en día estamos haciendo alianzas con las empresas, preguntándoles qué necesitan y formando a las personas en lo que la empresa necesita. Hoy no estamos en el mundo de los títulos, si no en el de las habilidades y las capacidades. Hay que dar un viraje, porque las reformas laboral y educativa no pueden ir separadas, si no que deberían establecer un matrimonio para que seamos más efectivos.
SEMANA: A usted le preocupa que las cajas tengan que dejar de entregar ciertos subsidios a partir de la reforma pensional, porque esto va a impedir que personas que tienen algún tipo de ingreso reciban un subsidio extra de parte del Gobierno. Cuéntenos en detalle de esto.
A.G.: De esta reforma pensional rescato que se mejora el subsidio que reciben las personas mayores que no tienen acceso a una pensión que recibían alrededor de 80 mil pesos y hoy empiezan a recibir alrededor de 218 mil pesos, pero sigue siendo un subsidio muy bajo que está en una línea de pobreza extrema que corresponde a media línea de pobreza.
Entonces, estas personas pueden recibir este subsidio siempre que no reciban otro adicional y resulta que las cajas venimos entregándole una cuota monetaria a los adultos mayores que dependen económicamente de los trabajadores, sus padres. Entonces, lo que proponemos es que permitan que estos dos subsidios puedan ser concurrentes, lo que mejoraría el ingreso de estas 700 mil personas que atendemos.
SEMANA: Usted ya dejó claro que las cajas que están en Asocajas no quieren convertirse en gestoras con la reforma a la salud.
A.G.: Sí. Las de Asocajas porque sabemos que hay otro gremio que se llama Fedecajas.
SEMANA: En relación con las cajas que están en Asocajas, ¿cómo ve el futuro de su participación en el sector salud, tanto en las EPS como en las IPS?
A.G.: Lo que he defendido es que las cajas de compensación familiar han venido prestando servicios de salud desde los años 50. Sabemos hacerlo, tenemos capacidades instaladas muy importantes y estamos en todo el país. Nosotros no queremos dejar de ser prestadores de servicios de salud (clínicas, hospitales y centros médicos).
SEMANA: Como lo es Comfama en Medellín...
A.G.: Exacto. Nosotros queremos seguir prestando servicios de salud. Además de que prestamos servicios, también tenemos empresas promotoras de salud, que son las EPS que coordinan la prestación de los servicios de salud. Entonces, la reforma a la salud plantea que las EPS se transformen en gestoras de salud y vida, pero quitándole funciones que hoy tienen las EPS. La función que para nosotros es más importante es la coordinación de servicios de salud, una función que se les quita cuando se convierten en gestoras.
Entonces, si no tenemos esa función, pues no nos interesa estar como gestoras de salud y vida. Pero, además, el contexto de insuficiencia financiera tampoco nos permite tener músculo financiero para sostener una gestora. De hecho, ya tenemos cajas que en sus empresas promotoras están intervenidas, otras que están solicitando el retiro porque no les interesa quedarse como gestoras.
SEMANA: O sea que hacen faltan más incentivos de parte del Gobierno para las cajas y las EPS vinculadas a las cajas...
A.G.: Para todas las EPS, no solo las que tienen las cajas. Hoy en día si a una EPS le quitan esa coordinación en salud es como si le quitaran el corazón. A nosotros no nos importa que nos hagan giro directo, esa discusión ya está chuleada, pero la coordinación de la operación en salud sí es un tema importante. La gestora de salud y vida está generando un modelo distinto al que conocemos ahora.
SEMANA: Hay once cajas intervenidas. ¿Cómo están esas cajas? ¿Podrán volver a funcionar sin una medida del Gobierno?
A.G.: Nosotros tenemos ocho cajas intervenidas y otras tantas con unas medidas especiales. Acá nuestro llamado es a revisar cuál es el estado actual de esas intervenciones y ser estrictos con las razones que dan lugar a las intervenciones y a mantenerlas.
Por ejemplo, tenemos una caja en Córdoba intervenida hace seis años, se intervino por un tema de salud y todavía sigue con la medida. Si lleva seis años en manos de la Superintendencia, ¿cómo es que no ha podido salir del problema que dio lugar a la intervención? Entonces, acá hay un problema con la Superintendencia y con la interventoría que se hace sobre esas cajas porque es inconcebible que una caja esté intervenida seis años.